Los fondos soberanos, un recurso que puede ser capital en el que hay que mirarse en el espejo de Noruega
Descubre qué es un fondo soberano y cómo utilizan esta herramienta económica los Gobiernos
El concepto de fondo soberano es uno de esos términos difíciles de definir y con muchísimas implicaciones a nivel internacional. En estos días toman protagonismo en el marco de la crisis económica provocada por el coronavirus: autoridades como el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se han pronunciado a favor de la creación en Europa de esos fondos que, coordinados, permitirían "aportar una respuesta industrial a la crisis”. ¿Qué es un fondo soberano y qué importancia tiene en el contexto actual?
De forma esquemática y sencilla, los fondos soberanos serían instrumentos de inversión creados por Gobiernos de países que disponen de un exceso de ahorro, por ejemplo, provocado por sus importantes recursos petroleros (es el caso de Oriente Medio, Rusia, Noruega o Venezuela), o bien por excedentes presupuestarios (Singapur), o reservas de divisas de los bancos centrales (China). Su peso en la economía mundial es enorme: en torno de los 8 billones de dólares, o lo que es lo mismo, más de seis veces el PIB español.
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Además, estos fondos se encuentran concentrados en muy pocas manos: los fondos de China, EAU, Noruega, Arabia Saudí y Singapur concentran más de tres cuartas partes de su valor, y el cuarto restante se reparte entre casi 60 países. Por ello, los países anteriores tienen una gran capacidad para influir en la economía mundial, atendiendo a cómo decidan invertir ese dinero.
Y es que este dinero público de ‘sobra’ es utilizado por sus Gobiernos para invertir en objetivos o metas estratégicas concretas, lo que incluye la inversión en terceros países. Entre las posibles salidas que pueden darse a estos fondos encontramos objetivos financieros (obtención de rendimientos); objetivos macroeconómicos (estabilizar presupuestos y economías nacionales), el desarrollo económico de determinado sector de actividad, la financiación de un proyecto concreto... Así, por un lado estas inversiones pueden contribuir a una mayor estabilidad económica, pero todo depende de las decisiones adoptadas. Un ejemplo es el del rescate por parte de fondos chinos (CIC), de Singapur (Temasek, GIC) y de Abu Dhabi (Adia) a varias entidades bancarias que anunciaron depreciaciones récord con la crisis de los créditos hipotecarios de 2008, recapitalizándolas masivamente.
El caso del fondo soberano noruego
Un ejemplo de gestión de fondo soberano es el Noruega: el excedente procedente de la explotación de los yacimientos de petróleo y gas natural del país se utilizó para invertir (hace ya 23 años) y hacer crecer ese dinero y, a raíz de ello, se ha convertido en el fondo más importante del mundo. Supera ya el billón de euros de patrimonio (10,11 billones de coronas noruegas) para una población de tan solo 5,3 millones de personas. Es decir, hipotéticamente, 200.000 euros por persona.
No siempre se producen casos de éxito de este tipo por la simple presencia de riqueza en recursos naturales: otros países, como Venezuela, no han sabido invertir su excedente con tanto éxito. La gestión noruega sobresale por haberse centrado desde el principio en ideas como la acumulación de reservas financieras para poder hacer frente a las oscilaciones de los mercados de materias primas en el futuro, incluyendo el agotamiento de las reservas de combustibles fósiles.
Por otro lado, el fondo soberano noruego no invierte, por cuestiones éticas, en empresas dedicadas a determinadas actividades, como la industria armamentística (incluyendo a fabricantes de aviones como Boeing y Airbus), tabaqueras, etc. También existen limites a la cantidad de la que puede disponer el Gobierno anualmente, de alrededor del 3 %. Con un porcentaje tan pequeño es posible cubrir el 20 % de los Presupuestos Generales del país.