El Ministerio de Economía y el Banco de España se han puesto en contacto con Carlos San Juan, un hombre de 70 años y promotor de la campaña "Soy mayor, no idiota", que denuncia la exclusión financiera de los mayores.
Contra esa exclusión de los mayores, Carlos San Juan inició una recogida de firmas que ya acumula más de 400.000. Él solo quiere con su campaña 'Soy mayor, no idiota', que las entidades bancarias ofrezcan una mejor atención a las personas mayores, que muchas veces se sienten impotentes porque cada vez en más frecuente hacer todos los procedimientos bancarios online.
Ha sido el secretario general del Tesoro quien ha llamado a este hombre para solicitarle mantener un encuentro. Carlos San Juan dice que es un orgullo que un responsable político se ponga en contacto con él. El jueves tendrá una entrevista telefónica con el Gobernador del Banco de España.
San Juan asegura que va a seguir adelante con su campaña porque son muchos los mayores que se sienten excluidos. Es el caso de Eugenia, de 75 años, para quien usar el cajero automático es una misión imposible. "Si ponen un cajero es para que lo entendamos con nuestras cartillas y esto no vale para nada", afirma Eugenia.
Para devolver unos recibos como lo ha hecho Eugenia en ventanilla le han cobrado una comisión. "Por la gestión de devolver el dinero que me han cobrado de más, cuatro euros, y por sacar dinero porque ya que estaba ahí, otros dos euros", lamenta.
En el cajero le habría salido gratis, como a Delfina que tiene la suerte de tener a su nieto. "Yo no sé, tiene que venir mi nieto conmigo, tengo que esperar el día que él puede".
Esta triste situación es en la que se encuentran muchos mayores. "Tengo que pedir ayuda porque siempre me equivoco", cuenta otro abuelo. "Me pongo nervioso porque tengo miedo de que la operación salga mal".
A duras penas se entienden con el teléfono y mucho menos con Internet. "Yo no utilizo esas cosas porque tengo menos memoria y tengo miedo a confundirme", dice otro hombre.
Encima, si quieren ser atendidos en la caja desde la pandemia, solo pueden hasta las once de la mañana. "Yo si voy a la caja y llego después de las 11 de la mañana no me atiende".
Son los más afectados por el cierre de sucursales, que han dejado de ser ese espacio familiar al que acudían casi a diario para realizar sus gestiones. "Antes ibas a la caja, dabas tu cartilla, te daban tu dinero y ya está, pero ahora con la tarjeta los mayores no nos aclaramos".
"Cuando llegamos a cierta edad, nos dejan a un lado", comenta una mujer. Lo cierto es que los mayores se sienten los grandes olvidados por los bancos.