Hay algunos padres afortunados que aseguran que su bebé duerme fenomenal. Otros acaban desquiciados por la falta de sueño y por la cantidad de veces que se tienen que despertar para atender al pequeño. Según Andrea de Vivar, asesor de sueño infantil, se puede estimar que un bebé duerme toda la noche cuando lo hace al menos seis horas de manera ininterrumpidas, aunque se despierte brevemente, pero se vuelva a dormir de manera autónoma. “Incluso cuando ocurre esto, hay padres que consideran que su hijo no duerme. Yo siempre les digo que su hijo sabe dormir, pero no duerme como ellos quieren”, asegura Andrea.
El sueño en bebés es totalmente evolutivo, y hasta que no tiene entre cinco y seis años no se estabiliza. Los bebés de hasta 12 meses necesitan dormir de 12 a 16 horas diarias; hasta los 2 años, entre 11 y 14 horas; entre los 3 y los 5 años, de 10 a 13 horas diarias. Hasta esa edad se incluyen las siestas. “Las ventanas de sueño es el tiempo que puede estar un bebé o niño pequeño sin llegar al sobrecansancio”, confirma la asesora de Duérmete Niño. A partir de los seis años, los niños deben dormir entre 9 y 12 horas diarias; y los adolescentes hasta los 18 años, unas 8-9 horas diarias.
Cuando el ser humano duerme se producen microdespertares de poco tiempo y en cada cambio de ciclo aproximadamente. En el caso de los adultos, muchas veces ni se enteran de dicho acontecimiento. No obstante, los bebés y niños pequeños pueden llegar a despertarse de manera completa y necesitar a sus padres, un biberón o estar al pecho para volverse a dormir. “Cuando un bebé o niños pequeño cambia de ciclo de sueño, suele ocurrir cada 40 o 60 minutos, suele tener un microdespertar. Si el niño no sabe dormirse solito, necesitará el estímulo que le ayudó a dormirse para volver a hacer: es lo que llamamos apoyo de sueño”, comenta la experta en sueño infantil.
El cambio de ciclo del sueño, hambre, el pañal sucio, fiebre, que le duela algo… Estos son los motivos más comunes de los temidos despertares nocturno-infantiles. No obstante, existen otras causas a las que los padres deben prestar atención.
La experta recomienda que, para conseguir que el niño duerma seguido y descanse de forma adecuada, será necesario establecer hábitos de sueño saludables. Crear una rutina a la hora de acostarlo que se repita todos los días. “Los horarios y la hora de acostarse son fundamentales en dicha rutina. Si siempre sigues los mismos pasos, por ejemplo, baño, masaje y pijama, cena, mimos y a dormir, poco a poco aprenderá a dormir solo y se despertará menos”, asegura Andrea.
Tener un entorno adecuado y donde el niño se sienta seguro es fundamental también a la hora de conciliar el sueño, al igual que las señales de sueño y el tiempo que puede estar despierto son sobre cansarse. “Aunque parezca mentira, un bebé o niño sobre cansado se despertará muchas más veces por la noche y además le costará mucho conciliar el sueño”, confirma la especialista.
Que el niño o el bebé tenga un apoyo de sueño que no esté relacionado con la alimentación o con el contacto físico ayuda a que tenga el sueño autónomo y logre unir ciclos de sueño sin necesidad de necesitar a sus padres.
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