A prueba: Dacia Sandero GLP, la sencillez de tenerlo todo al mejor precio

  • El gas le permite un gasto de unos seis euros en 100 km mientras que el mismo trayecto con gasolina saldría por unos nueve euros

  • Comparte plataforma con el Renault Clio y el avance en dinámica, estabilidad y eficacia en casi todos los parámetros es muy destacable

A la ultrasofisticación que parece reinar en el mundo del automóvil últimamente, Dacia opone una fórmula diferente: la de ser minimalista en cuanto al gasto pero ofreciendo todo lo esencial con una calidad muy aceptable.

Aunque la versión más básica del nuevo Sandero versión berlina parte de un precio de 8.642 euros con un motor de 65 CV, nosotros elegimos la versión ECO-G, que cuenta con un motor bifuel de 100 CV que acepta como combustible tanto gasolina como gas licuado del petróleo (GLP). Es una versión más cara y mejor equipada (hablamos de precios al final del texto), pero tiene bastantes ventajas sobre todo en los consumos y en contar con la tan deseada por los urbanitas etiqueta ECO.

Cómo es

De esta tercera generación del Sandero probamos la versión berlina digamos “intermedia” en la gama, ya que por encima hay una versión con cambio automático o incluso las dos versiones todocamino Stepway, más camperas mejor equipadas y también con un sobrecoste de unos 1.300 euros. La nuestra era la Comfort TCe de 100 CV y ECO-G, es decir, a gasolina y gas licuado del petróleo.

-Empezaremos por el motor que es una de sus características diferenciadoras. Tiene 1.0 litros de capacidad, tres cilindros, 100 CV de potencia y un par máximo de 170 Nm con turbo y sistema de arranque y parada en semáforos Stop/Start. Es un motor que arranca siempre con la gasolina y luego, cuando se ha calentado, pasa automáticamente al GLP (siempre y cuando tenga gas en el depósito).

-Su velocidad máxima es de 183 km/h y su aceleración de 11,6 segundos. Son cifras ajustadas a su personalidad de coche familiar y práctico. Por otro lado, con ambos depósitos -40 litros GLP y 50 el de gasolina- es capaz de superar los 1.000 km de autonomía, lo que le hacen ideal para viajes largos. Además, nos permitirá despreocuparnos un tanto respecto a la búsqueda de gasolineras con surtidores de gas licuado.

-Contar con la instalación de gas de fábrica nos permite una mejor integración de la misma y, sobre todo, que esté incluida en la garantía del fabricante. Por otro lado, su botón de cambio de combustible queda perfectamente integrado en la parte baja del salpicadero y la información sobre la autonomía y los datos de consumo permiten su lectura en la pantallita monocroma del panel de instrumentos tras el volante.

-El consumo oficial de GLP es de 7,4 l/100 km en el ciclo WLTP. Sus emisiones oficiales son de 109 g/km y por ello cuenta con la etiqueta ECO.

-La tracción es delantera, con una caja de cambios manual de seis marchas y frenos de disco que son ventilados en el eje delantero y de tambor en el trasero. La dirección ha pasado de ser mecánica a eléctrica. Pesa 1.182 kilos.

-El Sandero ha crecido mucho sobre todo en ancho (nada menos que 11 cm.) respecto a la versión anterior. Ahora mide 4,09 metros de largo por 1,85 de ancho y 1,50 metros de alto. Su batalla alcanza los 2,60 metros y su ancho de vías (distancia entre las ruedas) también ha crecido (4 cm en el eje delantero, por ejemplo, lo que es mucho). Esto es importante como veremos en las sensaciones de conducción.

-Su maletero también crece, alcanzando los 328 litros, lo que no está mal para un coche del segmento A (1.108 litros con los asientos traseros abatidos). El asiento trasero está dividido en 60/40. Homologa cinco plazas, que en este caso sí son bastante utilizables.

-En equipamiento de seguridad cuenta con seis airbag, luces y limpias automáticos y también ADAS (sistemas de ayudas a la conducción) como el control de crucero, la frenada de emergencia, el aviso de ángulo muerto, la ayuda al arranque en pendiente, la cámara posterior con sensores de acercamiento. Las luces son de ledes todas con excepción de las largas de carretera que tienen faros halógenos. El equipamiento tiene tres niveles: Access, Essential y Comfort.

Cómo va

Lo diferencial de este coche, que es el gas como combustible, nos aportará importantes ahorros en consumo, ya que puede suponer un gasto de entre 5,5 y 6 euros hacer 100 km, mientras con la gasolina pueden estar entre los 8,5 y 9 euros (no hay motorizaciones diésel). Nosotros medimos 8,0 litros de gas en ciclo mixto en el que predominaron ciudad y autopista y 6,4 sólo en gasolina. Por esto puede ser importante tener cerca de casa o del trabajo una estación de servicio con surtidor de GLP y mantener siempre bien lleno ese depósito para minimizar el gasto en carburante. No obstante, de vez en cuando conviene hacer algunos kilómetros forzadamente en gasolina, para “mover” también ese depósito y evitar que el combustible pierda calidad y de paso pueda llegar a estropearnos el coche.

En cuanto a las sensaciones de conducción, lo cierto es que nos dejó con un agradable sabor de boca, sobre todo por el gran salto de calidad que ha dado respecto a la generación anterior. Ahora comparte plataforma con el Renault Clio (y otros elementos) y se nota. Esto, además de un impacto positivo en cuanto a ayudas a la conducción, hace que también le aporte una mayor anchura. Ese ancho extra le adorna ahora con una pisada mucho más estable y aplomada, que le acerca a la de los compactos.

La nueva dirección es mucho más precisa, aunque como en otros apartados está un paso por debajo de su “primo hermano” el Renault Clio. La suspensión es tirando a blanda y permite ciertos balanceos del coche, estando pensada para carreteras y caminos de lugares del mundo con firmes estropeados. No obstante, el coche no es inseguro y se sujeta en las curvas, aunque no se pueden esperar de él reacciones deportivas, sino una conducción razonable y sin problemas, que es lo que busca el cliente de Dacia. Sin embargo, el gas y los 100 CV de potencia, le proporcionan cierta “patada” en el bajo régimen del cuentavueltas, una reacción de empuje que resulta agradable cuando necesitamos brío por ejemplo en una salida. Su nueva caja de seis marchas bien escalonadas, le ayuda a controlar bien esa potencia a la par que el consumo de combustible, con una larga y elástica sexta marcha pensada para gastar poco.

En el interior no podemos esperar lujos pero, al igual que el diseño exterior, resulta agradable y bastante aceptable, no da sensación de “barato” en sus materiales, a pesar de que en ajustes y acabados no se le pueden pedir peras al olmo. Es espacioso, sus cinco plazas son muy utilizables, incluso la central trasera, que tiene un mullido prácticamente igual al de los laterales. La insonorización no es mala y aunque el sonido del motor es perceptible en el habitáculo, no resulta molesto.

¿Interesa?

El Sandero probado con pack Easy premium y climatización automática nos daba un precio en el configurador de la marca de 12.560 euros. Nos parece un precio muy razonable para un coche que tiene las cosas necesarias para moverse con una cierta comodidad y calidad. Entre otras cosas, porque gracias a su configuración como bifuel podremos aquilatar el gasto en combustible, si somos aplicados y mantenemos siempre recargado el depósito del gas. Pero también porque la etiqueta ECO nos puede ahorrar muchos disgustos y otorgarnos ventajas que al final pueden compensar el sobrecoste de contar con este doble sistema de potencia.

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