Si hay una palabra que defina la compra de Air Europa por parte de Iberia es la discreción. La operación ha cogido por sorpresa a propios y extraños del sector, regulador incluido. Fuentes de la compañía aseguran que "así es como se tienen que hacer las cosas". Uno de los pocos indicios, que el Ministerio de Fomento se inclinaba por que las dos aerolíneas, hasta ahora rivales, compartiesen la Terminal 4.
El acuerdo de compra, en cualquier caso, es solo el primer paso porque pasarán meses antes de que se haga efectivo. Como pronto, Air Europa operará bajo el paraguas de Iberia en la segunda mitad de 2020. Para los analistas es una operación segura "Es una manera de proteger un mercado hispano o español de competidores y se hace, además, con la compra de una aerolínea rentable", explica Romà Andreu, profesor de EAE Business School. En términos económicos también se sostiene. Para Iván San Félix, analista de Renta 4 "IAG pagará en efectivo, emitiendo deuda. Creemos que tiene flexibilidad financiera para acometer la operación".
Más de la mitad de los pasajeros que transiten por el aeropuerto madrileño tendrán en la mano un billete de la compañía. Tomando como referencia los datos del cierre del año pasado, Iberia (contabilizando los pasajeros de Iberia Express y Air Nostrum) y Air Europa movieron casi 33 millones de pasajeros del total de 57, 8 millones de viajeros que transitaron por Barajas en 2018.
Al nuevo gigante le queda una prueba definitiva: destronar a Ryanair como líder del tráfico de pasajeros en España. Los números se acercan, pero no hay sorpasso en lo que va de año. La compañía irlandesa trasladó hasta octubre 31,7 millones de pasajeros frente a los 28,7 millones del nuevo grupo. El recorte de bases y vuelos de Ryanair podría hacer más asumible el objetivo para Iberia.
Cuando la operación se materialice, Air Europa mantendrá su marca pero muchas otras cosas van a cambiar. Su terminal de operaciones será la icónica T4 de Barajas. También cambiará de compañeros de vuelo porque compartirá la alianza de Iberia con One World (British Airways, American Airlines, Qantas) y dejará su actual asociación, la Sky Team (Air France, Alitalia, Delta Airlines, KLM). Los futuros clientes de Air Europa también podrán sumar Avios, los puntos de la tarjeta de fidelización de Iberia.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) no ha recibido de manera oficial la notificación de la compra. Pero esta compra podría rebasar su ámbito porque la matriz de Iberia es la británica IAG (que engloba a British Airways, Air Lingus y Level) y si la facturación de las empresas superan los 5.000 millones de euros, Bruselas podría hacerse cargo del expediente. Pero no necesariamente. Porque nuestra CNMC puede solicitar hacerse con el caso si considera que es estratégico para España.
En el caso de que la compra llegase finalmente a la CNMC, el organismo tendría que decidir en el plazo de un mes si la compra puede ser o no autorizada. Si no se desautoriza, es decir, si no se archiva, la CNMC tendrá que estudiar si hay que poner (o no) condiciones para que la compra respete las leyes de la competencia. Puede llegar a prohibir la concentración si no ve posibilidades incluso con estas restricciones.
En este último caso, en el de que se prohíba o se impongan condiciones, el Ministerio de Economía tiene un plazo de quince días para llevar la concentración al Consejo de Ministros. El acuerdo final, que podrá autorizar con o sin condiciones la concentración, deberá adoptarse en un plazo máximo de un mes. Es un caso excepcional pero no imposible y la decisión puede apoyarse en diferentes motivos como la innovación o el interés nacional.
Desde el Gobierno, la Ministra de Industria, Reyes Maroto, asegura desde Londres que van a ser "prudentes" a la espera de que la CNMC y la dirección general de Competencia de la Comisión Europea den su visto nuevo. Tras la quiebra de Thomas Cook, "defender la conectividad de España es prioritario y la responsable de Turismo espera que "se mantengan las rutas, frecuencias y que no afecte a los trabajadores". También espera que no haya un impacto negativo en los precios.
Y aquí se abren las apuestas. Dentro del sector turístico hay expectación y dudas por saber si el regulador dará luz verde a que unan sus fuerzas dos competidores por llevar los mercados español y europeo a Latinoamérica. Los mercados apuestan porque la compra salga adelante "aunque creemos que debería tener restricciones", puntualiza Iván San Félix. Unas restricciones que, por cierto, ya ha pedido el consejero delegado de Ryanair, Ryan O'Leary.
Fuentes de Iberia desmienten que la operación vaya a tener algún impacto en la estructura accionarial de la compañía, así que no mejoraría su "españolidad" frente a un eventual Brexit. Hay que recordar que para volar entre ciudades de la Unión Europea, las aerolíneas deben tener mayoría de accionariado europeo, algo que no ocurriría si se materializa el Brexit ya que la matriz de Iberia (IAG) es británica. Pero hay otras aristas que podría limar la compra.
Primero, el impacto económico del Brexit en el bolsillo de los británicos. "Si se deteriora la economía, podría afectar al tráfico en un centro de distribución internacional tan importante como Heathrow", apunta Romá Andreu, profesor del EAE Business School y especialista en aviación. Mejorar las conexiones desde Madrid podría amortiguar ese impacto y se podrían transferir vuelos en caso que se complique la operativa con los aeropuertos británicos.
Otra derivada es la saturación en el espacio aéreo de los intercambiadores europeos como los de París, Ámsterdam, Londres o Fráncfort "Madrid es un hub más o menos libre porque los flujos con América son menos intensos y poder llevar vuelos de largo radio ahí para luego redistribuir los pasajeros puede darte ventaja. A medio y largo plazo Barajas se puede ser más interesante", explica Andreu. El final está,literalmente, en el aire.