El negocio de las clases particulares ha prendido en España como la pólvora y es fuente de desigualdades en la pieza clave de la igualdad de oportunidades en una sociedad: el sistema educativo. Casi la mitad de los alumnos en edad escolar (47%) recibe este tipo de formación, que está fuera de la educación reglada. Pero, si bien el porcentaje de alumnos de la red pública que asiste a estas clases (46,5%) es sólo algo menor que el de la concertada (50,1%) (no se proporcionan datos de la privada en este apartado), el mayor sesgo social se produce en el gasto medio por estudiante que para esta formación dedican los hogares según sus recursos económicos: 606 euros las familias cuyos hijos asisten a colegios privados en secundaria, casi tres veces más que los de la pública (235 euros) y más del doble que los de la concertada (300 euros). Además, mientras las familias de la privada invierten más en idiomas y en ampliar las competencias de sus hijos, en la pública es mayor el porcentaje que tiene que gastar recursos en clases de recuperación de las materias troncales.
Todas estas conclusiones se extraen del informe Educación en la Sombra en España: una radiografía del mercado de clases particulares por etapa escolar, capacidad económica de los hogares, titularidad de centro y comunidad autónoma, elaborado por el centro de política económica EsadeEcPol. El mercado de las clases particulares movió 1.700 millones de euros en el curso 2019-2020 en España, según la Encuesta de Gasto de Hogares en Educación -850 millones de euros, según la Encuesta de Presupuestos Familiares-.
En cuanto al porcentaje de alumnos que reciben estas clases, en la segunda etapa de infantil alcanza el 30% (con cinco puntos porcentuales más en la concertada que en la pública) mientras que en primaria llega hasta un 45% en ambas redes. Es en la ESO y Bachillerato, donde la concertada se dispara hasta un 63% y 74%, respectivamente, mientras que la pública estos porcentajes se elevan hasta el 51% y 56%, respectivamente.
Por comunidades, el mayor porcentaje de alumnos que reciben estas clases se encuentra en el País Vasco (56%) y el menor en Castilla La Mancha (36%).
De cada tres euros gastados en clases particulares en España, dos van para ampliar y perfeccionar (clases de idioma, mayoritariamente el inglés, y artes) y uno a reforzar y recuperar materias del currículum. Los idiomas concentran el 46% del gasto en clases particulares y son la prioridad número uno en el gasto de las familias españolas en esta partida. “Esto es especialmente evidente entre las familias que llevan a sus hijos a colegios privados y concertados, pero también bastante claro en las familias que optan por los centros públicos. Cuantos más recursos tiene una familia, mayor es su gasto en clases de idiomas”, señala el estudio.
Del informe se desprende que las familias pudientes se afanan en proporcionar a sus hijos una ventaja competitiva que asegure su acceso a instituciones de élite (desde el preescolar a la universidad), mientras que el esfuerzo económico de los hogares más pobres se centra en recuperar y remediar lagunas académicas. "Las clases particulares que consumen los hogares de renta más baja (sobrerrepresentados en la escuela pública) están destinadas más a una finalidad de refuerzo, por eso dedican un porcentaje mayor de su gasto a clases particulares en materias curriculares centrales. Sin embargo, los alumnos de la concertada y privada, de hogares más ricos, destinan un gasto absoluto en euros bastante parecido a estas clases curriculares centrales, pero mucho más en idiomas y enseñanzas artísticas", explica Ángel Martínez, economista Investigador en EsadeEcPol y uno de los autores del informe.
El gasto medio por alumno en clases particulares ascendió a 270 euros por curso escolar (siendo el más alto el de la Comunidad de Madrid, con 350 euros de media y el más bajo el de Castilla la Mancha con 153 euros.
Por etapas, el gasto medio por alumno (gasto por alumno agregado del sistema, es decir, contando a aquellos alumnos que no acuden a este tipo de clase y como consecuencia su gasto es cero, con lo que ello implica a la hora de calcular una media) es de 117 euros en el segundo ciclo de infantil; 223 euros en primaria; 358 euros en la ESO, y 420 euros en Bachillerato. El gasto en clases particulares en infantil y primaria es similar en las redes pública y concertada, e incluso en la privada, tanto en términos de gasto medio por alumno como en el tipo de clases particulares. Sin embargo, en la ESO y Bachillerato, el gasto por alumno sube un 50 por ciento en la concertada respecto de la pública, y se triplica en la privada.
"A pesar de que el porcentaje de alumnos de la pública y la concertada que reciben estas clases es muy similar, la diferencias en gasto medio son mucho más relevantes por dos posibles razones: porque asistan durante más meses y, en última instancia más horas a clases particulares, y porque estas sean más caras, posiblemente, asociadas a una mayor calidad", asegura Martínez.
El mercado de las clases particulares en España ha crecido de modo imparable en los últimos 20 años y representa una parte cada vez más importante del gasto privado en educación (casi un 15% en 2021). A pesar de la recesión económica, en 2008 y 2009 este negocio siguió con un incremento sostenido mientras el gasto de los hogares en bienes de consumo habituales caía. Tras el boom experimentado en 2016 y 2017- años en los que el gasto en clases particulares se triplicó- en 2020 se aprecia una bajada debido, probablemente, al confinamiento por la pandemia. Este mercado empezó a recuperarse en 2021. En Asia, la abrumadora mayoría de los estudiantes consumen clases particulares, y en India o Egipto, estas clases ya suplantan al sistema escolar.
"Que en 15 años haya cambiado completamente el panorama y que esta partida sea el 15% de todo el gasto de las familias en educación nos lleva a pensar que, si se mantiene la tendencia, de aquí a una década podemos estar en niveles ya bastante más cercanos a lo que se está viviendo en países asiáticos con tasas de alumnos que acuden a clases particulares superiores al 65%", asegura Martínez. "Cuando las familias destinan una cantidad tan enorme de su renta a este tipo de clases, los profesores tienen incentivos a pasarse a la educación no reglada con el objetivo de mejorara sus salarios y condiciones y se reservan, por tanto, sus mejores conocimientos y mejores apuntes y eso puede dar lugar a casos de inequidad educativa muy grandes", añade.