La búsqueda de un empleo en estos tiempos no para nada sencilla y hay que tomársela como un trabajo. Las oportunidades escasean mientras que los candidatos abundan, por lo que cuando suena la llamada de una empresa hay que acudir preparados para el día de la gran cita: la entrevista.
Las entrevistas de trabajo generan nervios por lo que una buena mentalización ayuda a encararla con mayor seguridad y soltura. No siempre las preguntas del entrevistador son previsibles ni amables, y algunas de las cuestiones que se pondrán encima de la mesa estarán formuladas para conocer las reacciones, coherencia y debilidades del candidato.
Son las conocidas como killer questions. Las preguntas asesinas, en una traducción literal del inglés que podría interpretarse en castellano como preguntas trampa o preguntas que se hacen para cazar o pillar a los candidatos, de forma más coloquial. Son las comprometidas, incómodas, intimidatorias o desestabilizadoras y algunas veces pueden llegar a invadir la intimidad del candidato.
Estas preguntas pueden ser definitivas cuando el entrevistador valora la continuidad del candidato en el proceso de selección. A lo largo de la entrevista el reclutador puede adoptar roles distintos. A veces agresivo, cuando hace estas preguntas intimidatorias. En ocasiones operativo, cuando se interesa por la preparación técnica del aspirante para ahondar en el currículum presentado por el aspirante y comprobar si se ajusta al puesto a cubrir. En algunos momentos psicológico, para averiguar la personalidad del candidato. Y otras veces amigo, para crear un ambiente de confianza, incluso con bromas que ayuden al candidato a relajarse. Éste debe tratar de empatizar con el entrevistador y adaptarse a su actitud, sin entrar en conflicto ni crear tensión.
Hay que hacer un esfuerzo por controlar la comunicación no verbal y las expresiones faciales; no titubear; no adoptar una actitud agresiva ni a la defensiva; evitar memorizar las respuestas y soltarlas de golpe; reformular las contestaciones de forma positiva a preguntas negativas; no mentir nunca; manejar los silencios y no incomodarse o impacientarse; argumentar todas las respuestas; y transmitir siempre una actitud tranquila, segura y positiva. Incluso, cuando le sean planteadas las temidas killer questions.
A continuación enumeramos 30 preguntas asesinas que bien podrían encontrarse en las entrevistas de trabajo y planteamos cómo salir airosos ante ellas, con la ayuda de los expertos de la de la consultora MOA BPI Group, especialista en procesos de outplacement o recolocación de profesionales (reincorporación al mercado de trabajo de empleados que se han quedado fuera del mismo en una etapa de su vida laboral).
1. ¿Por qué has estado tanto tiempo en el mismo puesto y en la misma empresa?
Si se trabaja desde hace muchos años en la misma posición y compañía, se debe recalcar que si se ha ido cambiando conforme lo hacía la empresa: nuevos productos, nuevos mercados, cambios de tamaño, de estructura... Si no ha habido ninguna transformación, se puede alegar que se valora la lealtad y la estabilidad, el compromiso total a largo plazo con un proyecto profesional en el que se cree.
2. ¿Por qué se ha contentado a su edad con un salario tan bajo?
Es otra cuestión para desestabilizar al entrevistado. Se puede contestar: “Siempre he pensado que es necesario emplearse para adquirir experiencia y las competencias más adecuadas en vías progresar. Eso se puede ver recompensando con un aumento de salario tarde o temprano”. También es posible terminar con una pregunta: “¿Cuánto estima usted que tendría que ser mi sueldo actual?”.
3. ¿Su último puesto ha sido su mejor trabajo?
Esta es una pregunta muy controvertida. Si el candidato opta por responder con un “sin lugar a dudas”, parecerá que su mejor trabajo ha pasado ya. Pero si contesta con un “no, mi mejor trabajo está aún por llegar”, puede dar la impresión de que no se ha entregado del todo en sus puestos anteriores. Por lo que para cubrir ambas orientaciones, una opción es responder que siempre se intenta dar lo mejor y que el mejor momento de la carrera profesional es el presente.
4. ¿No te parece que tienes una cualificación excesiva para el puesto?
Lo mejor es señalar que ese puesto es el que buscas y el que deseas ocupar ahora mismo, y al que puedes aportar… y volver a indicar los puntos fuertes del candidato. Recalcar que está motivado para ese puesto, que le gusta y que está preparado para él.
5. ¿No te parece que este puesto es inferior a los que has ocupado antes?
Cada vez es más habitual que haya candidatos optando a puestos inferiores a los que han desempeñado con anterioridad o a su nivel de formación. Esto no gusta en algunas empresas porque piensan que pueden tener un empleado frustrado en ciernes. Es muy importante controlar la comunicación no verbal y la expresión del rostro en este tipo de cuestiones y responder de la forma más pausada posible. Un ejemplo puede ser: “Esto no tiene por qué ser un impedimento; al contrario, creo que es beneficioso para la empresa y para mí. El trabajo está muy complicado y ya no hay personas demasiado cualificadas para ningún puesto. Creo sinceramente que ésta es una buena oportunidad para mí”. No hay que decantarse y, como en la pregunta anterior, incidir en que ese puesto responde a lo que se busca, que motiva, que gusta y que se está preparado para él y señalar los puntos fuertes del candidato. La mayor preocupación que esconde esta pregunta es si el candidato dejará plantada a su nueva empresa en cuanto se le presente una oportunidad mejor, así que todo lo que demuestre sinceridad en cuanto al compromiso, puede ayudar.
6. Si le seleccionamos para esa posición, ¿qué acciones va a llevar a cabo durante la primera semana para mejorar?
Es una pregunta comprometida y que más estrés generan en los candidatos. Por eso es importante preparar la respuesta antes de la cita y tener muy clara la idea de lo que se va a contestar, que dependerá de cuál sea el puesto al que se opte.
7. ¿Qué haría si le despidieran dentro de dos años?
Lo más adecuado es contestar con una visión positiva y de modo sereno. Hay que decir, por ejemplo, que no tiene por qué suceder; y que si ocurre, tras dos años en la empresa habrá mejorado la experiencia del candidato y estará más preparado.
8. ¿Qué significa para ti el trabajo?
No es conveniente dar una respuesta vinculada al dinero porque el entrevistador quiere conocer con esta pregunta el orden de prioridades en la vida y a qué distancia se encuentra la esfera privada de la profesional. Sin llegar a alabar demasiado el trabajo, se puede comentar que es una forma de realización personal a la que el candidato dedica todos tus esfuerzos.
9. ¿Si ganara la lotería, seguiría viniendo a trabajar?
El entrevistador quiere saber cuál es la motivación del candidato, por lo que la respuesta ideal debería dejar claro que éste no sólo lo hace por dinero sino que el trabajo le realiza como persona y que le gusta asumir retos.
10. Háblame de una situación en la que no actuaste de forma adecuada. ¿Qué has aprendido de ella?
Hay que elegir algún error que se haya cometido a lo largo de la vida profesional, pero que sea de poco impacto, una equivocación sin gravedad en cuestiones del día a día, y de la que hayamos sacado una lección. Por ejemplo, si un directivo perdió en una ocasión una inversión de un millón de euros en su banco por una mala actuación, no debe elegirse este ejemplo para contarle al entrevistador. Se debe responder con naturalidad y sin recrearse en el error para centrarse en la respuesta rápidamente en el aspecto positivo, en aquello que se aprendió y cómo se corrigió. Cómo se ha cambiado esa forma de actuar en el quehacer profesional a partir de aquel momento, como se evite ahora que vuelva a suceder.
11. Dígame algo de lo que se sienta un poco avergonzado.
Muchos entrevistadores formulan esta pregunta para tratar de cazar al candidato y comprobar si admite algo comprometido. Si no lo consiguen, analizan entonces si el candidato es capaz de superar la sorpresa inicial e improvisar. Si no se está bien preparado esta pregunta puede poner nervioso y dar pie a hablar de asuntos
inadecuados, y esa es la peor opción. La mejor estrategia es hacer una pausa para reflexionar y ofrecer una respuesta similar a esta: “A veces pienso que tengo que prestar más atención a algo, o hablar con alguien para evitar posibles confusiones, sobre todo cuando trabajo en equipo. Es cuestión de adelantarse a las situaciones en lugar de lamentarse después”. Una respuesta de este tipo da la oportunidad de transmitir apertura y sensatez, reconvirtiéndola en algo positivo.
12. ¿Cómo se siente reportando a alguien más joven o a una mujer?
Algunos entrevistadores formulan esta pregunta si detectan que el candidato puede tener algún tipo de prejuicio. Ante todo, deben evitarse afirmaciones que suenen paternalistas o insensibles. La respuesta ha de ser creíble y que no parezca automática. Un ejemplo de respuesta podría ser: “Me gustan las empresas que contratan y promocionan a las personas según sus méritos; la edad o el género de la persona a la que vaya a tener que rendir cuentas es indiferente”.
13. ¿Por qué cree usted que debo contratar a un candidato de fuera en vez de promocionar a alguien internamente?
Esta pregunta no es tan agresiva como puede parecer, por lo que no hay que responder de forma agresiva o a la defensiva. Una posible respuesta puede ser: “Por regla general, creo que es una buena política promocionar a la gente de dentro de la empresa. Cuando se busca fuera es porque no se está del todo conforme con las opciones que se tienen dentro y creo que en este caso yo puedo aportar…” y hablar de
los puntos fuertes del candidato.
14. ¿Por qué debo contratarle a usted?
Ha llegado el momento de volver a resaltar los puntos fuertes, sobre todo aquellos que pueden diferenciar del resto de candidatos, y acompañarlos con situaciones reales que se hayan vivido y demuestren esas capacidades.
15. ¿Cuál es tu estado civil?
16. ¿Tienes hijos?
17. ¿Cómo organizas tu tiempo?
Es mejor contestar este tipo de preguntas, si no parecerá que se quiere ocultar algo negativo. Pero dejando claro que vida personal y profesional son parcelas diferentes y no debe haber interferencias entre una y otra.
18. ¿Tiene intención de quedarse embarazada?
Se plantea en ocasiones a mujeres en una franja de edad habitual para ser madres. Es un tema espinoso y la línea que distingue cuándo la pregunta está fuera de lugar es muy difusa. Lo mejor es mantenerse, de forma educada, en el ámbito de los negocios, pero si la realizan claramente, se debe responder de la forma más objetiva y diplomática posible; incluso se puede indicar que “no me acabo de sentir cómoda con
esta pregunta, pero si para el proceso de selección es importante intentaré responderla”. En ese caso, contestar con naturalidad simplemente, sin más explicaciones, que a corto plazo (un año) no entra en los planes (si es realmente así).
19. ¿Qué haría si estuviera en desacuerdo con su jefe?
Esta cuestión pretende averiguar el grado de conflictividad del candidato, así que la mejor opción es mencionar la capacidad de asumir las diferencias.
20. ¿Mentiría por su empresa?
Ante todo hay que evitar posicionarse en los extremos contestando sí o no. Se puede dar una respuesta del tipo: “Nunca haría algo que dañara a la empresa para la que trabajo…”. Si el reclutador presiona en busca de una contestación más directa, lo recomendable sería elegir siempre la integridad personal.
21. ¿Cuál ha sido el mayor error que ha cometido en su carrera profesional?
Debe responderse intentando no contar un problema con unas consecuencias negativas gigantescas, sino llevarlo a un sentido positivo en la medida de lo posible: “No haber aprovechado aquella oportunidad por sentido de la responsabilidad”, por ejemplo.
22. ¿Recuerdas alguna ocasión en la que haya perdido los nervios en el trabajo? ¿Por qué?
Aquí la respuesta idónea es decir que no. Se puede reconocer que en el día a día laboral pueden surgir roces o situaciones delicadas, pero nunca perder los nervios, y hay mostrar que se sabe manejarlos.
23. ¿Qué comportamientos le disgustan tanto que pueden hacerle salirse de sus casillas?
Es importante contestar la verdad sin criticar directamente a ninguno de los jefes, compañeros o subordinados con los que se haya trabajado antes. Por ejemplo, se puede contestar: “Me disgusta la falta de puntualidad” o la falta de compromiso, que son respuestas fácilmente aplicables a todo el mundo.
24. ¿Qué respondería si le dijeran que su actuación ha sido ineficiente?
El único objetivo de esta pregunta es desestabilizar al candidato y comprobar la reacción ante las críticas. Ante ello, se puede responder que se harían esfuerzos para analizar las razones de esa impresión negativa.
25. ¿Qué conclusiones saca de nuestra entrevista?
La recomendación sería no hacer comentarios demasiado halagadores y contestar simplemente que ha sido interesante y que ha servido para aumentar, si cabe, la voluntad de formar parte de la empresa.
26. ¿Cree que podría haberlo hecho mejor en su anterior empleo?
Hay que tener cuidado con esta pregunta porque aunque se produzca en una conversación relajada con el entrevistador, no es el momento para sincerarse. Una respuesta adecuada puede ser: “Supongo que con la perspectiva siempre se puede encontrar la manera de hacerlo mejor; eso es evidente, pero en términos generales no se me ocurre nada que hubiera marcado una gran diferencia”; o, incluso, se puede describir una situación que se haya producido por motivos que escapaban al control del candidato y añadir al final que “aprendí de la experiencia”.
27. ¿Qué idea/s errónea/s tiene la gente de ti?
En esta ocasión la recomendación sería reformular en positivo la cuestión y no entrar demasiado en detalles. Un ejemplo de respuesta sería: “La gente puede pensar que soy demasiado callado/a, pero en realidad me considero una persona reflexiva y discreta”.
28. ¿Qué es lo que menos le interesa de este puesto?
En principio contestar a esta pregunta puede parecer difícil y arriesgado. Pero siempre hay alguna labor repetitiva que a nadie agrada y nadie desea realizar, por lo que el candidato puede referirse a ella como la parte menos gratificante y eso pondrá de manifiesto su sinceridad.
29. ¿Qué le hace a usted mejor que al resto de candidatos?
Ante este tipo de preguntas no hay que ser demasiado modesto ni especialmente narcisista, sino que hay que saber transmitir que los conocimientos, experiencia y aptitudes del candidato encajan con el perfil profesional que busca la empresa. Una posible respuesta sería: “Considero que tengo capacidad para abordar con éxito este puesto, además de muchas ganas de intentarlo y demostrar mi valía”; o “tengo facilidad para aprender con rapidez y…”.
30. Dígame cómo reacciona cuando recibe críticas por su trabajo.
Esta es una pregunta peligrosa porque es una manera sutil de que el candidato admita alguna debilidad. Pero sirve para evaluar cómo acepta la crítica. En esta ocasión no se puede argumentar que nunca se ha recibido ninguna crítica, por lo que una opción sería elegir algo completamente inocuo, como alguna experiencia de aprendizaje y explicar cómo ha ayudado en el trabajo a partir de ese momento, lo que demostrará que es capaz de aprender de la experiencia. Si hay que poner un ejemplo de alguna crítica recibida en el último puesto de trabajo, es necesario buscar el ejemplo más trivial que se pueda ocurrir y que de ninguna manera pueda dañar la imagen profesional. Sería conveniente añadir también que actualmente ese tipo de circunstancias no suponen ningún obstáculo para el candidato.