De Andorra a Suiza: ¿qué países tienen menos impuestos que España en la UE?
El pago de impuestos difiere - y mucho- entre distintos países, aunque en general la UE mantiene una presión fiscal elevada dentro de la OCDE
Determinadas economías dentro de la UE ofrecen una fiscalidad más atractiva para todos, como Bulgaria o Montenegro
Otras, como Chipre o Malta, se centran en la atracción de grandes capitales extranjeros, ofreciéndoles importantes ventajas fiscales
Pagar impuestos es una obligación que no pesa igual para todos dentro de España y, del mismo modo, tampoco es idéntica si comparamos el sistema fiscal de nuestro país con el de los países del resto del mundo. Aunque el hecho de pertenecer a la Unión Europea nos determina en cierta medida y en cuanto a determinados tributos (el ejemplo más claro es el IVA), lo cierto es que el margen para diseñar políticas fiscales es muy amplio en todos los estados miembros. De ahí las grandes diferencias que existen entre unos y otros. ¿Cuáles son los países con menos impuestos que España? ¿Qué economías dentro del espacio europeo resultan más beneficiosas a nivel fiscal y para qué grupos?
¿Qué países tienen menos impuestos que España?
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Tal y como explica la propia UE, los órganos de gobierno de la Unión no intervienen directamente en el establecimiento de tipos impositivos ni en la recaudación de impuestos: cada Gobierno nacional decide los importes que pagan los contribuyentes y la manera en que se gastan los impuestos recaudados. Eso sí, la UE "supervisa las normas fiscales nacionales en determinados ámbitos, especialmente los relacionados con las políticas de la UE que afectan a las empresas y los consumidores".
El objetivo de este control es garantizar la libre circulación de mercancías, servicios y capitales en el mercado único de la UE; así como velar porque las empresas de un país no se vean favorecidas injustamente sobre sus competidores en otros países. También garantizar que los impuestos no discriminen a los consumidores, trabajadores o empresas de otros países de la UE.
Por este motivo, y dado que la UE funciona como un mercado único sin aduanas (el famoso 'libre intercambio de bienes y servicios' a través de las fronteras interiores de la UE), existen acuerdos específicos en impuestos como el IVA, así como sobre los productos energéticos y la electricidad, el tabaco y el alcohol.
El resultado es un marco europeo en el que la tónica general son unos impuestos relativamente elevados con respecto a otras zonas del mundo, precisamente porque los Estados miembros apuestan, en general, por ofrecer amplios servicios y garantías a sus ciudadanos.
Así, la UE alcanzó en 2021 una presión fiscal -es decir, la ratio que mide la suma de impuestos y contribuciones sociales con respecto al PIB- del 36,6 por ciento sobre el Producto Interior Bruto (PIB), más de tres puntos por encima de la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) -que reúne a 38 de las más importantes economías del mundo-, que se mantiene en el 33,5 por ciento. En el extremo opuesto -dentro de la OCDE- encontramos a México, con una presión fiscal del 17,9 por ciento, frente al caso de Dinamarca, que es el que mayor presión fiscal muestra: un 46,5 por ciento.
Fuera del marco de la OCDE, podemos encontrar todo tipo de casos, incluyendo el de los paraísos fiscales. La propia UE cuenta con un listado de países y territorios no cooperadores a efectos fiscales que sirve para hacer frente al fraude o evasión fiscal, la alusión fiscal o el blanqueo de capitales (es decir, el ocultamiento de la procedencia de dinero obtenido ilegalmente). En la lista se encuentran economías como la de Samoa Americana, Fiyi, Guam, Palaos, Panamá, Samoa, Trinidad y Tobago, Islas Vírgenes de los Estados Unidos o Vanuatu.
En el caso concreto de Europa como territorio, coexisten países que forman parte de la UE con otras economías que han funcionado como paraísos fiscales en el pasado y que, aunque formalmente pueden no serlo a día de hoy, siguen ofreciendo ventajas especiales que protegen y atraen a las grandes riquezas.
Estos son los países donde menos impuestos se pagan en el marco europeo:
- Andorra. Aunque estrictamente no se trata de un estado miembro de la UE, sí mantiene fuertes vínculos con la UE y forma parte de la unión aduanera, así como del espacio Schengen. El 45 por ciento de su inversión extranjera procede de España y, aunque hasta hace poco era considerado un paraíso fiscal para Europa y para nuestro país, dejó de pertenecer a este listado en 2018. Tampoco la OCDE lo integra en esta categoría. Sin embargo, es refugio indudable para grandes riquezas y empresas que se benefician de impuestos que no superan el 10 por ciento en el caso de su IRPF e Impuesto sobre Sociedades, con importantes mínimos exentos y ventajas fiscales. Es decir, solo pagarás el 10 por ciento en el peor de los casos.
- Bulgaria. Bulgaria forma parte de la UE desde el 1 de enero de 2007 y, desde entonces, sus impuestos han cambiado para armonizarse con respecto al resto de Estados miembros, aunque sus tipos son muy bajos tanto para empresarios como para trabajadores. Para empresas, el tipo máximo es del 10 por ciento. Además, existen atractivas políticas para atraer capital dedicado a determinados proyectos que el Estado trata de promover. En cuanto a su IRPF, la tasa anual del impuesto sobre la renta para contribuyentes individuales individuales en Bulgaria se mantuvo en el 10 por ciento durante el 2021.
- Malta. El impuesto de sociedades en Malta es de un 35 por ciento, pero en la práctica se sitúa en un 5 por ciento, ya que en la mayoría de casos luego se devuelve gran parte de la cantidad ingresada y, desde hace unos años, esa devolución (que se considera renta personal) no tributa en su IRPF. El impuesto sobre la Renta no resulta tan beneficioso, por otro lado, y beneficia con total claridad a las rentas extranjeras. En definitiva, vivir y trabajar en Malta como residente puede no ser muy rentable a nivel fiscal, pero sí crear un negocio o trasladar rentas como extranjero.
- Chipre. El sistema impositivo en Chipre funciona de forma muy similar al anterior: beneficia la atracción de grandes capitales procedentes del extranjero. Además, en este caso es posible mantener la residencia pasando solo 60 días al año en este país que, como Malta, es una antigua colonia británica y miembro de la UE, con todos los beneficios que ello implica. En ambos casos se ha optado por el sistema "non-dom": se trata de una fiscalidad especial para extranjeros que no residen en estos países pero que pueden disfrutar de una tributación territorial especial, mientras que los nacionales solo pueden acogerse al sistema residencial.
- Montenegro. Esta pequeña economía de los Balcanes atrae a empresarios extranjeros y trabajadores gracias a unos impuestos muy bajos que no superan el 11 por ciento tanto para personas físicas como para empresas.
- Mónaco. Aunque no se trata de un miembro de la UE, sí forma parte del área Schengen. Prácticamente no existen impuestos en este Principado, que ya no es considerado un paraíso fiscal de acuerdo con la OCDE y la UE: simplemente se trata de un país "con ausencia de imposición directa" en el que su sistema fiscal está claramente dirigido a la atracción de grandes fortunas.
- Suiza. Este país dejó de formar parte de la lista negra de paraísos fiscales en 2018, comprometiéndose a ofrecer un intercambio de información transparente con respecto a las fortunas que se refugian en sus bancos. La fiscalidad suiza no está pensada para favorecer a todos, pero sí a las grandes riquezas extranjeras y a los grandes empresarios.
En cuanto al resto de Europa, según los datos de Eurostat correspondientes a 2019 (último periodo analizado, con distinta metodología que la OCDE), la presión fiscal de la UE se situó en el 41,1 por ciento en la UE. La presión fiscal más alta la registró Francia, con un 47,4 por ciento con respecto a su PIB, seguido de Dinamarca, con el 46,9 por ciento y Bélgica, con el 45,9 por ciento. España se situó por debajo de la media europea, con el 35,4 por ciento sobre el PIB.