¿Cómo enseñar a tus hijos a memorizar tu teléfono y dirección mientras juegan?

Si tienes niños pequeños, tarde o temprano te habrás planteado cómo lograr que aprendan cierta información importante. Una gran mayoría de padres siempre temen que a sus pequeños les suceda algo malo en un momento de descuido, así que es clave sentar ciertas bases y proporcionar herramientas que puedan ayudarles cuando necesitan pedir ayuda.

Lograr que memoricen la dirección de casa o nuestro teléfono suele ser una de las primeras cosas que tratamos de enseñarles, y al mismo tiempo les proporciona cierta autonomía. Lógicamente, la propia idiosincrasia de los niños hace que sea difícil en ocasiones lograr que aprendan esta clase de datos tan sencillos como necesarios.

Repite y pregunta

Repetir es fundamental para memorizar. Una manera de lograr que nuestros hijos se hagan con un dato es introducirlo de forma natural, sin forzar, en las conversaciones diarias.

Por ejemplo, al salir de la vivienda, se puede decir: "Vamos a la tienda, que está cerca de nuestra casa en…". Igualmente, repetir el número de teléfono en diferentes contextos ayuda a que el niño lo recuerde. Sirve también emplear la estrategia de lanzarles una pregunta recurrente: “Venga, ahora vamos a ir a casa, ¿qué está en…?”, y dejar así que el niño o la niña puedan responder por sí mismos.

El teléfono sordo

Se le puede plantear a los niños un juego con el teléfono en el que sean ellos los que tengan que marcar dígito a dígito y repetirlo en voz alta antes de llamarnos. La mejor estrategia es la de la metáfora o el juego de roles. Por ejemplo, el teléfono ‘está un poco sordo’, y bajo el argumento de que las llamadas solo funcionan si marcan cada dígito y lo repiten en voz alta, podemos conseguir que vayan memorizando el dato.

Esta estrategia sirve perfectamente con canciones, que podemos inventar con ellos, o modificar alguna que se cante en casa con frecuencia durante las horas de juegos para incluir la dirección y el número de teléfono. Ya existen algunos temas musicales que se han creado para este propósito, como el de emergencias.

Un teléfono importante

1, 1, 2.

¿Dónde pueden ayudarme?

1, 1, 2

Si papá se pone malo,

o el abuelo se cayó,

Lo marco yo.

Lo marco yo.

1, 1, 2

[…]

El juego de la casa y el gran teléfono

Otra forma interesante de plantear el aprendizaje es a través de las manualidades. Tan sencillo como proponerles a nuestros hijos construir nuestra casa y nuestro vecindario con una caja de zapatos y otros materiales que tengamos en el hogar.

Hacer con ellos una maqueta rudimentaria e ir guiándolos puede servir para ir dejando caer la información clave. También podemos pedirles que escriban la dirección y la peguen en un lugar bien visible de la manualidad. Otorgarles la responsabilidad de apuntar los datos importantes hará más fácil que los recuerden, llegado el momento.

Esta misma actividad se puede enfocar con el número de teléfono y un poco de cartón. Se empieza recortando diez cuadrados grandes, numerados del 0 al 9. Un juego de ensayo, error y repetición en el que colocamos mal aposta ciertos números para que los niños los corrijan. Muchos mimos y risas harán el resto.

El mapa del tesoro

Esta forma de memorizar y aprender también se puede potenciar creando mapas juntos en los que los niños marquen los puntos importantes alrededor de la casa.

De hecho, es interesante que en esa información que queremos darles a memorizar también incluyamos algún que otro dato útil de nuestro entorno y de nuestros allegados (la dirección y el teléfono de sus abuelos, o de los padres de algún amigo o amiga con el que juegue y con el que la familia tenga relación).

La carta

Aunque no es la forma más habitual, lo cierto es que enseñarles a nuestros hijos a escribir una carta a uno de sus amigos o amigas, incluso proponerles que nos escriban algo que quieran contarnos, a modo de juego para ‘revelar secretos’, también puede valer para enseñarles la información básica en una situación de emergencia: dónde viven y cuál es el número para llamar a mamá o a papá. Bastaría con pedirles que sean ellos los que escriban la carta, la metan en el sobre y apunten adónde quieren enviarla (en este caso, la dirección de la casa que queremos que se aprendan) e iniciar una correspondencia en la que se repita la obligación de meter la carta en el sobre y apuntar la dirección.