'Shrinkflation' y 'skimpflation', las otras dos caras de la inflación que nos vacían los bolsillos
'Shrinkflation' es la reducción de la cantidad de un producto envasado manteniendo su precio
'Skimpflation' es otra práctica empresarial que reduce los servicios asociados a un producto manteniendo su precio
La mayoría de los consumidores perciben estas prácticas como un engaño de las marcas
La inflación ha tomado velocidad de crucero empujada por el aumento de precios de la energía, los combustibles y los problemas de abastecimiento. El agujero en los bolsillos crece día tras día. El Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúa la inflación en los que va de año en un 5% aunque los expertos creen que esta terminará 2021 entorno a un 3,1 %. Más allá de las cifras notan este aumento en dos fenómenos cada vez más perceptibles: 'shrinkflation' y 'skimpflation'.
Verónica Lechuga lo cuenta con sencillez didáctica a través de 'El blog salmón'. Se trata de dos conceptos desarrollado por economistas anglosajones que ponen nombre a estas prácticas comerciales por las que las marcas intentan mantener los precios de sus productos en un contexto de encarecimiento generalizado de todos los elementos que intervienen en su producción y distribución.
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Envases que encogen por la shrinkflation
Seguro que muchos consumidores han notado cómo al comprar un producto concreto este mantenía su precio, pero no su cantidad. Un bote de gel de cuerpo de un litro que antes nos costaba determinada cantidad ahora contiene 250 mililitros menos pero mantiene su importe. Eso es lo que se conoce como 'shrinkflation' o reduflación. En definitiva se trata de pagar lo mismo por menos cantidad. Es una inflación encubierta que muchos consumidores perciben como una forma de ser timados por las empresas.
La primera persona que habló de 'shrinkflation' fue Pippa Malmgren, economista asesora de George W. Bush. En su libro, 'Signals: The breakdown of the social contract and the rise of geopolitics' hablaba de un fenómeno que surgió en los años 70 como precursor de lo que luego se popularizaría como inflación y que actuaba como un aviso de esta.
Para los consumidores esta práctica cuya palabra surge de combinar los términos ingleses 'shrink' (reducir) e 'inflation' (inflación) es percibida como un estafa, ya que, aunque se aprecie el mantenimiento del precio del producto molesta, más aún la disminución del tamaño del envase. Precisamente es en este sector de los productos envasados en el que más se nota este fenómeno.
Para la teoría económica, en el origen de la 'shrinkflation' pueden intervenir varios factores como son la pérdida de poder adquisitivo de la moneda, la fuerte caída del poder adquisitivo de los consumidores y el aumento del coste de las materias primas por diversos motivos. También es posible cierta intervención de derivada de la escasez de mano de obra en determinados sectores.
'Skimpflation', la inflación que escatima en servicios
La 'skimpflation' es otra forma de pagar lo mismo pero recibiendo menos. En este caso se trata de escatimar en los servicios asociados a un determinado producto o prestación de forma que las empresas escatiman en estos bienes y servicios que nos proporcionan. Precisamente, el significado en español de 'skimp' es este de escatimar en algo.
Greg Rosalsky también fue asesor de otro presidente estadounidense, en este caso de Barack Obama, economista especializado en políticas públicas, publicaba recientemente un artículo en NPR.org en el que describía la decepción de clientes de los parques Disney en Estados Unidos tras comprobar que tras el regreso a la actividad después de las restricciones por la pandemia no había servicio de transporte entre los aparcamiento y las instalaciones, algo que les obligaba a caminar casi dos kilómetros con niños.
Un fenómeno parecido ocurre según este especialista en otros sectores en los que los encargos de comida rápida tardan más en llegar por falta de personal, los procedimientos aeroportuarios se ralentizan o las colas en los restaurantes se alargan ante la falta de mesas, camareros personal de cocina.
Más ejemplos de este proceso de jibarización de sevicios asociados a un producto, son los que cita otro economista, Tom Fishburne. En su web especializada en marketing, Fishburne, relata casos como los envases de determinados yogures que han mantenido su tamaño pero han reducido la cantidad de producto en su interior lanzando el mesaje a los consumidores de que esa merma más que una estafa representa mayor espacio para poder remover los cereales, frutos secos o trozos de frutas con los que aderezaban este producto lácteo.
Fishburne también cita la reducción en los desayunos de los hoteles, la falta de toallitas o servilletas en los baños de los aseos de empresas o públicos.
Es un fenómeno que también vemos en los servicios públicos con cierres de oficinas, reducción de personal de atención presencial o telefónica o servicios de atención al cliente que desaparecen en su forma presencial obligando a complicados procesos de citaciones telemática en los que el manejo de documentos en formato papel se hace complicado.