Laura Madrueño nos descubre de dónde vienen seis de cada diez hortalizas que se consumen en Europa. Y sí, salen de Almería y de la costa de Granada. Viajamos al corazón de Almería, un lugar pionero y puntero en la producción agrícola de invernaderos solares, para saber los detalles de este método de producción que, nunca mejor dicho, da sus frutos.
Pero muchos se hacen una pregunta a la hora de hablar de invernaderos. ¿Aceleran los invernaderos de forma artificial la maduración de todos estos frutos? "No", dice José Fernández, agricultor. "Aquí solo aprovechamos la luz del sol la energía más limpia del mundo y damos las condiciones óptimas para que den sus frutos. Aquí no hay nada artificial".
Otro punto clave es la seguridad. Jan Van Der Bloom es entomólogo. Se dedica al control de plagas. "Trabajamos con bichos, controlando plagas. Estamos trabajando sin tratamientos de insecticidas", señala para demostrar la seguridad de estos invernaderos.
Juan Colomina, vocal de Aproa, (Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas) considera que hay una imagen distorsionada de los invernaderos y su impacto medioambiental. "Esto es como una placa solar gigante y su eficiencia energética es enorme. El impacto positivo para Almería son más de 100.000 empleos al año".
Tony García, cheff, rompe otro mito. Y es que estas verduras y hortalizas de los invernaderos no tienen tanto sabor. Lo desmiente y lo demuestra en la cocina.
Y cómo llegan los productos del invernadero a la tienda. El proceso es tan rápido como eficiente. Y dominado por mujeres. Del invernadero se trasladan los productos cuando han alcanzado su grado de maduración óptimo a una empresa de comercialización para que en el menor tiempo posible esos productos estén en los mercados. Carmen Cardila, responsable de marketing de la cooperativa Vicasol lo explica. "Cuando nos traen las verduras recién cortadas, las lavamos, las calibramos y las metemos en los camiones en cámaras frigoríficas. Y el trabajo tiene manos de mujer. Más de 70% de los trabajos lo hacen las mujeres. Y más de 40 nacionalidades se unen en Vicasol para ofrecernos el mejor producto. Un trabajo, lo dicho, que da sus frutos.