El Gobierno anunció hace unos días que elevará los tipos impositivos sobre el consumo de diésel y de gasolina y creará un nuevo impuesto sobre el uso medio real del vehículo en sustitución de otras figuras fiscales actuales como el impuesto de matriculación. Además, en cuanto a las ciudades se implantarán zonas de bajas emisiones en los centros de las ciudades y peajes urbanos con el objetivo de reducir la contaminación del aire.
Entre estas medidas del Gobierno, presentadas este pasado jueves en el documento 'España 2025. Fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo', destaca la posibilidad de implantar estos peajes urbanos, una tasa que se impondría en las grandes urbes y que haría que los conductores que quisieran acceder a ellas tuvieran que pagar.
Estos peajes urbanos se impondrían en las ciudades que cuenten con zonas de bajas emisiones, que a partir de 2023 serán todas las poblaciones que superen los 50.000 habitantes.
Londres es la ciudad europea donde desde hace más años funciona un sistema de peaje urbano. Acceder al centro de la ciudad tiene un coste para los conductores, con las llamadas 'Tasas de Congestión'. son un peaje urbano que funciona como tasa que se aplica a determinados conductores que circulan en la zona central de la capital inglesa.
La tasa londinense apunta a los vehículos contaminantes, que son los que más pagan. La tasa se introdujo en 2003 con un precio de 5 libras. El importe ha ido aumentado gradualmente, situándose ahora en las 15 libras. Los vehículos eléctricos o que emiten menos de 75 g/km de CO2 tienen un descuento en la tasa del 100%.
Otras ciudades son con peajes urbanos en vigor son Estocolmo (cuesta unos 7 euros), Singapur (unos 1,5 euros, Roma (una tasa de 55 euros por coche al año para los residentes), Oslo o Milán.
El peaje urbano es una tasa polémica a la que se le suele achacar que es una medida clasista, ya que es un importe único para todos los conductores. Así, las personas con mayor poder adquisitivo son las que se pueden 'permitir el lujo de contaminar', mientras que las personas con menos ingresos no pueden conducir por el centro de las ciudades.
"El acceso y circulación en la Zonas de Bajas Emisiones puede incorporar el pago de una tasa o peaje, cuya cuantía puede además variar en función de las condiciones del vehículo", establece el documento del Ministerio. Es un sistema que quiere grabar al que contamina y la cuantía se puede regular dependiendo del uso y de la congestión del tráfico: los días con mayor congestión será más caro acceder a estas Zonas de Bajas Emisiones.