Los mangos Miyakazi están considerados como una de las frutas más caras del planeta y se pueden encontrar en tan sólo un pequeño número de países.
Este tipo de mangos tienen la particularidad de que adquieren un tono más rojizo frente al color amarillo que marca los que normalmente se cultivan en el sudeste asiático, lo que les vale el nombre de "huevos de sol". Según el India Today, esta especie está presente en Japón, India, Bangladesh, Indonesia y Filipinas. Los árboles jóvenes requieren un clima cálido y largas horas de sol antes de convertirse en un árbol de tamaño completo que también se conoce como Taiyo-no-Tamago en Miyazaki, Japón.
Los mangos Miyazaki se clasifican de manera única y deben pesar alrededor de 350 gramos en un tamaño promedio y tener casi un 15 por ciento más de contenido de azúcar que otras variedades de mango. Los mangos pueden pesar hasta 900 gramos.
Antes de ser exportados a países de todo el mundo, los mangos se someten a una evaluación de calidad y sólo unos pocos seleccionados se etiquetan como "Huevos de sol", lo que indica la más alta calidad. En el mercado, el valor de venta de estos mangos puede alcanzar los 50 euros el kilo y en Europa no es nada habitual encontrárselo. En la mayoría de ocasiones, estos mangos tienen que ser solicitados con encargo a ciertos proveedores y sólo son aptos para algunos bolsillos.
El cultivo de esta variedad de mangos requiere mucha lluvia y se cultivó por primera vez alrededor de la ciudad japonesa de Miyazaki en 1984. El clima cálido, las largas horas de luz solar y las abundantes lluvias hicieron que la región fuera ideal para cultivar esta costosa fruta. La variedad se cultiva entre abril y agosto y se vende entre mayo y junio.
Como ocurre en el cuento de las habichuelas mágicas, Rani y Sankalp Parihar acudieron un día al mercado y compraron unas semillas sin darle mayor importancia. Al cabo del tiempo, una planta comenzó a crecer ofreciéndoles la posibilidad de acumular una gran riqueza.
Lo que esta pareja de agricultores había comprado en la provincia india de Madhya Prades no eran habichuelas que llegaban hasta el cielo pero el resultado iba a ser igual de provechoso. Sin darse cuenta, estos dos hombres habían plantado una de las especies de mango más cotizadas en todo el mundo.
Cuando estos dos hombres comenzaron a vender los magos, no se esperaban las fuertes medidas de seguridad que tendrían que tomar para evitar que la fruta fuese robada. Vallas de seguridad, alarma y hasta una docena de perros hacen falta para custodiar el delicioso y exclusivo manjar.
Los agricultores reconocen que han llegado a recibir ofertas muy generosas a cambio de la pequeña plantación que de momento se limita a un par de árboles. Dicen, sin embargo, que quieren esperar a ampliar los cultivos y así poder ganar más dinero.