La presidenta del Comité Económico y Social Europeo (CESE), Christa Schweng, avala que una empresa rechace contratar a un trabajador si no desea vacunarse contra el coronavirus. Es una dura afirmación que plantea dudas legales.
El CESE es un órgano consultivo de la Unión Europea que “representa a las organizaciones de empresarios y trabajadores y otros grupos de interés”. Para ello, emite dictámenes para las diferentes instituciones europeas y actúa como intermediario entre las propias instituciones. Christa Schweng es la segunda mujer que lidera el órgano en el siglo XXI. "Como empresario, puedo decidir con quién firmo un contrato. El trabajador, por su parte, puede decidir si quiere trabajar en una empresa que le exige vacunarse o no", ha manifestado la directiva austriaca. Sin embargo, Schweng ha defendido que las instituciones no impongan una vacunación obligatoria. "Una vacuna es un ataque al cuerpo y cada uno ha de decidir si está dispuesto a asumirlo o no”, ha añadido.
Los sindicatos dicen que todo lo que tiene que ver con la salud es voluntario y los ciudadanos consultados por Informativos Telecinco lo ven exagerado. Los expertos consideran que sin una normativa sanitaria que imponga el deber de vacunarse de forma obligatoria ninguna empresa puede imponerla. Y ahí está el dilema. España ya se plantea exigir la vacuna para viajar y para participar en actividades culturales y recreativas. Hace unos meses, el Telegraph informó que el Gobierno de Reino Unido estaba considerando la posibilidad de dar a los recipientes de las vacunas códigos QR que permitirían acceder a eventos deportivos y culturales. La corriente, pues, es europea. Los juristas consideran que en un avión se podría exigir como en locales donde se reserva el derecho de admisión, pero no en el caso del trabajo, que es un derecho universal de todos.
La idea de los pasaportes sanitarios (o de "inmunidad", una denominación más polémica) era vincular la identificación digital de un individuo a los resultados de su prueba de COVID-19. La implicación era que si, por ejemplo, alguien había dado negativo en las últimas 24 horas, se le debería permitir entrar en su oficina o hacer un viaje en avión, por ejemplo. Pese al interés inicial en esas soluciones, las dudas sobre la inmunidad al COVID-19 y los riesgos de reinfección hicieron que se abandonase esta opción, en favor de los sistemas de rastreo de contactos. Pero fuentes de la industria creen que la perspectiva de tener una vacuna de garantías está cambiándolo todo, según destaca Business Insider. Los pasaportes podrían incorporar tres tipos distintos de estatus: aquellos que han sido vacunados, los que se han hecho una prueba para ver si tienen el virus y los que se han hecho otra para ver si tienes anticuerpos. Varias aerolíneas del mundo están pensando en un "pasaporte de vacunación".
En Australia, el jefe de Qantas, la aerolínea más grande del país, dijo que una vez que la vacuna contra el covid-19 esté ampliamente disponible, es probable que su aerolínea requiera que los pasajeros la usen antes de poder viajar al extranjero o aterrizar en Australia. El presidente ejecutivo de Qantas, Alan Joyce, señaló que ha estado hablando con sus homólogos de otras aerolíneas de todo el mundo sobre la posibilidad de un "pasaporte de vacunación" para los viajeros internacionales. Agregó que estaban buscando formas de verificar electrónicamente que las personas tengan la vacuna necesaria para su destino previsto, una tarea difícil.
Korean Air, la aerolínea más importante de Corea del Sur, dio un mensaje similar. Su portavoz, Jill Chung, afirmó que existe una posibilidad real de que las aerolíneas requieran que los pasajeros estén vacunados. Subrayó que eso se debe a que es probable que los gobiernos requieran vacunas como condición para levantar los requisitos de cuarentena para los recién llegados.
Air New Zealand se hizo eco de la posición de Chung. "En última instancia, depende de los gobiernos determinar cuándo y cómo es seguro reabrir las fronteras y seguimos trabajando estrechamente con las autoridades en esto", manifestó la compañía neozelandesa en un comunicado.
Australia, Corea del Sur y Nueva Zelanda han logrado minimizar la propagación del virus. Se las considera a nivel internacional como casos de éxito y una gran parte de su esfuerzo de contención se ha centrado en mantener alejadas a las personas infecciosas.
La Europa de los 27 ha llegado a acuerdos con varias compañías para la distribución de las vacunas por todos los países miembros. Pfizer y BioNTech, AstraZeneca, Sanofi y Johnson & Johnson tienen garantizada la distribución de sus fármacos siempre que sean aprobados por la Agencia Europea del Medicamento. Por su parte, CureVac y Moderna se encuentran cerca de alcanzar un pacto con la UE para la administración de sus vacunas en territorio europeo. “Esta crisis ha demostrado la importancia de Europa y la cooperación entre sus miembros”, ha concluido Schweng.