Tras once días de huelga y sin saber cuándo terminará, hay empresas que no pueden seguir con la producción parada asumiendo los costes de sus trabajadores, algunas están en quiebra técnica y otras se han visto obligadas a hacer un ERTE. Dos de ellas son empresas gallegas, una dedicada a la bollería y la otra de un grupo siderúrgico que mandan a casa a 400 empleados.
Están azotadas por los altos costes energéticos, y ahora se ven obligadas a parar por la falta de suministros. En las cuatro plantas de Ingapan, que elabora pan y bollería congelada, se ha activado un ERTE que afecta a un tercio de su plantilla.
Lo mismo ha hecho el grupo siderúrgico Celsa en su filial coruñesa con sus 130 trabajadores. Desde la cadena agroalimentaria alertan sobre la repercusión que puede tener en el empleo la dilatación de la huelga: "Podríamos estar hablando de 100.000 empleos en toda la cadena".
Algunas obras, como una que está en solo en sus comienzos, han tenido que parar porque no les llegan los ladrillos, hierro y hormigón. En Granada, un 20 o 30% de las obras están paradas por una ausencia de materiales importante.
La papelera Papresa también ha tenido que parar la actividad de su planta de Rentería por la falta de materia prima. De momento, sus más de 200 trabajadores están haciendo otro tipo de labores.