Las mujeres, las poblaciones urbanas y las personas en desplazamiento se han visto afectadas de manera "singular y desproporcionada" por las consecuencias socioeconómicas derivadas de la pandemia de COVID-19, que ha dejado a los que ya eran vulnerables, "al borde del precipicio", según un estudio de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (Federación Internacional).
"Quienes ya eran vulnerables debido a conflictos, al cambio climático y a la pobreza, se encuentran al borde del precipicio. Muchas de las personas que antes podían resistir a las crisis son ahora vulnerables y necesitan asistencia humanitaria por primera vez en la vida", ha alertado el presidente de la Federación Internacional, Francesco Rocca. La investigación, publicada este lunes, aporta un panorama mundial, con particular énfasis en diez países: Afganistán, Colombia, El Salvador, España, Filipinas, Iraq, Kenia, Líbano, Sudáfrica y Turquía.
En concreto, sobre España, el estudio refleja que existen pruebas de que, durante el confinamiento inicial aumentaron los niveles de ansiedad de la población. Según una encuesta realizada a unas 1.500 personas, todas ellas atendidas por Cruz Roja Española, el 43% por ciento de las personas beneficiarias de la asistencia experimentaban preocupación "siempre" o "casi siempre"; el 29% se sentían tristes, y el 25%, deprimidas. Además, el 34% señaló que tenía dificultades para dormir. Las causas subyacentes de estos problemas no están claras, según precisa la ONG, pero es probable que, en muchos casos, el estrés provocado por la pandemia "exacerbara los síntomas preexistentes".
Así, precisa que las personas que eran nuevas beneficiarias de la asistencia de Cruz Roja desde el comienzo de la pandemia informaron de esos síntomas en mayor medida que las personas que ya recibían esa asistencia antes de la pandemia. El estudio de la Federación Internacional también revela que la crisis ha conllevado el aumento de los niveles de pobreza y desempleo, la agudización de la inseguridad alimentaria, el aumento de los niveles de vulnerabilidad ante la violencia, un descenso en la educación, y la reducción de oportunidades para los niños. Además, añade que ha exacerbado los problemas de salud mental.
En general, indica que las mujeres acusaron efectos más significativos que los hombres en lo que atañe a sus ingresos, riesgos más elevados ante la COVID-19 debido a sus funciones de cuidado de otras personas, una mayor exposición a la violencia sexual y por motivos de género, y efectos en su salud mental.
Cruz Roja precisa que es por ello que en España las mujeres constituyen el principal grupo de población beneficiario de actividades de salud mental y apoyo psicosocial, ya que notificaron más síntomas de problemas que los hombres. "Un día me vi abrumada por estos pensamientos (miedo a contraer el virus, angustia y sentimiento de culpa por no ser capaz de alegrarse al ver sus familiares), y recurrí a Cruz Roja, que me brindó la ayuda que necesitaba a través del servicio 'Cruz Roja Te Escucha'", señala Elena, de 67 años.
Según cuenta, gracias al apoyo psicológico que ha recibido, ha podido organizar sus pensamientos, ser más objetiva y ver la situación desde una perspectiva diferente. "Me alivia saber que puedo desahogarme con alguien, y que el psicólogo al otro lado de la línea me comprende, no me juzga y es profesional", añade.
Del mismo modo, según una encuesta realizada a las personas beneficiarias de ayuda de Cruz Roja en España, más del 5% de las mujeres con pareja declararon haber sufrido violencia sexual o de género desde el comienzo de la pandemia, cifra que, según la ONG, "probablemente sea demasiado baja debido a la escasa presentación de denuncias".
Por otro lado, el informe pone de manifiesto que la pobreza aumentó en las zonas urbanas, en ciertos casos, a un ritmo más acelerado que en las zonas rurales. Según Cruz Roja, las personas en desplazamiento fueron más proclives a perder su empleo o a una reducción de horas de trabajo, durante la pandemia y fueron objeto de un "amplio olvido" en las medidas oficiales de protección. Además, el documento señala que la falta de preparación dificultó la configuración de una intervención integral por parte de los países ante la crisis sanitaria, social y económica provocada por la Covid-19.
"En calidad de agentes de primera intervención a nivel comunitario, las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de todo el mundo han colmado los vacíos en esta reacción. Habida cuenta de su profundo conocimiento de las desigualdades existentes y de los cauces que las perpetúan, se encuentran entre los agentes que gozan de mejores condiciones para ayudar a las personas a recuperarse de los perjuicios causados a sus medios de vida, su salud y la educación. No obstante, necesitarán apoyo adicional, tanto político como financiero, para continuar con esta labor", ha precisado Rocca.
El informe denota también que el mundo se encamina a una recuperación "desigual". "Reiteradamente hemos advertido que la distribución inequitativa de las vacunas, además de favorecer la persistencia de elevados niveles de contagio, agravará, prolongará o exacerbará las repercusiones de esta pandemia. Mientras las consideraciones de ganancias primen sobre el sentido humanitario, y mientras los países ricos sigan monopolizando las dosis de vacunas, no podremos decir que la pandemia ha terminado", ha advertido.
En este contexto, Rocca ha pedido "abrir los ojos y tomar conciencia de lo que ocurre alrededor, y dejar de lado las palabras para concentrarse en la acción". "Caso contrario, existe el riesgo de que la recuperación tras la pandemia de COVID-19 sea tan injusta y desigual como las repercusiones de esta en sí", ha avisado.
La covid deja de ser la preocupación número uno a nivel global, pese a los signos de un "resurgir" de la pandemia, pero es la principal causa, en el caso de los jóvenes y los desempleados españoles, de pérdida de bienestar.
Los jóvenes y las personas desempleadas son los dos grupos más perjudicados por la pandemia: registran los niveles más bajos de bienestar, se sienten excluidos y presentan mayor riesgo de depresión, según refleja el Informe España 2021, presentado este lunes por la Universidad Pontificia Comillas.
Sin embargo, el grupo más vulnerable tras la pandemia tiene rostro de mujer joven y migrante.
A partir de investigaciones, barómetros y encuestas publicadas en el último año, la Cátedra José María Martín Patino de la Cultura del Encuentro radiografía un país en el que han aumentado las desigualdades y en el que se intensifica la pobreza, que tiene sobre todo rostro joven y de mujer. El informe muestra que la tasa de abandono temprano de la educación y la formación siguió siendo muy elevada en 2020 (20,2% entre los hombres y 11,6% entre las mujeres), lo que sitúa a España como segundo país de la Unión Europea con mayor porcentaje de jóvenes de entre 18 y 24 años que no tiene estudios medios y que no sigue ninguna formación, solo por detrás de Malta.
La evolución económica tampoco ha ayudado a jóvenes y parados. Entre febrero de 2020 y febrero de 2021 alrededor de 50.000 empresas dejaron de estar activas (el 3,6% de las inscritas en la Seguridad Social) la hostelería vio caer su facturación en un 45% y la producción bajó un 13% en la industria manufacturera.
La investigación muestra cómo la crisis ha aumentado los riesgos sociales y la "vulnerabilidad estructural", que, de nuevo, afecta especialmente a las mujeres, a los jóvenes y a los hogares monoparentales, en su gran mayoría con mujeres al frente.
El porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social en España ha aumentado alrededor de un 1% desde 2019, situándose en el 26,4%, la cuarta peor cifra en el conjunto de Europa.
La pandemia, subraya la investigación, ha sacado además a la luz las debilidades y carencias del sistema de atención a la dependencia y la situación de muchas profesionales de los cuidados, mujeres inmigrantes en su mayoría, con empleo inestable, salarios muy bajos y formación escasa.