La edad efectiva de jubilación ha subido 1,1 años en la última década, quedando legalmente en 2025 en los 66 años y 8 meses, y en 65 si se tienen cotizados 38 años y 3 meses o más. Pero la población sénior española no está, en general, muy de acuerdo con seguir alargando su vida laboral más allá de los 65. Solo un 15% de los sénior está a favor, y un porcentaje similar entre los ya jubilados habría preferido no retrasar la jubilación, según datos del V Barómetro del Consumidor Sénior.
Los datos del estudio presentado por Fundación Mapfre son concluyentes. Los sénior están más por la labor de disfrutar de su siguiente etapa vital tras años de contribución a la sociedad, y aspiran a emplear su tiempo en actividades de ocio, viajes y cuidados de sus familias más que en prolongar su actividad laboral.
Eso sí, aunque la mayoría rechaza el retraso en la jubilación, un 38% de los sénior activos y un 25% de los ya jubilados estaría de acuerdo con compatibilizar trabajo y pensión, lo que indica que cierta flexibilidad para completar sus ingresos sí sería bienvenida, sin tener que alargar la vida laboral de manera obligatoria.
Conviene recordar que aunque posponer la edad del retiro favorece la sostenibilidad del sistema de pensiones, dotando de cotizaciones a la caja pública durante mayor tiempo, también puede tener efectos negativos sobre la salud y la esperanza de vida de quienes lo hacen. Especialmente en aquellas personas de entre 60 y 69 años, cuya tasa de mortalidad aumenta considerablemente por cada año extra que suman a su trayectoria profesional, según un estudio de Fedea publicado el año pasado.
Concretamente, el informe señala que “retrasar un año la salida del mercado laboral aumenta el riesgo de morir entre los 60 y los 69 años en 4,4 puntos porcentuales (38%)”. Los investigadores sugieren que este riesgo es considerablemente menor para aquellos trabajadores que tienen la posibilidad de acogerse a la jubilación parcial.
Volviendo al Barómetro Sénior, se pone de manifiesto que mayoría de los mayores de 55 años se mantienen activos y comprometidos con la sociedad. Muchos no solo disponen de ingresos propios, sino que se erigen en pilares económicos de sus familiares y ayudan al cuidado de los nietos y mayores. Según el estudio, el 51% de los sénior han ayudado económicamente a su entorno cercano en el último año. Un 42% de los que tienen nietos se encarga de sus cuidados al menos una vez a la semana.
El estudio confirma que la generación silver presenta una situación financiera y unas expectativas económicas mejores que las de un año atrás. El 58% se siente tranquilo con su situación económica actual, ocho puntos porcentuales más que el año anterior, y contemplan con optimismo el futuro, pues el 73% de ellos considera que su situación se mantendrá igual o mejorará en los próximos años, frente al 58% de 2023 y 2022, respectivamente.