Hace doce años que llegó a la presidencia de la federación europea de asociaciones de analistas financieros (EFFAS, European Federation of Financial Analysts Societies European Federation of Financial Analysts Societies), que agrupa a dieciséis asociaciones nacionales con más de 20.000 miembros, todos profesionales de la inversión, la gestión de activos y el análisis financiero de nuestro continente.
Desde entonces, Jesús López Zaballos, en representación del Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF), del que es uno de sus 1.500 miembros, representa los intereses de los profesionales de la inversión en el Viejo Continente, que en la actualidad tienen que ver, sobre todo, con su formación; con las certificaciones exigidas por los reguladores de los mercados para desarrollar distintas tareas profesionales alrededor de la inversión. Con la inclusión de los aspectos sociales, medioambientales y de buen gobierno en el sector, conocidos como ESG (Environmental, Social and Governance), en los que la federación europea que preside está siendo impulsora con el lanzamiento pionero a nivel mundial de un certificado profesional para analistas en ESG que la Unión Europea certificado profesional para analistas en ESG que laUnión Europea se está planteando generalizar; y con los estándares éticos y la deontología que deben regir estas actividades. Cuestiones que saltaron a la primera plana del debate público tras la crisis financiera desatada en 2008 a raíz de la caída de Lehman Brothers.
Zaballos afronta su tercer mandato consecutivo al frente de EFFAS, que trabaja para ofrecer propuestas a las administraciones públicas, reguladores y organismos internacionales; elevar el nivel de capacitación de los profesionales; y desarrollar estándares internacionales, códigos éticos y de conducta.
Madrileño, casado y con tres hijos, este licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense cumple 59 años este mes, de los que lleva más de media vida dedicado a los dos campos en los que ahora se mueve: las finanzas y la formación de profesionales. Y es que ya en cuarto curso de carrera se introdujo como bróker en el mercado monetario interbancario de Madrid, en una sociedad de corredores de comercio. Después, ha pasado por Banque Bruxelles Lambert; la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona, que fue absorbida por La Caixa; el Banco de Crédito Industrial absorbido por el Banco Exterior de España, que pasó a ser Argentaria; para, tras la fusión con el BBV que dio origen al actual BBVA, dar un giro profesional y abandonar la primera plana del sector bancario para dedicarse a su otro gran mundo, el de la formación, además de a la consultoría (empresas) y al asesoramiento financiero (particulares).
Se doctoró en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad CEU San Pablo donde daba clases en el área económico-financiera; también ha sido profesor de estas materias en la Complutense, y lleva veinte años dando clases en el centro universitario y escuela de negocios ESIC; obtuvo un diploma de dirección general por el IESE y el título profesional de Certificado de Experto en Valoración de Empresas (CEVE) del IEAF. Y en el año 2001 puso en marcha el centro de formación especializada de la Fundación de Estudios Financieros, Escuela FEF, que sigue dirigiendo desde entonces.
Zaballos proyecta también en distintos consejos de administración sus años de experiencia y la visión europea e internacional que le aportan la presidencia de EFFAS y ser miembro de la junta directiva de la asociación internacional de analistas financieros certificados (ACIIA, Association of Certified International Investment Analysts. Así, en la actualidad es miembro de los consejos de administración y presidente de las comisiones de auditoría de Mapfre Inversión y Mapfre Asset Management.
Un español al frente de los analistas financieros europeos, una atalaya que le convierte en testigo privilegiado para analizar la crisis económica para Informativos Telecinco.
Esta es una crisis más global que la anterior, que fue más del sistema financiero y sobre todo en los países más desarrollados. La actual afecta al corazón de las familias y las empresas en todo el mundo y pienso que la recuperación va a ser más lenta, aunque haya vacuna. Se ha hundido el consumo, y muchos negocios, especialmente en España que es un país de pymes, no se van a recuperar, influidos también por la edad de muchos pequeños empresarios. Los Estados han de favorecer el crecimiento económico, pero sin empresas no hay empleo, recaudación ni crecimiento.
Los países industriales saldrán antes de la crisis, pero la Unión Europea no es homogénea, con una Alemania industrial; una Suecia con una cultura hacia dentro; una Noruega con una previsión social que garantiza los sistemas públicos; o una España orientada al turismo y muy por debajo de la media europea en previsión social y seguros, en todo lo que tiene que ver con invertir para planificar el retiro.
La visión de mis colegas europeos es que nuestro país sigue siendo un potencial problema de futuro para la economía europea, con la deuda disparándose, y nos piden un cambio en nuestro modelo industrial.
Claramente nuestro país se está viendo más afectado porque nuestro mayor potencial es un sector turístico que se hunde y nuestro tejido empresarial está formado sobre todo por pymes. Unas van a cerrar y otras tardarán en recuperarse. Las grandes empresas saldrán adelante, el problema son las pequeñas y medianas.
Una solución sería el acceso a crédito para la recuperación del consumo y las empresas, pero la banca no puede facilitar financiación a quien cree que no es capaz de salir adelante. El teletrabajo también tiene implicaciones muy importantes en nuestro país, porque se reduce la actividad de la hostelería, del transporte, del sector textil. Creo que perjudica a los pequeños, que van a ser sustituidos por los grandes y el comercio electrónico.
La economía es una cadena y, desde luego, la subida de impuestos y la penalización del ahorro no son la solución. Ni las subvenciones, que no incentivan la generación de riqueza a medio y largo plazo.
No. Es evidente porque no es sostenible para el Estado español, a no ser que aumentasen considerablemente la natalidad, el empleo y la inmigración. Pero es que, además, la deuda pública es tan abultada, que el Estado tiene que destinar muchos recursos a devolver la deuda impidiendo destinarlos al sistema de pensiones.
Por otro lado, se está queriendo favorecer los planes de jubilación privados de empresas frente a los individuales, que van a ver disminuidos sus beneficios fiscales y por tanto van a morir. Pero es que volvemos a que España es un país sobre todo de pymes que en un momento de crisis no son capaces de afrontar un peso más.
Las generaciones de los 'baby boomer' en adelante ya nos hemos acostumbrado a la banca digital. El problema va a ser para la clientela mayor, porque se van a cerrar muchas sucursales y tendrán que ir a una oficina más lejana con una cita o pedirles a sus hijos que les ayuden a hacer las gestiones a través de Internet. Pero es la única forma de que los bancos salgan adelante, reduciendo costes. Y nos va a afectar como usuarios, porque en el futuro las entidades van a cobrar por todos los servicios.
Otra tendencia es que nos van a ofrecer más facilidades, tanto a empresas como a particulares, en la financiación de proyectos, compras e inversiones, que redunden en una mayor eficiencia energética, combatan el cambio climático, tengan un impacto social positivo, vayan en la línea de la sostenibilidad. Es algo que se está impulsando desde la Unión Europea, y en lo que venimos trabajando en EFFAS desde hace años, y las entidades bancarias darán condiciones preferentes a todas las cuestiones que tengan que ver con esto. Y, además, el cajero automático tiene los días contados.
Sí, vamos hacia la desaparición del dinero en papel-moneda. Porque los Estados también están por ello, porque aumenta la transparencia y trazabilidad del movimiento, ayuda en la lucha contra el dinero negro y la economía sumergida, el blanqueo de capitales, el tráfico de drogas…