Son las paradojas de una sociedad compleja como la que vivimos hoy, en la que la desigualdad, la dificultad de tener un futuro, la precariedad laboral y salarial conviven con la globalización y la idea de los millennials con más talento que quieren, de una vez por todas, trabajar para vivir y no vivir para trabajar. Y no solo eso. Quieren un ambiente laboral que les emocione. Porque las nuevas generaciones ven su vida laboral muy ligada a un proyecto vital en el que cada minuto cuenta. Es el 'efecto Wow', la necesidad de crear experiencias únicas y memorables también en el trabajo. Antes llegó al marketing, pero que busca ya índices de empatía, de FANScinación.
Por eso los anuncios de Campofrío son una referencia y se convierten en virales. No se busca hacer marca sino que la gente sea fan de la marca. Lo mismo está ocurriendo con el mundo del empleo, que va a evolucionar sin freno, y más con la llegada de los robots. Las empresas necesitan que sus empleados sean fans suyos, si no retener el talento de verdad será complicado. Dos términos están de moda en los últimos tiempos aunque aún no son norma en las empresas españolas y más concretamente en las pymes: el trabajo líquido y el sueldo emocional.
El trabajo líquido pone patas arriba los conceptos que han dominado en el mundo del trabajo durante años. Los jefes ya no mandan de forma jerárquica sino que delegan promoviendo que el poder se vuelva más horizontal. La corresponsabilidad provoca que el empleado se motive, se sienta parte de algo. El ordeno y mando toca a su fin.
A eso hay que combinar el objetivo de liberar a los empleados de las restricciones de tiempo y de espacio. O lo que es lo mismo. Hablamos de horarios flexibles, que no significa que no se trabajen las ocho horas de rigor, sino que la oficina se traslada allí donde hay un trabajador conectado, los horarios dejan de ser estrictos aunque haya que fichar, porque lo que se valora es alcanzar los objetivos. Como se logren es secundario.
De hecho, empresas como Lefebvre, han creado Tempo RRHH, para digitalizar la gestión de tiempo. Víctor Martínez, jefe de producto está convencido y así lo declara a Informativos Telecinco de que el trabajo líquido es el futuro. "Lo que busca el trabajador es conciliar, flexibilizar y tomarse sus descansos. Los empleados buscan empresas transparentes y gracias a softwares como Tempo RRHH pueden gestionar junto con su empresa tanto vacaciones, turnos, horas extra... Porque ahora el trabajo ya no es tener horario fijo. Es todo más fluido, o lo que es lo mismo líquido, porque el empleado puede estar en otro país. Y para la empresa también es rentable. Los análisis de Lefebvre señalan que este tipo de sistema digital ahorra hasta 2.625 horas al año o ahorros de más de 40.000 euros al año. El trabajo líquido aumenta la competitividad y reduce en un 20% el absentismo". Es rentable, pues.
Los millenials buscan sueldo sí, pero valoran como nunca el salario emocional. Es decir, el ambiente de trabajo, los valores de la empresa, el crecimiento personal. La lista de las empresas preferidas para trabajar para los jóvenes dan ejemplo de que el talento solo se retiene si eso se tiene en cuenta. Si no, las empresas se encuentran con trabajadores piratas, que se van a las primeras de cambio, insatisfechos emocionalmente. Los días libres, los beneficios sociales y el aplauso al trabajo bien hecho funcionan. Empresas como Pixar o Google fueron las primeras en ver la importancia del espacio laboral, tanto el físico como el emocional con zonas de recreo, bares, comedores permanentes, tiendas, cursos de formación, guarderías, cursos... todo para que hacer vida fue fácil. Eliminar estrés, ansiedad y crear equipos.
El informe The Impact of Equality and Values Driven Business dejó claro ya en 2017 la demanda de esta nueva de relacionarse en las empresas al analizar más de 1.500 empresas. Los empleados reconocían que eran más productivos cuando tenían un sentimiento de pertenencia, eran escuchados y podían mostrar su verdadero yo en el trabajo. El 73% reconocían que en esas condiciones hacían mejor su trabajo. También les importaban valores como que la empresa luchara contra la brecha salarial, algo que sigue hoy siendo un reto. La conclusión es que el dinero es importante, puede que lo primero para elegir un trabajo, pero la fidelidad, hay que ganársela. Y no solo con dinero. Mejor con empatía y emociones. Volvemos pues al principio, a un modo de sentirlo todo: el efecto Wow.