El atasco no está en la carretera, sino en los puertos de todo el mundo
Los puertos chinos, con sus estrictas medidas anticovid y las últimas inclemencias meteorológicas, tienen retrasos de semanas
El 10 de septiembre hasta 60 barcos estuvieron esperando fuera de los puertos de California para atracar, cuando antes de la pandemia era raro ver colas
Ahora se acerca la época con más movimiento en los puertos de Occidente, ya que los negocios importan mayores cantidades de productos de Asia de cara a la campaña comercial de Navidad
Desde hace meses, los puertos de todo el mundo están sufriendo retrasos, que están afectando a la cadena de suministros y la producción de las empresas a nivel internacional. El aumento de demanda de productos, las demoras acumuladas de los buques portacontenedores por la covid, el incremento de los precios de los fletes y la escasez de trabajadores portuarios y conductores de camiones, se han combinado para duplicar o triplicar los tiempos de espera en los puertos.
Lo que resulta un problema cuando el 80% del comercio internacional se mueve en estas embarcaciones. Desde China hasta Estados Unidos, pasando por Europa, en NIUS hacemos un repaso de la situación en los mayores puertos comerciales del planeta.
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Shanghái y Shenzhen, el gran parón asiático
Cuatro de los cinco principales puertos de contenedores mundiales se encuentran en China: Shanghái, Ningbo, Shenzhen y Guangzhou. Todos están sufriendo retrasos notables, de hasta un mes, según la web GoComet. Lo que causa que cientos de barcos estén atracados en las inmediaciones. Esto, a su vez, genera atrasos en los tiempos de carga y descarga de la mercancía, creando un efecto dominó en toda la cadena de suministros.
A esto se suman las estrictas medidas anticovid con las que operan los puertos chinos. Una terminal entera en Ningbo estuvo cerrada dos semanas hasta el 25 de agosto, por un solo caso de coronavirus detectado entre los trabajadores de los muelles.
A esto se suman los problemas típicos en esta zona del Pacífico, donde es habitual que haya tifones y tormentas marítimas. En la segunda semana de septiembre, las instalaciones en torno a Shanghái cerraron dos días por el tifón Chanthu. Esta semana ha ocurrido lo mismo en los puertos colindantes con Hong Kong con la tormenta tropical Kompasu.
La situación no mejorará a corto plazo según los expertos, que esperan que la congestión en el gigante asiático dure menos hasta el comienzo del Año Nuevo chino en febrero. Incluso podría empeorar antes de esa fecha, especialmente si el clima es malo o hay más brotes de coronavirus. Lo que encarecería aún más los precios de los fletes, en máximos históricos.
Los Ángeles, el puerto con más problemas
Los mayores puertos en la Costa Oeste de Estados Unidos, Los Ángeles y Long Beach, -a los que llegan el 40% de los contenedores que llegan al país- son los que más días de retraso acumulan de media, con 10 jornadas, de acuerdo a la web GoComet. En la Costa Este, en los puertos de Savannah o Nueva York la situación es algo mejor, pero tampoco óptima.
El 10 de septiembre un récord de 60 barcos se vieron obligados a hacer cola fuera de los muelles californianos para atracar, que se sumaban a los 74 navíos anclados en ambos puertos. Antes de la covid, era inusual ver a más de un buque haciendo cola.
El problema es tan grave que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha estado presionando a las empresas de transporte ferroviario, a los grupos de camiones y a los puertos para que aumenten su capacidad. De hecho, ante los retrasos -que triplican los tiempos previos a la pandemia- el puerto de Los Ángeles operará 24 horas al día, emulando a sus análogos chinos. Una política que lleva funcionando ya un mes en Long Beach.
Unas medidas que llega al mismo tiempo que la época con más movimiento en los puertos de Occidente, ya que los negocios importan mayores cantidades de productos de Asia de cara a la campaña comercial de Navidad.
Rotterdam y Felixstove, demoras a ambos lados del Canal
Los atrasos, aunque en menor volumen, también llegan a los muelles europeos. Los puertos insignia de Rotterdam en Países Bajos, Amberes en Bélgica y Hamburgo en Alemania sufren cuellos de botella. Un problema que se agrava después por el colapso de las vías fluviales que recorren estos países y son una alternativa popular al transporte terrestre.
De hecho, las barcazas portuarias se están utilizando como almacenes de mercancía ante el colapso de las dársenas marítimas y canales fluviales. Hasta 160 horas de retraso han acumulado los muelles holandeses y 40 en los belgas.
En Reino Unido, los problemas de abastecimiento derivados del Brexit, se acumulan. Felixstowe, el principal puerto del país, es el más afectado, con miles de contenedores vacíos acumulados. Las autoridades portuarias se vieron obligadas a rechazar barcos procedentes de Asia esta semana debido a la acumulación de contenedores causada por la escasez de conductores de vehículos pesados.
Tanto que la naviera Maersk, la más potente a nivel mundial, ha desviado parte de sus barcos al otro lado del Canal. Desde esa costa, puede ser trasladada en embarcaciones más pequeñas hasta Reino Unido. El problema es que, y esto pasa con cualquier puerto, mover los buques de unos muelles a otros solo traslada la congestión a otro punto del mapa, en una suerte de efecto látigo.