El 1 de enero de 2025 ha marcado el inicio de un cambio significativo en los bolsillos de muchos hogares españoles. Con el fin del IVA reducido para ciertos productos y alimentos, el impacto en los precios ya se está dejando sentir en supermercados, mercados y tiendas.

Este ajuste, que forma parte de las medidas fiscales del gobierno, afecta a una amplia gama de bienes esenciales y podría alterar el presupuesto mensual de las familias.

El Impuesto sobre el Valor Añadido reducido se aplicaba a productos considerados básicos o esenciales, con el objetivo de facilitar su acceso a la mayoría de la población.

Este tipo impositivo, del 4% o el 10% dependiendo del bien, ahora se ha incrementado al tipo general del 21% para numerosos productos.

El gobierno justificó la medida como parte de un esfuerzo por aumentar los ingresos fiscales y cumplir con las recomendaciones de organismos internacionales sobre la armonización tributaria en la Unión Europea.

Entre los productos que experimentan un aumento de precio destacan:

Alimentos frescos. Aunque ciertos alimentos como el pan básico, la leche y las frutas y verduras frescas mantienen un IVA reducido, otros productos frescos han visto incrementado su gravamen. Por ejemplo, carnes, pescados y mariscos ahora se gravan al 21%.

Bebidas azucaradas y edulcoradas. Este grupo ya había experimentado ajustes en el pasado, pero ahora su IVA se iguala al tipo general, aumentando su precio de forma considerable.

Productos de higiene personal. Los productos como jabones, champú y compresas también pasan a tributar al 21%.

Alimentos procesados. Conservas, alimentos precocinados y salsas también sufren el aumento.

También a lo largo de este 2025, uno de los aumentos más destacados será el de la factura de la luz, que regresará a la fiscalidad anterior a la crisis después de más de tres años de tipos reducidos.

El IVA se ajustará al 21%, lo que, según la OCU, provocará un aumento aproximado del 13% en los costes, lo que se traducirá en un incremento mensual de más de 100 euros. Otros productos de consumo básico, como el aceite y la pasta, también experimentarán aumentos. A partir del 1 de enero, el IVA del aceite pasará del 2% al 4%, mientras que la pasta subirá de un 7,5% a un 10%.

La vivienda seguirá siendo un desafío para los españoles, con precios tanto de alquiler como de compra en aumento. La escasez de oferta en las grandes ciudades y la reducción de los tipos de interés del BCE son algunos de los factores que impulsarán este incremento.

Además, los paquetes de telefonía móvil sufrirán ajustes de precios durante el mes de enero, con subidas que oscilarán entre los 10 céntimos y los seis euros al mes, dependiendo de la compañía y la modalidad contratada.

Este año traerá consigo una novedad significativa: la implementación de una nueva tasa municipal de basuras en todos los municipios con más de 5.000 habitantes.

Esta tasa deberá cubrir los costes del servicio, lo que resultará en aumentos fiscales en muchas localidades. Se estima que el aumento anual por hogar podría estar entre los 165 y los 200 euros, según el Consejo General de Economistas.

Las cotizaciones sociales también subirán, aunque de manera leve, y se introducirá la cuota de solidaridad para aquellos salarios superiores a la base máxima de cotización, que es de 58.908 euros anuales.

Además, el tipo impositivo del IRPF para los contribuyentes con altos ingresos se incrementará del 28% al 30%. Los cigarrillos electrónicos, los vapeadores y la nueva fiscalidad del tabaco también contribuirán a una subida en los precios de estos productos.

Para muchas familias, este cambio implica un incremento directo en el precio total de la cesta de la compra. Por ejemplo, el precio de un kilo de pescado que anteriormente tenía un IVA reducido podría incrementarse en varios euros, dependiendo del punto de venta y la región. Los productos de higiene personal también representan una carga adicional, especialmente para las familias numerosas o aquellas con necesidades específicas.

Los sectores más afectados por este incremento son aquellos con un mayor consumo de alimentos frescos y productos de primera necesidad. En particular, los hogares con ingresos bajos podrían experimentar una mayor presión financiera, ya que una mayor proporción de su presupuesto se destina a cubrir necesidades básicas.

Los comerciantes y productores también han expresado preocupación por el impacto del aumento del IVA. Los pequeños negocios temen una caída en las ventas debido a la posible reducción del poder adquisitivo de los consumidores. Por su parte, los productores de alimentos frescos y procesados advierten que podrían verse obligados a reducir la producción o a buscar alternativas para mitigar el impacto en sus ingresos.

Además, sectores como la hostelería, que dependen en gran medida de productos alimenticios, también podrían enfrentar mayores costes operativos. Esto podría traducirse en un aumento de precios en restaurantes y bares a lo largo de este 2025, afectando también a los consumidores finales.

Aunque el gobierno argumenta que el aumento del IVA es necesario para equilibrar las cuentas públicas, también ha anunciado medidas para contrarrestar sus efectos, eso sí limitadas.

Entre ellas se incluyen ayudas directas para los hogares más vulnerables y la promoción de programas de educación financiera para optimizar el presupuesto familiar.

Por otro lado, algunas comunidades autónomas están implementando medidas como descuentos en alimentos frescos o ayudas para la compra de productos de higiene personal. Estas iniciativas buscan aliviar el impacto en los grupos más afectados mientras los consumidores se adaptan al nuevo escenario fiscal.

Ante este panorama, los consumidores pueden tomar ciertas medidas para reducir el impacto del aumento del IVA en su economía personal. Como por ejemplo elaborar listas de compra y evitar adquirir productos innecesarios, ir en búsqueda de las mejores ofertas en diferentes puntos de venta, estar atento a promociones y descuentos especiales en supermercados, optar por productos de marcas blancas que suelen tener precios más bajos y gestionar mejor los alimentos para evitar tirar comida.

El impacto del fin del IVA reducido probablemente se sentirá durante los próximos meses mientras consumidores y negocios se adaptan a los cambios. Si bien el gobierno espera que la medida contribuya a mejorar la recaudación fiscal, la polémica está servida porque se espera un ahorro menor de las familias.

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