¿Usáis gas en casa? Preparaos para el aumento del precio. El inicio de este 2025 trae consigo una noticia que va a impactar directamente en el bolsillo de muchos consumidores: la eliminación de la subvención del gas para quienes están acogidos a la tarifa regulada (TUR).

Este cambio supone un aumento en el precio del gas, afectando principalmente a las familias que hasta ahora se beneficiaban de esta medida implementada por el Gobierno durante la crisis energética. Ahora, al parecer no hay crisis energética, y por ende esta medida desaparece.

Con su finalización, el coste del gas va a verse encarecido significativamente, poniendo a prueba la capacidad de ahorro de los hogares en un contexto, aún, de inflación y costes energéticos elevados.

La Tarifa de Último Recurso (TUR) es una tarifa regulada por el Gobierno destinada a proteger a los consumidores domésticos frente a las fluctuaciones del mercado mayorista de gas. Está diseñada para hogares con un consumo anual de hasta 50.000 kWh, lo que incluye la mayoría de las viviendas en España.

Durante la crisis energética de 2022 y 2023, provocada por el conflicto en Ucrania y la escalada de precios del gas, el Gobierno implementó una subvención temporal para los usuarios de la TUR. Esta ayuda tenía como objetivo amortiguar el impacto de los elevados costes internacionales del gas, que llegaron a alcanzar máximos históricos.

Según la OCU, la calefacción representa uno de los mayores gastos energéticos en los meses de invierno, llegando a suponer hasta el 70% del consumo total de gas en una vivienda.

Además, se estima que más de 1,5 millones de hogares están acogidos a la tarifa regulada, lo que significa que un número significativo de familias verá cómo sus facturas aumentan en las próximas semanas.

A partir de 2025, el Gobierno ha decidido poner fin a esta subvención. La eliminación de esta medida supone un aumento inmediato en el coste de la tarifa regulada, que volverá a reflejar de manera más directa los precios del mercado internacional.

Según las estimaciones de expertos, este cambio podría traducirse en un incremento del 20% al 30% en la factura de gas para los usuarios acogidos a la TUR. Esto significa que una familia promedio que paga 60 euros mensuales podría ver su recibo dispararse a más de 75 euros.

Este aumento afectará especialmente a los hogares que dependen del gas para calefacción y agua caliente, justo en los meses de invierno, cuando el consumo es más alto. Para muchas familias, este incremento llega en un momento complicado, con la inflación aún afectando los precios de otros bienes y servicios esenciales.

El fin de esta subvención responde a varias razones. Durante los años en los que estuvo en vigor, la subvención del gas representó un gasto importante para el Gobierno. En un contexto de ajuste fiscal, se ha decidido priorizar otros sectores en lugar de prolongar esta ayuda.

Tras los picos de precios en 2022 y 2023, el mercado internacional del gas ha comenzado a estabilizarse. Aunque los precios actuales son más bajos que los máximos históricos, todavía están por encima de los niveles previos a la crisis. El Gobierno considera que ya no es necesario seguir amortiguando el coste para los consumidores.

La eliminación de la subvención también está alineada con los objetivos de descarbonización y transición hacia fuentes de energía renovable. Algunos expertos sugieren que el fin de las ayudas al gas podría incentivar a los consumidores a buscar alternativas más sostenibles.

Aunque el aumento en el precio del gas es inevitable, existen algunas estrategias que los consumidores pueden adoptar para reducir su factura.

Una de las más importantes, es aislar correctamente el hogar (ventanas, puertas, paredes). Esto puede reducir la pérdida de calor y, por tanto, disminuir el consumo de gas. Como también utilizar termostatos programables para ajustar la calefacción según las horas de uso.

Aunque la TUR ha sido tradicionalmente una de las tarifas más económicas, la eliminación de la subvención podría hacer que algunas ofertas del mercado libre sean más competitivas. Es recomendable comparar precios y condiciones antes de cambiar.

Reducir el tiempo de uso de la calefacción, bajar ligeramente la temperatura del termostato (por ejemplo, de 22 ºC a 20 ºC) y aprovechar fuentes de calor pasivas, como la luz solar, puede servir también de ayuda.

Incluso, a largo plazo, invertir en sistemas como bombas de calor, paneles solares térmicos o calderas de biomasa puede reducir la dependencia del gas y disminuir el coste energético.

El fin de la subvención marca un punto de inflexión en el mercado del gas y en el bolsillo de los ciudadanos que tienen que hacer frente a otra subida más de precios en sus gastos diarios.

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