Los datos sobre la marcha de la economía española correspondientes al primer trimestre de 2020 se han conocido hace pocos días y no auguran un gran escenario, incluso algunos expertos aseguran que la recesión que se avecina será peor que la sufrida en 2008. De hecho, apuntan con toda claridad hacia la entrada del país en recesión técnica. Ello se debe a que, según las cifras del Intituto Nacional de Estadística (INE), la economía española acusó el impacto de la crisis del coronavirus y retrocedió un 5,2 por ciento durante los tres primeros meses del año, experimentando el mayor desplome trimestral registrado en la serie histórica, que arranca en 1970. Queda así en segundo lugar la que hasta ahora fuera la mayor caída trimestral del PIB, ocurrida en el primer trimestre de 2009 (-2,6 por ciento), en plena crisis inmobiliaria mundial. ¿Qué es exactamente una recesión técnica y cómo afectaría a España?
El término recesión se refiere a una disminución o pérdida generalizada de la actividad económica de un país o región. Para medir esa reducción, nos fijamos en la tasa interanual del Producto Interior Bruto (PIB) real, y ésta debe producirse de manera generalizada durante un período de tiempo significativo. Lo cierto es que no existe un consenso claro sobre cuánto debe durar ese periodo para que podamos hablar de recesión, pero en general podemos hablar de ella cuando se registran dos trimestres consecutivos de descenso del PIB real.
Es entonces cuando podemos usar el concepto de recesión técnica, que se produce cuando se registran dos caídas al hilo del PIB nacional. Así, un país se encuentra en recesión técnica cuando se registran contracciones del PIB nacional durante dos trimestres consecutivos. Algunos síntomas son el debilitamiento de los principales indicadores macroeconómicos, como el empleo, el nivel de precios, el consumo interno, la capacidad de pago de los agentes económicos y el nivel de producción.
En cuanto a las posibles causas de la recesión, son la sobreproducción, la disminución del consumo por escasez de demanda, la carencia de innovaciones y de formación de nuevo capital, fluctuaciones casuales, corrupción política y económica y las pandemias, como la actualmente provocada por el coronavirus.
Lo cierto es que, tras el fuerte retroceso del PIB del primer trimestre, España se encuentra muy cerca de la recesión: con toda probabilidad, el próximo trimestre volverá a generar una caída en el PIB, por lo que se cumpliría con el requisito de dos trimestre consecutivos que se exige para poder hablar de una recesión de este tipo.
Es más, se da por hecho una contracción del PIB en el segundo trimestre, mayor a la del primero, debido a que el periodo abril-junio se verá afectado de lleno por la paralización de numerosas actividades económicas como consecuencia de la declaración del estado de alarma.
En los tres trimestres precedentes (segundo, tercero y cuarto trimestre de 2019), la economía española estaba creciendo a tasas del 0,4 por ciento. El retroceso del 5,2 por ciento registrado en el primer trimestre supera las estimaciones que había realizado el Banco de España, que había previsto una caída del 4,7 por ciento, eso sí, con "muchas dosis de cautela", ya que este cálculo se basaba en suponer una proporción determinada de descenso de actividad en algunas ramas.
Por su parte, países como Italia ya han entrado en fase de recesión: la economía italiana cayó un 4,7 por ciento en el primer trimestre del 2020 en comparación con los últimos tres meses del año pasado y un 4,8 por ciento en términos interanuales. Con ese dato, que refleja el impacto que ha tenido la epidemia del coronavirus, Italia entra en recesión técnica, ya que su producto interior bruto (PIB) se contrajo un 0,3 por ciento en el último trimestre del 2019.