'Adictos al like': cinco casos reales en los que gustar en la red pudo destrozar vidas
Lorena Rivero Benítez, autora de 'Adictos al like', reflexiona sobre el uso desmedido del móvil y la obsesión por las redes de los adolescentes
La docente de Tecnología, que imparte clase en la ESO, explica en Informativos Telecinco la importancia de escuchar a los adolescentes
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Las redes sociales y la implicación de la sociedad en las mismas avanzan a la velocidad de la luz. Cada vez son más personas las interesadas en consumir el contenido que se difunde, pero también hay cada vez usuarios más jóvenes. Los más pequeños quieren antes su primer móvil (según UNICEF, la edad media es de antes de los 11 años), pero no saben al escenario al que se exponen. La mayoría de ellos sueña con ser influencers, destacar en las plataformas y tener muchos seguidores. De ello ha querido reflexionar Lorena Rivero Benítez, autora de 'Adictos al like', un libro dirigido a los padres en el que trata de explicar la repercusión que puede tener en sus hijos esa obsesión por el teléfono móvil y los 'me gustas'.
"Después de la pandemia he podido ver que están haciendo un mal uso de los dispositivos. Están las 24 horas conectados. Y no se trata de decirles que dejen de usarlos, sino de que hagan un buen uso por su bienestar", explica a Informativos Telecinco Rivero Benítez, una ingeniera técnica de telecomunicaciones y docente de Tecnología que lleva dos décadas impartiendo formación en academias, empresas y centros educativos. Actualmente ejerce con adolescentes de secundaria -ESO- en un instituto de Canarias. Su experiencia le ha hecho saber numerosas situaciones personales complicadas a causa de las redes sociales y esos 'likes' que tanto preocupan ya a edades muy tempranas.
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Para la docente, un buen uso de las tecnologías -tanto de la tablets como de los ordenadores o teléfonos móviles- es que haya un límite de uso, un horario y, sobre todo, que no afecte en su día a día: "Que los niños puedan ir a almorzar, que haya una conversación, que salgan a la calle con sus amigos y hagan deporte... Una vida normal. Y si se les dice en un momento que dejen el dispositivo, que no tengan mucha ansiedad ni se pongan agresivos. Esos detalles -no solo verbales, su manera de actuar- son importantes de ir observando". De no haber un control, pueden tener problemas. De hecho, a Rivero Benítez le han impactado numerosas historias. Entre otras, las cinco siguientes (todas las citamos con nombres ficticios):
- Pedro, un chico de 12 años, era el alumno de su clase con más seguidores en las redes sociales. Un día, la profesora le vio mirando por la ventana. Era muy educado y no era normal, por lo que le preguntó qué ocurría, pero dijo que nada. Sin embargo, una compañera suya, preocupada, le dijo a la docente que el joven había publicado una foto por la noche y nadie le había dado 'like'. Él no sabía qué había pasado, si se había caído la red o no había gustado esa foto. El chico, a su edad, estaba preocupado porque no le habían dado like a su foto.
- Juan, un alumno algo más mayor, realizaba retos virales para tener 'likes'. Era la manera de destacar entre sus compañeros y tener amigos. Su profesora, al saber lo que hacía, le dij que no todos los retos eran buenos, ya que hay muchos peligrosos. Pero él lo veía divertido -incluso de apretar la cara o el cuello-. Le dijeron que no estaba bien. En estas situaciones, como se hizo, se procedió a llevar a cabo un protocolo e informar sobre la situación a la dirección y a su familia.
- Roberto publicaba muchas fotos, pero en todas utilizaba filtros. Se cambiaba de color de ojos, de pelo... No era la misma persona que en la realidad. Estaba obsesionado con destacar al no aceptarse a sí mismo. Su madre, al enterarse, le preguntó por qué hacía eso y le destacó que estaba bien como era. Insistió en ayudarle y esto le reconformó mucho al joven para que dejara de usar esos filtros.
- Lucía apareció de repente un día llorando en su clase. La adolescente se había fijado en las influencers y la moda de publicar fotos con la cara lavada. Entonces, nada más despertarse, decidió publicar una foto similar -con todas sus imperfecciones, como las tienen todos- pensando que iba a ser algo divertido. Sin embargo, se rieron de ella. En lugar de recibir muchos 'likes', como esperaba, recibió muchas críticas. Lo pasó muy mal y estuvo varios días llorando.
- Ángela, Rebeca y Teresa se hicieron una foto juntas. Todos los chicos de la clase dieron 'like' a las dos primeras, pero no lo hicieron con la tercera. Entonces, se generó un debate: quién cae mejor o peor, quién viste de una forma y quién de otra... A Teresa le hicieron un vacío, además de no darle 'like', de varios días. Esta situación le afectó en su rendimiento educativo. A esa edad, son situaciones que afectan mucho -la autoestima baja, el no ser aceptados, la falta de valores entre los menores...-. Y es que también hay personas que ponen 'like' sin criterio personal, es decir, dan porque un amigo o una amiga lo ha hecho o no dan porque un amigo o una amiga no lo han hecho.
Ser un buen influencer, como sueñan muchos adolescentes, requiere regularidad y mucha entrega
La docente explica que a sus alumnos les deja claro que el ser influencer también es un trabajo: "Para ser uno bueno o una buena requiere tener regularidad, publicar contenido todos los días y tener repercusión, sin saber que todo lo que se dice puede llegar a mucha gente. No son conscientes del escenario al que se exponen. Y es que estar todo el día con el móvil y las redes hace que se pierdan una etapa preciosa de su vida. Además, ahora cualquier hecho, de insultos o críticas, se puede hacer viral".
Los padres se deben ocupar de sus hijos: deben escucharles sin prejuicios y empatizar
Rivero Benítez quiere transmitir a los padres que son ellos los que se deben ocupar de sus hijos: "Hay que escuchar a los adolescentes sin que sean juzgados. Hay que conocerles y tomarse en serio lo que cuentan. Para uno puede parecer una tontería, pero para la persona afectada no. Hay que inculcarles valores". La profesora de ESO lamenta que haya casos en los que los jóvenes no saben lo que hacen por llamar la atención, como ha podido ocurrir en Ciudad Real, donde un chico de 16 años fue detenido por grabarse pegando a una persona sin hogar: "No sé qué sociedad estamos construyendo con este uso de las redes sociales".
Los amigos y la necesidad de disfrutar de la adolescencia en la calle y haciendo deporte
Muchos adolescentes no saben explicar cómo se sienten porque necesitan experimentar emociones. Al refugiarse tanto en la redes, se pierden todo lo que hay fuera. Rivero Benítez recomienda que los menores se apunten a deportes de grupo y que hagan cosas con su familia. También, a aquellos que sean más tímidos o que encuentren amigos en lo juegos virtuales en equipo, invita a que salgan con al menos uno de ellos a la calle, que busquen amistades ya sea en el centro educativo como fuera de él. Ella cree que el primer telefóno móvil debería darse a los 16 años. A pesar de que haya control parental, ellos buscarán estrategias para evitarlo y si no tienen lo que quieren pueden ponerse agresivos. Lo mejor es que lo padres argumenten por qué no les dan lo que quieren y educarles. Tienen que desarrollarse como personas humanas.