Mujeres al poder, poco a poco
Christine Lagarde, sentada junto a sus 23 compañeros hombres del BCE, refleja bien la falta de cuota femenina en la cúspide
Esta semana Roula Khalaf ha sido nombrada primera mujer directora del diario británico ‘Financial Times’
Que en la cúspide del poder económico faltan mujeres no es un tópico. Basta con echar un vistazo a la fotografía que Christine Lagarde ha compartido en redes sociales con sus colegas del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE). Lagarde sentada con sus 23 compañeros. Todos hombres. Una imagen que vale más que mil palabras.
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Pero no solo en la esfera del poder económico hay pocas mujeres sino también en la del mundo de la academia. Esther Duflo se ha llevado este año el Premio Nobel de Economía. Es la segunda mujer que lo consigue en toda la historia. “La economía tiene un problema. No hay casi mujeres economistas”, declaró el que fuera presidente de la Reserva Federal Estadounidense a principios de año. El porcentaje de universitarias que opta por esta carrera está estancado desde hace años y se sitúa a niveles de carreras como matemáticas, física o ingeniería (donde sí se registra una evolución ascendente).
En NIUS hacemos un repaso por la excepciones y las mujeres que han llegado a lo más alto en este difícil terreno de la economía. Empezando por la recién nombrada nueva directora del Financial Times.
¿Qué probabilidad hay de nacer en Líbano y llegar a director del Financial Times? ¿Y si además eres mujer? La respuesta está en Khalaf, la primera mujer que se pone al frente del periódico económico más importante en los 131 años de historia del diario.
Lleva la igualdad por bandera. Y la ha puesto en práctica en el periódico. Desde que se incorporó en 1995 al FT y, muy especialmente cuando asumió la subdirección en 2016, se marcó como objetivo incorporar lectoras en un diario con claro perfil masculino. Para ello incorporó el programa 'Janet Bot', que vigila el número de fotos de mujeres en la página web principal. Si baja por debajo de un mínimo, se disparan las alertas
Es una "insolente periodista”. El calificativo lo lleva con orgullo, como ha reconocido ella misma. Se lo dedicó Jordan Belfort, el famoso corredor de bolsa que inmortalizó Martin Scorsese en 'El Lobo de Wall Street', tras leer el artículo que Khalaf escribió sobre él cuando trabajaba en el semanario económico Forbes. El personaje de esta mujer se ganó un hueco en la película.
Su nuevo reto, impulsar el crecimiento digital del FT. ¿Creen que lo conseguirá?
Lo de ser número 1 le viene a Christine Lagarde desde nacimiento. Llegó al mundo un 1 de enero de 1956. Ha sido la primera mujer ministra de Asuntos Económicos del G8, la primera directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y ahora la primera presidenta del Banco Central Europeo (BCE).
La también exministra francesa tuvo que lidiar al frente del FMI con la fragilidad de la economía global. Durante sus ocho años mandato, el Fondo gestionó el apoyo económico a Grecia y dio luz verde al mayor rescate financiero de la historia de la institución: los 57.000 millones concedidos a Argentina. Lagarde ha sido una firme defensora de tipos bajos para estimular las economías.
La figura de esta francesa, nadadora en su juventud, solo ha tenido una sombra en su currículum. En 2011 la justicia francesa la investigó por un presunto abuso de poder cuando era ministra de Economía del Gobierno de Nicolás Sarcozy. En 2016 la consideró culpable de negligencia en el desvío de fondos públicos, pero no fue condenada penalmente.
Lagarde está divorciada y tiene dos hijos. Es vegetariana y no toma alcohol.
A la edad en la que la mayoría de gente disfruta de la jubilación, ella se ha puesto al frente del FMI: 66 años. El organismo, de hecho, tuvo que cambiar sus estatutos y suprimir el límite de edad para para que pudiera sustituir a Lagarde en el cargo.
La caída del muro de Berlín marcó un antes y un después en su vida. La Bulgaria comunista que conocía como profesora de economía se desmoronó y supo adaptarse a los nuevos aires que soplaban. Se fue a dar clases a Estados Unidos, Europa y Australia.
Sabe bien lo es que empezar desde abajo: antes de graduarse trabajó en un puesto de mercado de Sofía. Pero el tiempo la llevaría al Banco Mundial, a la vicepresidencia de la Comisión Europea y a la comisaría de Cooperación Internacional y Ayuda. Estuvo muy bien posicionada para llegar a la secretaría de Naciones Unidas, aunque le ganó la partida al portugués Antonio Guterres.
Dicen que nunca levanta la voz. “Habla bajo para que te escuchen”. Es su consejo de cabecera. Está casada y tiene una hija. Sus banderas: la lucha contra el cambio climático y por la igualdad de género. Son las dos causas que, hasta ahora, han marcado su carrera.
Es difícil recordar el nombre de un periodista del semanario británico The Economist. No hay firmas. Todo se engloba bajo la marca del periódico. Es su sello de calidad.
Pero el nombre de esta mujer sobresalió por primera vez hace cuatro años. Era la primera mujer que dirigía el diario en los 179 años de historia. Se impuso a trece candidatos. Todos hombres. Rompió otra norma no escrita. La mayoría de sus predecesores tenían menos de 40 años cuando accedieron al cargo; ella, 47.
Era una veterana y curtida periodista de la casa donde aterrizó en 1994. Antes había trabajado dos años como economista en el Fondo Monetario Internacional.
Las cuentas del semanario gozaban de buena salud cuando tomó las riendas. Ha sabido mantener el rumbo en este tiempo que lleva al frente, a pesar de la crisis generalizada que vive la prensa.
No sabemos cómo debió sentarle que la revista Forbes dijera de ella que era la “sheriff de los mercados”. Seguro que le gustó más que la publicación la aupara a la mujer más influyente de Londres y la número 59 del mundo. Todo es pasó en 2016. Ese año era vicegobernadora del Banco de Inglaterrra. Un año después fue nombrada primera directora de la prestigiosa universidad London School of Academics, donde fue alumna.
De ese cargo dijo que era su “trabajo ideal”. No en vano se ponía al frente de una institución que se fundó en 1895.
Antes Shafik había llegado a subidrectora del Fondo Montetario Internacional y también fue la vicepresidenta del Banco Mundial más joven, con tan solo 36 años.
“Hay que tener más hombres haciendo el trabajo tradicional femenino. Sólo así se podrá tener una verdadera equidad de género en el mercado laboral”, avisó en una entrevista esta mujer con tres nacionalidades: egipcia, británica y americana.
Hay muy pocas personas en el mundo que pueden presumir de tener en su estantería de casa los premios más prestigiosos del mundo con apenas 47 años: Premio a la mejor economista en EE.UU. menor de 40 años, premio Fronteras del Conocimiento del BBVA, premio Princesa de Asturias y este año el Premio Nobel de Economía. Esther Dufló los tiene. Pero lo de presumir no va con ella.
Duflo y Abhijit Banerjee, con el que comparte el Nobel este año, son pareja y tienen dos hijos de 7 y 5 años.
Para ella la pobreza es el único problema interesante al que prestarle atención. Lo tenía así de clarísimo desde pequeña, gracias a que su madre era una pediatra que viajaba todos los años de voluntaria a países pobres. La joven Duflo siempre quiso ayudar a las personas con menos recursos. Y lo ha conseguido. Nada menos que desde la economía. Con una forma revolucionaria y pragmática.
La persona más joven en ganar un Nobel y la segunda mujer en la historia en conseguirlo se ha hecho un hueco en el mundo de los números gracias a su capacidad para aplicar a la vida real las teorías de la lucha contra la pobreza. Y lo ha conseguido gracias a un enfoque más práctico que ella ha bautizado como el “economista fontanero”.
“El fontanero va un paso más allá que el ingeniero: instala la máquina en el mundo real y observa lo que ocurre y modifica si es necesario. La economista fontanero está más preocupada en cómo hacer las cosas que en qué cosas hacer”.