España se hunde: el Banco de España calcula una caída de hasta el 21,8% del PIB en el peor trimestre de la historia
Pronostica una caída del 15% en 2020 en el peor de los escenarios con un paro que podría llegar al 23,6%
Estima una "caída sin precedentes" en el segundo trimestre de entre el 16% y el 21,8%
España va a recibir el impacto del coronavirus como un verdadero meteoro en su economía. El Banco de España estima una fuerte disminución del PIB en el segundo trimestre, con una caída, de la que no existen precedentes, de entre el 16% y el 21,8%, debido a una incidencia del confinamiento más elevada que en el primer trimestre (-5,3%).
No todo es trágico porque el organismo prevé un repunte de la actividad en la segunda mitad del año y una recuperación gradual a posteriori. Para el tercer trimestre vaticina un repunte de entre el 16% y el 19,3%, que se moderaría a entre el 3% y el 6,3% en el cuarto trimestre.
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Banco de España prevé una caída del 15,1% del PIB en 2020 en el peor escenario
El Banco de España en sus proyecciones para la economía española prevé una caída del PIB del 15,1 % este año en el denominado escenario de riesgo, descenso que sería del 9 % en el de recuperación temprana y del 11,6 % en un tercero más gradual.
La autoridad monetaria afirma que en España, donde el contagio ha alcanzado una magnitud "muy elevada", la reducción del PIB en 2020 superaría, en ambos escenarios, a la del área del euro en unos 3 puntos porcentuales, si bien la recuperación posterior en la economía española sería "más intensa" que la Eurozona. El organismo supervisor basa sus previsiones en dos principales escenarios, de recuperación temprana y gradual en función de posibles rebrotes y de la efectividad de las medidas, si bien apunta que en ambos la incertidumbre acerca del desarrollo de la enfermedad, que se mantendrá previsiblemente hasta entrado el próximo año, actuará como freno del gasto de hogares y empresas.
En el primero, el más benigno, denominado escenario de recuperación temprana, el PIB caería un 9 % este año, y repuntaría un 7,7 % y un 2,4 %, respectivamente, en 2021 y 2022. Así, al final del período de proyección, el nivel del PIB se situaría unos 0,5 puntos por encima del inicio de la crisis. En este escenario se contempla una mejora de la actividad a un ritmo algo más elevado desde el segundo trimestre que sigue con posterioridad "sin que la envergadura de los posibles obstáculos que pudieran surgir en los próximos trimestres llegue a ser relevante".
El segundo, el escenario de recuperación gradual, la reactivación económica sería más lenta, de modo que el PIB retrocedería en 2020 un 11,6 %, y pasaría a crecer un 9,1 % y un 2,1 % en cada uno de los dos años siguientes. Este último parte de suponer un impacto más elevado de los cierres sectoriales en el segundo trimestre e incorpora la posibilidad de que, durante el período en que aún no se disponga de una vacuna o tratamiento eficaz contra el virus, aparezcan nuevos brotes. Al final del periodo, el PIB sería aún inferior en 1,6 puntos a los niveles previos a esta crisis.
Pero la situación de enorme incertidumbre actual, añade el Banco de España, "no permite descartar escenarios de riesgo más desfavorables", que podrían registrarse en un contexto de una evolución epidemiológica más adversa de lo esperado, que, a su vez, conlleve efectos negativos más persistentes sobre la economía.
Y para ilustrar la posible incidencia de estos riesgos se ha construido un tercer escenario, "de recuperación muy lenta", en el que el retroceso del PIB en 2020 alcanzaría el 15,1 % y el crecimiento sería más moderado en los siguientes años: un 6,9 % en 2021 y un 4 % en 2022. En cuanto a la tasa de paro, este escenario la sitúa en niveles más elevados con un desempleo del 23,6 % este año que sube al 24,7 % en 2021 y se queda en el 22,2 % en 2022.
Bajo el escenario de recuperación temprana, el Banco de España asume que la mejoría de la actividad observada desde el tramo final del segundo trimestre prosigue con posterioridad sin que se registren nuevos obstáculos (de naturaleza sanitaria, económica o financiera) de envergadura relevante. De esta forma, se presupone que los agentes económicos han adaptado su forma de prestación de servicios a las restricciones por las medidas de confinamiento, siendo las pérdidas de actividad menores que al inicio, se evitan rebrotes significativos y las medidas económicas logran evitar la destrucción de empresas y del stock de capital, con lo que hay un deterioro laboral transitorio, sin aumento del paro de larga duración.
En el escenario de recuperación gradual, se asume una incidencia sobre la actividad algo mayor de las medidas adoptadas para contener la pandemia en el segundo trimestre; además, no se descartan ni la posible aparición de nuevos brotes de la epidemia que, aunque de menor virulencia que el episodio original, pudieran llevar a la reintroducción de ciertas medidas de contención, ni el surgimiento de daños más persistentes en el tejido productivo.
La tasa de paro podría llegar al 23,6%
Son los tres parámetros de las predicciones de un Banco de España en la actualización de las proyecciones macroeconómicas hasta 2022 publicadas este lunes y marcadas por el impacto del COVID-19, la entidad sitúa la tasa de paro de 2020 en el 18,1 % -frente al 14,1 % de 2019- en el escenario más benigno, para elevarla al 19,6 % en el intermedio y al 23,6 % en el de riesgo. No obstante, el desempleo seguiría por encima del 17 % durante tres años incluso en el mejor escenario al pasar del 18,1 % en 2020 al 18,4 % en 2021 y al 17,1 % en 2022.
En cuanto a la deuda, las proyecciones señalan a niveles muy elevados: el 114,5 % del PIB para este año en el mejor escenario y el 119,3 % en el intermedio tras haber cerrado 2019 en el 95,5 %.
La crisis también tendrá un impacto muy severo sobre las finanzas públicas. Así, el déficit de las Administraciones Públicas, que en 2019 fue del 2,8 % del PIB, se elevaría este año hasta el 9,5 % en el escenario de recuperación temprana y hasta el 11,2 % en el de recuperación gradual.
En cuanto a la deuda, la entidad ofrece dos escenarios y sitúa sus proyecciones en niveles muy elevados en ambos: cerca del 115 % este año en el mejor y del 120 % en el intermedio, para permanecer en niveles muy elevados en los dos años siguiente
Así figura en las últimas proyecciones macroeconómicas realizadas por el organismo supervisor para el periodo 2020-2022, en las que explica que dado el "extraordinario nivel de incertidumbre" actual ha optado por confeccionar varios escenarios alternativos.
Las estimaciones recogidas en los dos principales escenarios, de recuperación temprana y gradual, suponen una mejora respecto a los últimos pronósticos presentados el 18 de mayo por el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en el Congreso, que apuntaban a una merma del PIB de entre el 9,5% y el 12,4% este año, con una recuperación en 2021 insuficiente para alcanzar el nivel previo, registrando un avance económico de entre el 6,1% y el 8,5%, si bien el Banco de España afirma que la comparativa es "limitada" al haber variado la aproximación metodológica.
El Banco de España estima una fuerte disminución del PIB en el segundo trimestre, con una caída (sin precedentes) de entre el 16% y el 21,8%, debido a una incidencia del confinamiento más elevada que en el primer trimestre (-5,3%), si bien se prevé un repunte de la actividad en la segunda mitad del año y una recuperación gradual a posteriori. Par el tercer trimestre vaticina un repunte de entre el 16% y el 19,3%, que se moderaría a entre el 3% y el 6,3% en el cuarto trimestre.
En el ámbito de los precios, el IAPC general continuaría mostrando ritmos de avance negativos hasta principios de 2021. En términos de las tasas medias anuales, espera que el IAPC general aumente desde el -0,1% en 2020, al 1,3% en 2021 y al 1,6% en 2022, en el escenario de recuperación temprana, y desde el -0,2 % hasta el 1,2% y el 1,5% en el de recuperación gradual.
La autoridad monetaria indica que los escenarios descritos se encuentran sometidos "a importantes riesgos a la baja" por la posibilidad de rebrotes de la enfermedad de cierta intensidad, que requirieran la reintroducción de medidas de contención, con el consiguiente impacto negativo sobre la actividad y el aumento de las tensiones de liquidez que deriven en problemas de solvencia, que serían más pronunciadas en las empresas más endeudadas.
Estas quiebras empresariales darían lugar a un aumento de la morosidad crediticia y a una destrucción del stock de capital y haría aumentar la probabilidad "de fenómenos de histéresis" en el mercado de trabajo, es decir, la persistencia de una tasa de paro elevada durante un largo tiempo.