Rocío García es profesora de primaria en un colegio de Madrid, y además es madre de Cloe, una niña de once años, que como otros tantos niños y niñas ya no tiene clase. Han empezado las vacaciones escolares, ese periodo en el que no hay que madrugar, no es necesario ir al colegio, ni estudiar.
Son casi dos meses y medio de completa libertad en la que hay mucho tiempo libre, demasiado a veces. Y a Cloe, que es una niña despierta, con mucha curiosidad por la vida, tantos días sin nada que hacer, se le hacían largos. Por eso Rocío le puso remedio y se ha inventado lo que llama Diarios de Verano y Campamento Familiar. Dos ideas de actividades para entretener y repasar lo aprendido en clase, que han empezado a "comprarle" sus amigos y conocidos, y que ella se plantea hasta comercializar, visto el éxito de las propuestas.
"Algunos conocidos me piden consejos y hay quien hasta quiere que se lo haga yo. En mi caso empecé a buscar como usar el tiempo que teníamos de más para que fuera de calidad, que nos sirviera para crear vínculos, pero a la vez ayudar a fomentar la lectura y favorecer su desarrollo cognitivo y motriz. Y así salieron estas dos ideas, que nosotras hacemos en inglés, aunque pueden ser en cualquier idioma", explica.
De este modo, cuando se va acercando el periodo estival Rocío se reúne con Cloe y planean lo que van a hacer:
"Lo primero es programar el verano y organizar las actividades. Crear un calendario donde tus hijos pueden ver lo que viene del tipo esta semana nos vamos de vacaciones, esta tienes un campamento. Y dejar a la vista un horario. Porque los niños y niñas necesitan conocer su rutina. Puede ser un horario flexible por eso de que estamos en vacaciones donde ponga: desayunamos juntos, playa, comer, lectura, siesta, tiempo de juego. Eso les sirve para anticipar lo que va a pasar y les tranquiliza. De lo contrario, ocurre que a final de verano los niños están desorientados. De ahí, de ese descontrol de no tener rutina (aunque sea flexible) vienen las rabietas en los pequeños, el que no estén centrados y estemos deseando que vuelva el cole", explica.
El primer diario que le organizó a Cloe fue cuando aún estaba en su etapa de infantil, creó para ella unas tareas sencillas, de dibujos, reconocer letras, teatralizar un cuento (Caperucita). Les salió tan bien, y se divirtieron tanto, que desde entonces repite.
Cuando llegan las vacaciones prepara ese diario de actividades personalizado, que ahora comparte. Son ideas, donde se incluyen "sin que se note" repaso escolar y que aconseja ir poniendo en una libreta, pero que también pueden meterse en una caja o donde se prefiera porque en sus propuestas cabe de todo.
Así se pueden crear:
Últimamente que su hija ya es algo mayor está añadiendo lo que llama "un contrato de pantallas", que no es otra cosa que un acuerdo donde se establece que se van ganando minutos de visualización dependiendo de las tareas que se hagan, del estilo hacer la cama o recoger el cuarto equivalen a 5 minutos.
"Hay que ir adaptando las actividades a las edades. Ahora le voy a preparar un diario a una amiga que tiene una niña de 9 años donde le pondré la lista de deseos, el contrato de pantallas, el bingo de lectura y el tarro del aburrimiento. Pero también estoy componiendo uno para una mamá de una peque de un año y medio, y lo que hemos hecho es un cuaderno donde tiene que dibujar a su familia, poner su mano llena de pintura en una hoja. Es decir, a cada cual según su edad. El objetivo no es otro que entretener y que disfruten. Que hagan, lo que hagan, pero divertidos. Y si de paso aprende, pues mucho mejor, porque todo sirve para repasar los conceptos del colegio", comenta.
Siguiendo esa misma concepción de "aprendizaje entretenido", esta profesora mamá propone también lo que llama campamentos familiares y que es la segunda de sus propuestas para el verano: "El concepto es parecido, se trata de hacer una planificación de un campamento casero con una temática personalizada. Nosotras hemos hecho de todo y siempre funciona bien porque es sobre algo que les gusta. Para que no falles hay que elegir un tema que sepamos que les va a interesar", explica.
Unos días donde todo gira a un tema elegido como por ejemplo (propone) los helados.
"Se crean unas fichas con helados dibujados y hay que que contar las bolas, o sumar los conos (matemáticas), escribir una receta inventada de cómo hacerlo (lengua). Recetas que luego hay que elaborar entre todos y ver cómo se pasa de líquido a sólido (física). Asi pasa también, que sin darse cuenta están aprendiendo y se divierten, ese es el objetivo", insiste.
Son recomendaciones para ocupar el tiempo en verano que además también sirven para algo más importante aún, atesorar momentos. "Lo más bonito de todo esto es que se van creando recuerdos para toda la vida. Hay que generar recuerdos porque los veranos infantiles desaparecen muy pronto", comenta
Porque esas libretas de actividades caseras, esas tareas que hemos hecho en familia son un tesoro que algún día recordaremos con cariño.