Más del 10 por ciento del PIB de la Unión Europea corresponde al sector turístico. Una cifra inmensa por la que pelean los principales mercados del continente. La pandemia del coronavirus ha puesto el marcador a cero en todos los países y ahora la lucha está por ser el primero en llenar sus playas y hoteles y quedarse con el mayor trozo de de esta golosa tarta. Italia, Portugal y Grecia han dado el primer paso para arrebatar a Francia y España el trono del turismo comunitario, pero todos miran a Alemania.
España es el país más competitivo del mundo en términos turísticos, según se refleja en el ‘Informe sobre Competitividad en Viajes y Turismo 2019’ elaborado por el Foro Económico Mundial (World Economic Forum), una posición de liderazgo que ya venía disfrutando desde 2015.
Según este órgano internacional, "España ha desarrollado una economía focalizada en el turismo, en la que más de la mitad de los ingresos del sector proceden de visitantes internacionales".
Pero se trata de una realidad anterior a la pandemia. Según datos de la UE, la facturación del sector en el mercado comunitario caerá este año un 50 % por el coronavirus, lo que causará un daño de hasta el 70 % en el caso de turoperadores y agencias de viaje y de un 80 % para aerolíneas y cruceros.
La Unión Europa considera necesario prorrogar hasta el 15 de junio el cierre temporal de la frontera exterior de la Unión Europea que los países del espacio Schengen acordaron en marzo. En su plan para el sector turístico no contempla la posibilidad de que algunos territorios puedan recibir viajeros internacionales antes que otros.
Dentro de ese "enfoque europeo común" la Comisión pide garantizar liquidez de las empresas turísticas, en particular la de las pymes, ayudar a los países a cubrir los costes de los planes nacionales de trabajo a corto y medio plazo, campañas de comunicación paneuropeas que presenten a Europa como el mayor destino turístico del mundo, hacer "más atractivos" los vales que las compañías aéreas ofrecen a sus clientes para compensar la cancelación de vuelos por la pandemia,
Se trata de una buena noticia para el sector que a través de la Alianza para la excelencia turística, Exceltur, ha calificado el plan comunitario como "un soplo de aire fresco muy potente" lo que permiten aspirar a recuperar la actividad este verano "de una manera superior a la prevista".
Pero mientras la Unión Europea llama a un salida coordinada entre todos, las presiones de los sectores turísticos están llevando a la toma de medidas unilaterales para recuperar la llegada de viajeros.
En Grecia, las playas ya están abiertas desde este fin de semana cuando las temperaturas han llegado a rozar los 40 grados. Se trata de una apertura con fuertes restricciones por la pandemia del coronavirus, entre las que se encuentran por ejemplo la distancia social de cuatro metros, dos sillas en cada sombrilla. Unas obligaciones que, en caso de ser incumplidas, pueden acarrear multas de entre 5.000 y 20.000 euros.
Un caso similar al de Portugal que reabrirá sus playas a partir del 6 de junio. Aquí también con importantes medidas de precaución como es que los grupos deberán guardar una distancia mínima de 1,5 metros y deberá haber al menos tres metros entre sombrillas o toldos. Se prohibirán, además, las actividades deportivas en la arena con más de dos personas, así como los botes a pedales o los toboganes en el agua.
Las autoridades portuguesas tienen también previsto establecer un sistema de colores para que lo usuarios puedan ver --en principio mediante una aplicación-- si la playa a la que desean acudir está en rojo, amarillo o verde, en función de su ocupación. A pesar de ellos, el Gobierno avisa de que "cada uno se vigilará a sí mismo" y que ya que "no se puede tener un policía por persona", no podrán imponerse restricciones.
Francia también está en esta batalla por recuperar cuanto antes el mercado turístico. El Ejecutivo galo trabaja con el horizonte puesto de en el 21 de junio, fecha en la que aspira a reabrir "el máximo posible" de sus zonas turísticas para dar comienzo a la temporada veraniega.
Para lograr ese reto, París ya ha informado de un plan de de 18.000 millones de euros de ayudas al sector de turístico de los que 1.300 millones de euros corresponden a inversiones públicas directas, así como préstamos garantizados y exoneraciones fiscales.
Pero la principal amenaza proviene de Italia. Desde este lunes, el país transalpino inicia la fase 2 de la desescalada, que prevé la reapertura de buena parte de los comercios, así como restaurantes y bares, y permite que los ciudadanos puedan desplazarse sin restricciones dentro de sus respectivas regiones.
En los restaurantes será necesaria la reserva previa y la distancia entre clientes deberá ser de un metro. Esta misma distancia será la que se deba mantener igualmente en las playas, donde están prohibidos los juegos en equipo. La reapertura de las piscinas está prevista para el 25 de mayo, aunque las regiones podrán adelantar esta fecha, y entre las normas previstas figura limitar la cantidad de personas en el agua o la posibilidad de tomar la temperatura a los usuarios.
Según el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, "volver a la normalidad es un poco como aprender de nuevo a caminar. El Estado cuenta con estar ahí para retirar y superar los obstáculos. Un paso cada vez, con prudencia y atención, de forma que se evite caer y volver atrás".
La apuesta de Conte es aún mayor en el terreno económico y fiscal. El dirigente italiano ha anunciado destinar 5.000 millones de euros para el sector turístico con lo que busca potenciar el turismo nacional y, para ello. Para lograrlo quiere dar bonos de 500 euros para que las familias viajen dentro del país. Serán de 300 euros para las parejas sin hijos y de 150 euros para quienes decidan viajar solos este mismo verano.
En España, las últimas medidas adoptadas por el Gobierno han sentado muy mal en el sector turístico que cree que nuestro Gobierno va en dirección contraria al resto de sus socios comunitarios.
Este lunes, el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, aseguraba que espera que la actividad turística se reactive a finales de junio si la desescalada va "bien", por lo que hay que hacer de España "un país atractivo desde el punto de vista sanitario", ya que el turismo requiere "confianza".
Con el objetivo puesto en esta recuperación, el Gobierno ha anunciado la creación de un grupo de trabajo que ya tiene "propuestas concretas" para hacer "experiencias turísticas sanas", con origen y destino "sano", además de "absolutamente controlado desde el punto de vista higiénico" para intentar estimular el turismo.
Entre las propuestas que baraja el sector para ganar esta carrera del turismo se baraja establecer en el aeropuerto zonas esterilizadas libres de la COVID-19, controles que garanticen la seguridad sanitaria en todo el proceso aeroportuario y facilitar todas las gestiones online, incluso no se renuncia a un pasaporte viral o inmunológico.
También se ha propuesto desde diferentes administraciones la realización de test masivos a todos los turistas antes de subir al avión para ganarse la confianza de los futuros visitantes. Además de prorrogar los ERTE que debería de ir acompañado de un plan de choque turístico destinado a este sector y una conferencia de presidentes específica para hablar de turismo.
El sector turístico en general y las aerolíneas en particular también han visto con satisfacción la decisión de no restringir la ocupación de los vuelos, de acuerdo a la recomendaciones de la Comisión Europea, que sí establece el uso de mascarillas y otras medidas, como las distancias de seguridad en aeropuertos, por lo que está trabajando para permitir que estas distancias se cumplan en las infraestructuras aeroportuarias.
Algunas administraciones locales y autonómicas trabajan en el desarrollo de certificaciones de 'COVID free' (libre de COVID) o de aplicaciones para garantizar la distancia social en zonas turísticas.
También se apuesta desde la Administración por fomentar el turismo gastronómico, cultural y de interior como parte del plan de esta reactivación.
El Gobierno no descarta tampoco el establecimiento de "corredores seguros" con otros países europeos para permitir el tránsito de viajeros sin tener que recurrir a la cuarentena obligatoria.
Desde el pasado viernes 15 de mayo, los viajeros que lleguen a España procedentes de otros países deberán someterse obligatoriamente a una cuarentena de 14 días mientras dure el estado de alarma, según una orden del Ministerio de Sanidad, que ha causado perplejidad y desconcierto en el sector.
La medida ya ha sido respondida por Francia que aplicará la mismo medida a los visitantes españoles que lleguen a suelo francés.
Esta 'cuarentena obligatoria' es la que ha puesto en pie de guerra al sector turístico español que la considera un profundo error. La patronal de Exceltur recuerda que no solo es una medida disuasoria para los turistas extranjeros, sino que también los es para los españoles que decidan viajar fuera, ya que les pasaría lo mismo a su regreso.
"Lo lógico es que cualquier ciudadano alemán o inglés que estuviera dudando si viajar o no a España este verano y lea mañana esta noticia reserve en otro sitio", ha lamentado.
Pero la crítica más dura ha venido desde el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés)que considera que, con la medida, España "está mandando un mensaje de desventaja" competitiva.
Las empresa turísticas españolas confían que la presión de Alemania y de su potente sector de vacaciones obligue a España y al resto de países del sur de Europa a avanzar juntos en esta desescalada. Este lunes está prevista una cumbre telemática convocada por Berlín y a la que acude España y otros países con el objetivo de coordinar la apertura gradual de las fronteras interiores con el fin de relanzar el turismo,
Se trata, según la ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, de "alinear las medidas para facilitar el movimiento de turismo y las operaciones de las empresas turísticas".
En cualquier caso, todos los expertos del sector coinciden que tras la pandemia de COVID-19, los ciudadanos recuperarán las ganas de volver a viajar y de disfrutar de unos días de descanso haciendo lo que más les gusta.
Pero también están de acuerdo en que la pandemia puede suponer un vuelco en nuestra forma de entender el turismo de masas con destinos saturados y sin una sostenibilidad en el horizonte.