El primer Panel de Funcas que se recopila tras la entrada en vigor del estado de alarma arroja una previsión de crecimiento del PIB para 2020 del -9,5%, ya que todos los panelistas han revisado notablemente a la baja su estimación –siete de los 18 vaticinan una caída igual o superior al 10%-. En cuanto al perfil trimestral, se espera una contracción del 13,4% en el segundo trimestre, seguida de tasas positivas del 9,4% y 3,6% en el tercer y cuarto trimestre, respectivamente.
En un contexto de recesión inaudita de la economía mundial, particularmente intensa en Europa, la demanda nacional detraerá 8,9 puntos porcentuales de PIB y el sector exterior, 0,6. Todos los componentes de la demanda privada (consumo privado e inversión) sufrirán una severa caída. El único componente del PIB que crecerá será el consumo público, debido a las medidas de apoyo a la economía.
Para 2021, la previsión apunta a un crecimiento del 6,1% -con tasas positivas del 1,1%,
1,3% y 1% en los tres primeros trimestres y 0,6% para el cuarto-, por lo que a finales de 2021 el PIB aún será más de tres puntos porcentuales inferior al de 2019. Respecto al empleo, en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, caerá un 7,6% en 2020 y aumentará un 4,4% en 2021. La tasa de paro media anual subirá este año hasta el 20,2% –6,6 puntos porcentuales más que en el anterior Panel–, mientras que el próximo se reducirá hasta el 17,9%.
La Encuesta de Población Activa registró una reducción del empleo del 0,4% en el primer trimestre, una vez eliminados los efectos estacionales. La tasa de paro se situó en el 14,4%, inferior en tres décimas a la registrada en el mismo periodo del año anterior. No obstante, hay que tener en cuenta que los trabajadores
afectados por ERTEs no se consideran desempleados, sino ocupados. El número de afiliados a la Seguridad Social se redujo en casi un millón entre los días 13 y 31 de marzo, aunque en abril se observó una tendencia a la estabilización, mientras que el número de trabajadores afectados por ERTEs ascendía hasta alcanzar 3,3 millones.
Según las previsiones de consenso, el empleo, en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, decrecerá un 7,6% en 2020, mientras que aumentará en un 4,4% en 2021. A partir de las previsiones de crecimiento del PIB, del empleo y de las remuneraciones salariales se obtiene la previsión
implícita de crecimiento de la productividad y de los costes laborales unitarios (CLU): la primera decrecerá un 1,9% en 2020 y tendrá un crecimiento positivo del 1,7% en 2021, mientras que los CLU aumentarán un 3,2% en 2020 y se reducirán en un 1,9% en 2021.
Los panelistas prevén un incremento del déficit público en los próximos dos años desde el nivel actual. En 2020 alcanzará el 10,8% del PIB y en 2021 se situaría en el 7,1%.
El Banco de España ha descartado el escenario que planteó hace unas semanas de una recesión más breve y moderada provocada por el Covid-19 y ahora estima una duración de la perturbación más larga de lo inicialmente anticipado, por lo que augura que el confinamiento provocará una contracción "muy severa" del PIB de entre el 9,5% y el 12,4% este año, con una recuperación en 2021 insuficiente para alcanzar el nivel previo, registrando un avance económico de entre el 6,1% y el 8,5%.
Así lo ha señalado el gobernador del organismo supervisor, Pablo Hernández de Cos, durante su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital del Congreso para exponer su diagnóstico sobre las medidas implementadas para hacer frente a la crisis del Covid-19 y la evolución de la economía, en la que ha indicado que se descarta el escenario proyectado en abril de una recesión más breve y moderada, al constatarse que será más prolongada e intensa.
Por ello, el organismo ha empeorado el escenario base de la perturbación económica que provocará el Covid-19, ya que en abril auguraba una caída de entre el 6,6% y el 13,6% para el conjunto del año y ahora eleva el descenso a entre el 9,5% y el 12,4%, ya que se constata un impacto "muy abultado" y las caídas más benignas pronosticadas recientemente son "poco realistas".
No obstante, mejora el pronóstico para el próximo año, al augurar un alza de entre el 6,1% y el 8,5%, frente a la horquilla de entre el 5,5% y el 8,5% inicial.
Hernández de Cos ha advertido de que lo que se ha confirmado en las últimas semanas es que la recuperación "no estará exenta de dificultades, sin que se puedan descartar escenarios más desfavorables que los considerados actualmente", al tiempo que ha avisado de que el shock será de mayor intensidad cuanto más dilatado sea el período en el que se necesiten mantener las restricciones de actividad y con más riesgos de que los problemas de liquidez de "muchos" agentes económicos den paso a situaciones de insolvencia.
Asimismo, ha apuntado que los escenarios macroeconómicos permiten estimar que b por el doble efecto de las medidas paliativas adoptadas y, sobre todo, de la acción de los estabilizadores automáticos, que conducirán a un déficit público "muy elevado" este año, con su consiguiente traslación al endeudamiento del conjunto de las administraciones públicas.
En el escenario de caída del PIB más moderada, la ratio de deuda pública sobre el PIB se elevaría hasta alrededor del 115%, cifra similar a la proyectada por el Gobierno español, la Comisión Europea, el FMI y la AIReF, y en el adverso superaría incluso el 120% del PIB.
Con la recuperación económica proyectada para 2021 la ratio se estabilizaría en torno a los niveles de 2020 o se reduciría "ligeramente".
LAS MEDIDAS SUPONEN UN IMPULSO TRES PUNTOS DE PIB EN 2020
El gobernador del Banco de España ha tildado de "insuficiente" la respuesta dada a nivel europeo y ha incidido en que la "severidad, la temporalidad y la globalidad" de la perturbación demandan en una primera fase que las acciones sean "contundentes, acotadas en el tiempo y coordinadas".
"Parece razonable repartir entre el conjunto de la sociedad los costes que una parte de la ciudadanía ya está soportando de una forma muy directa", ha indicado Hernández de Cos, quien ha pedido una agenda de reformas "ambiciosas" y el diseño "temprano" de una estrategia de consolidación fiscal a implementar cuando finalice la pandemia.
Además, ha cifrado en 3 puntos de PIB el impacto directo de las medidas implementadas (algo más de 30.000 millones de euros), sin incluir los avales.
Otro informe desvela hoy el impacto econímico al que nos enfrentamos. Dos de cada tres empresas españolas sufren el impacto negativo de la morosidad en su cuenta de resultados y el 10% afirma que corre el riesgo de cerrar por el impacto de los impagados, según se desprende del 'Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España', que impulsan Crédito y Caución e Iberinform, en el que han participado los gestores de más 700 empresas de todos los tamaños y sectores.
El estudio refleja que el 44% de las empresas españolas afronta pérdidas de ingresos significativas a causa de la morosidad y el 35% registra un incremento de sus costes financieros. Además, el 15% se ve obligada a limitar sus nuevas inversiones y un 20% a frenar su expansión comercial.
En este sentido, señala que la falta de control sobre la morosidad empresarial es un riesgo para la actividad empresarial, ya que el incumplimiento de los pagos acordados genera "importantes tensiones de liquidez en una situación como la actual" y es "especialmente desestabilizadora" en la operativa de las empresas de menor tamaño. En concreto, si se llega al impago del de una venta a crédito comercial, la pérdida equivale a los costes de producción del producto. El impacto de un impagado comercial se acentúa cuanto menor sea el margen de beneficios, pues multiplica el número de ventas con clientes solventes necesarias para compensar la pérdida.
De esta forma, si una empresa con un margen comercial del 10% sufre un impago de 10.000 euros, deberá generar nuevo negocio por 100.000 euros para compensar el impacto de los 9.000 en costes de producción, apunta el análisis a modo de ejemplo.