A finales de los años 50, una película de serie B triunfaba en las salas de cine de todo el mundo, se titulaba: ‘El increíble caso del hombre menguante’. Contaba una historia que encaja a la perfección con la evolución del sueldo de los españoles: aumenta su cuantía pero tiene menor poder adquisitivo.
En el genial guión de Richard Matheson, Scott, su protagonista, veía que debido a su decreciente tamaño, cualquier cosa representaba una amenaza para su supervivencia, algo que sonará familiar para muchos ciudadanos que contemplan con desasosiego cómo cada vez les cuesta más llegar a final de mes.
La pasada semana, Adecco Group Institute, el centro de estudios y divulgación del Grupo Adecco, presentaba el VII Monitor Anual Adecco sobre Salarios. Entre sus principales conclusiones estaba que el salario medio en nuestro país es de 1.658 euros mensuales (un 1,2 % mayor que hace un año y el más elevado desde que hay datos). La cifra contrasta con otra realidad y es que pese a este incremento, entre 2013 y 2018 el salario medio en España “ha perdido capacidad de compra en los tres tamaños de empresas, siendo ese deterioro más importante en las firmas grandes: frente a una pérdida acumulada de un 3,1 % en el poder adquisitivo del salario medio de las grandes empresas, en las medianas se produjo una caída de un 0,2 %, mientras que en las pequeñas el deterioro fue de solo un 0,1 %.
Si enfocamos esta evolución en un periodo más corto, desde el segundo trimestre de 2017 al mismo periodo de 2019, la reducción es de un 0,7 %, lo que equivale a decir que el asalariado medio tiene, al cabo de un año, 133 euros menos en su bolsillo.
Pero incluso estos datos estadísticos pueden conducirnos a errores. El Instituto Nacional de Estadística (INE) nos ilustra sobre la diferencia entre el salario medio y el más habitual (o mediano). El primero es una media aritmética en la que hay pocos trabajadores con salarios muy altos, pero que influyen notablemente en el salario medio. Sin embargo, para obtener el salario mediano el organismo público hace una división entre los que tienen un salario superior y los que tienen un salario inferior con lo que, según datos de 2017, este se situó en 19.830,1 euros.
Si miramos por Comunidades Autónomas, según el INE, el panorama no ha cambiado respecto a otros años: País Vasco (28.204,4 euros anuales por trabajador), Madrid (27.089,1 euros) y Navarra (26.329,7 euros) siguieron registrando en 2017 los salarios más elevados, mientras que Extremadura (19.672,4 euros), Canarias (20.185,3 euros) y Castilla-La Mancha (21.033,3 euros) presentaron los más bajos.
Esta diferencia entre regiones españolas es aún más sangrante si comprobamos que no en todas el poder de compra se comporta de forma similar. Volviendo a los datos de Adecco, los salarios de siete comunidades autónomas han mejorado su poder adquisitivo respecto a hace dos años, especialmente Baleares, con más de 400 euros de mejora, y Galicia, con 251 euros anuales más que a mediados de 2017. Le siguen Navarra (199 euros), Canarias (163 euros), Cataluña (118 euros), Extremadura (22 euros) y Asturias (9 euros).
En las diez regiones restante el poder de compra de los salarios se ha reducido en los últimos dos años, principalmente en Castilla-La Mancha, con un descenso de 663 anuales desde el segundo trimestre de 2017, seguido de Murcia (-573 euros anuales), Andalucía (-419 euros anuales), La Rioja (-403 euros), Madrid (-352 euros), País Vasco (-251 euros), Comunidad Valenciana (-103 euros), Cantabria (87 euros), Aragón (37 euros) y Castilla y León (-22 euros).
Pero tener más sueldo no significa tener más dinero para gastar. Las diferencias entre la carestía de vida ente Comunidades lamina estos datos estadísticos. Así, un ciudadano de Palma de Mallorca verá como el nivel de vida en su municipio es de media un 35 por ciento superior al de un habitante de Badajoz. Una diferencia que llega al 80 por ciento para el caso de la vivienda o del 31 por ciento para la comida, según datos del portal Expatistán.
Un dato similar es el que ocurre entre el costo de vida en San Sebastián y Murcia donde la ciudad vasca es es un 39 % más cara que la capital murciana. Un diferencia especialmente sensible en vivienda (69 %) o cuidado personal (49 %).
Pero no son las únicas diferencias. Barcelona es la ciudad más cara para vivir en España, y Palencia la más barata. Aunque dentro de cada urbe también hay desigualdades. En Madrid, por ejemplo, están los cinco barrios más caros de España con El Viso a la cabeza, donde la renta per cápita es de más de 36.000 €, tal y como recoge la publicación Indicadores Urbanos 2018, del Instituto Nacional de Estadística (INE). Pero en las últimas posiciones de la lista también aparece San Cristóbal, otro barrio de la capital, que no llega a los 6.500 € per cápita.
Desde que empezó la crisis en 2008 la capacidad de compra de nuestro dinero no ha dejado de bajar. Los 100 euros con los estrenábamos en 1 de enero de ese año equivalen hoy a 113.99 euros, es decir, una inflación del 13.99 %, según el INE. Y las noticias desde el lado empresarial no son nada esperanzadoras, la mayor parte de responsables creen que no se recuperarán los salarios anteriores a la crisis en las nuevas contrataciones hasta 2025.
Quevedo primero y Machado, después, tenían claro que "todo necio confunde valor y precio", un error en que podemos caer si solo atendemos al dinero que cobramos y no a lo que podemos hacer con él en el lugar dónde vivimos.