¿Qué tienen en común Lehman Brothers y el SARS-CoV-2? En principio nada, pero a la larga la caída del gigante financiero y el resurgimiento de un nuevo coronavirus ocurridos a miles de kilómetros de nuestro país han terminado contagiando mortalmente al mercado laboral español. No hemos tenido tiempo para levantar la cabeza desde la crisis financiera de 2008 cuando en 2019 una pandemia nos vuelve a tumbar. Los datos asustan: en 2012 la tasa de paro en España llegó al 25'77 por ciento y ahora, el Banco de España prevé que el COVID-19 la volverá a situar en el 21'7 %.
Para muchos expertos, esos cuatro puntos de diferencia no son nada y en breve veremos como una gran cantidad de empresas que se acogieron a los ERTE por fuerza mayor como consecuencia del parón económico decretado al amparo del estado de alarma para evitar los contagios de COVID-19, tendrán que ampliarlos, sustentarlos en causas económicas, pasarse a un ERE o, cerrar definitivamente sus negocios y terminar en procedimientos concursales.
Para los profesionales de la plataforma Asesor Excelente "las empresas ya son conscientes de que la actividad económica se va a ver muy mermada y que el impacto económico va ser muy fuerte, incluso más que en 2008". El escenario que se abre ahora con la profundización en el parón económico es la conversión de los ERTE en ERE.
La evolución de este parón y el alargamiento con las prórrogas del estado de alarma están llevando a muchas empresas a realizar nuevos análisis de su vialidad económica cuyas conclusiones son diferentes a las que propiciaron su inclusión en los ERTE por causa mayor por COVID-19. Este paso de un expediente de empleo de carácter suspensivo a otro extintivo de los puestos de trabajo no es nuevo. Los tribunales exigen a las empresas un "esfuerzo argumental" para aceptar este cambio cuya consecuencia más importante es que los trabajadores perderán de forma definitiva sus puestos de trabajo.
Una sentencia de 2014 de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo declaraba la nulidad de un despido en estas circunstancias alegando que "la decisión extintiva tomada por la empresa, sin causa suficiente, implica el ejercicio de un derecho de forma contraria a la buena fe, quebrantando la confianza suscitada en los trabajadores afectados por los propios actos de la empresa, e incurriendo en un abuso de derecho".
Según Asesor Excelente, no es extraño suponer que en los próximos meses veamos sentencias contradictorias que obligarán a los empresarios a este esfuerzo argumental ya que la filosofía del legislador parte de la base de que esto es "temporal y por lo tanto no es estructural y por lo tanto has de acudir a medidas suspensivas y no extintivas". Por lo que es complicado pasar de una situación a otra que "sería vista con malos ojos por el legislador a pesar de que las decisiones finales serán adoptadas por los jueces". Hay que tener en cuenta que el Gobierno ha apoyado a los empresarios en las exoneración de cuotas, algo que de no haber ocurrido sería insoportable para un tejidos empresarial como el español compuesto mayoritariamente por pymes.
En cualquier caso, los empresarios no tendrán fácil convertir los ERTE suspensivos en ERE extintivos. El Gobierno ha legislado para que en el caso de que esto se produzca las empresas tengan que devolver a la Seguridad Social todas las cotizaciones que se han ahorrado y pagar a los trabajadores una indemnización por despido por causa objetiva.
Los sindicatos ya han avisado de que van a estar "muy vigilantes" para cuando se levante el estado de alarma los ERTE no "trasvasen" en despidos. De igual modo, aseguran que van a ser "tozudos" y se van "a empecinar en vigilar" que cualquier ayuda económica que reciban las empresas esté condicionada al mantenimiento del empleo.
Muchos empresarios empiezan a ver que el alargamiento del estado de alarma y los planes de desescalada anunciados por el ministerio de Trabajo abocan a sus empresas al cierre, algo en lo que parece darles la razón la responsable ministerial del ramo, Yolanda Díaz que este lunes llamaba a "prepararse" ante el escenario de las próximas semanas.
Asimismo, la titular de Trabajo ha reiterado que, a su juicio, la vuelta a la actividad económica se desarrollará en dos fases que estarán sujetas a lo que determinen las autoridades sanitarias.
"Vamos a ver cómo se van reincorporando. Estamos en la fase más delicada. Hay que hacerlo bien, o de lo contrario podríamos encontrarnos con un rebrote", ha subrayado Díaz, que reitera que la primera fase durará "hasta el verano" y la segunda "hasta diciembre".
Con todo, reconoce que "hay sectores" que "sin duda van a continuar con dificultades" pues "es una obviedad que las fronteras están cerradas", en referencia al turismo. "Trabajamos en dar cobertura a estos sectores", ha dicho Díaz en referencia al turismo o el sector cultural.
El anuncio ha sido calificado como una "barbaridad" y "temeridad" por la Mesa de Turismo que advierte que si efectivamente llegara a suceder que España se cierra al turismo hasta final de año, esto supondría la ruina total y la quiebra de cientos de miles de empresas turísticas, así como de sus proveedores, pero sobre todo significaría un perjuicio directo para los 2,7 millones de trabajadores del sector turístico", sgún ha declarado el presidente de este organismo, Juan Molas.
No hay que olvidar que el turismo se ha convertido en el sector que más riqueza aporta a la economía española, con un total de 176.000 millones de euros anuales que representan el 14,6 % del PIB,s egún un informe elaborado por la asociación empresarial World Travel & Tourism Council (WTTC).
Pero lo cierto es que muchas empresas se preguntan si los anuncios de posibles rebrotes de la pandemia de COVID-19 o nuevos coronavirus permiten ser optimistas sobre el futuro económico. Los científicos avisan de que el paso de estos virus desde el reino animal a los humanos será cada vez más frecuentes. también que la globalización los está haciendo más pandémicos. Creen que por el momento no les hace falta mutar porque la tasa de contagios es lo suficientemente alta como para que lo necesiten, pero llegará un momento en el que las vacunas, las inmunizaciones y los fármacos que los frenan les obligarán, por simple aplicación de selección natural a mutar.
Hoy sabemos que la pandemia de gripe A (H1N1) que tuvo lugar en todo el mundo entre de 2009 y 2010 pudo contagiarse con una gran virulencia gracias a la presencia anómala de un aminoácido --la lisina-- que, junto a la asparagina, es imprescindible para que la cepa salte de los animales a los humanos y se replique de forma eficiente entre las personas.
A pesar de que se trata de una información esencial, lo cierto es que en estos 10 años "hemos sido incapaces de trabajar en el desarrollo de nuevos antivirales que puedan impedir la dispersión de cepas que usen el mismo truco de la lisina para infectar células humanas", según declaraba Yoshihiro Kawaoka, investigador de la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos) y del Centro de Genómica Estructural de Enfermedades Infecciosas de Seattle (SSCGID, por sus siglas en inglés).