Si ya de por sí llenar la cesta de la compra supone un auténtico quebradero de cabeza para millones de hogares en España, comprar productos BIO supone un desembolso demasiado cuantioso. De hecho, pese a su sostenibilidad y calidad y pese a las ilegalidades que pueden surgir en el etiquetado BIO, los productos ecológicos son más caros que los convencionales. La cesta de la compra con productos BIO puede llegar a costar el doble.
En un informe reciente titulado ‘El verdadero coste del consumo sostenible’, elaborado por Asufin, se han analizado más de cien productos de las cinco cadenas de distribución de España. En el mismo, se puede comprobar que una cesta de la compra media con productos convencionales sale por 140 euros y una cesta BIO-sostenible por 280 euros.
Desde 2002, los españoles han perdido casi un 15% de poder de compra en alimentación. De los 109 productos ecológicos analizados, en relación con sus homónimos convencionales, se aprecian diferencias que van del 290% al 315%. Sin ir más lejos, las galletas de avena convencionales valen 1,32 euros, mientras que las BIO salen por 5,47 euros. En el caso del pan de molde, la diferencia del convencional (1,02 euros) al BIO (3,99 euros) es bastante llamativa.
Pese a su elevado precio, en el aceite de oliva se aprecia un menor margen, apenas del 30%; 11,75 euros el ecológico y 8,99 euros el convencional. Por otro lado, los filetes de ternera presentan un diferencial del 27%, con un coste de 18,83 euros para el ecológico frente a los 14,79 euros del convencional.
Las mayores diferencias económicas están en las legumbres; un 217% más caras. Los precios eco se disparan en este sentido, al igual que ocurre con los cereales (con un 156% de diferencia), las pastas (con un 106%) y los productos de desayuno. La menor disparidad la encontramos en las conservas del pescado y la leche, con un 42% y un 38%, respectivamente.
La diferencia de precios entre hortalizas de temporada llega al 110% si son ecológicas, en patatas el 83%, en huevos el 80% y en frutas de temporada el 76%. A esta comparativa hay que sumar que el 55% de las personas que suelen consumir productos ecológicos han pasado a marcas que no son ecológicas, pero que ofrecen precios más bajos. Pese a que el 66% de los españoles aboga por un mejor planeta y por la sostenibilidad y el producto de proximidad y de calidad, lo cierto es que la situación económica no permite disfrutar de estos alimentos.
Analizados en el estudio cinco grandes supermercados, la diferencia de precios llega a ser bastante importante. En Carrefour el margen es del 133,30%. Le siguen Alcampo (con un 85,70%) y Aldi (con un 77,60%). El margen entre productos BIO y convencionales en El Corte Inglés es del 65% y en Lidl del 54%.
Si de por sí los consumidores ven cómo los precios suben de manera disparatada del campo a la mesa, cuando se trata de productos ecológicos los sobrecostes ya son excesivos. La agricultura ecológica es más cara. Aumentan los costes de producción y su productividad suele ser menor, en torno a un 20% menos que en el caso de la agricultura no convencional. Por tanto, es un fenómeno poco rentable y de bajo rendimiento.
La agricultura ecológica posee un menor impacto ambiental, debido a la rotación de las cosechas, aunque su seguridad y salubridad no es mayor que los métodos convencionales, según argumenta la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Realmente, todo pasa por disponer en los supermercados y tiendas de una gama competitiva de productos BIO, pero teniendo en cuenta la inflación, la reduflación y la inflación invisible. De hecho, se puede dejar de recurrir a los alimentos ecológicos por una mera cuestión económica o por falta de tiempo.
No obstante, en este sector imperan prácticas engañosas de greenwashing generalizadas. Este hecho llega a desincentivar el deseo de consumo más sostenible, por lo que se llega a desconfiar de la calidad y autenticidad de los sellos y certificaciones otorgados, así como de la calidad de los productos publicitados. A la hora de consumir productos BIO se precisa de un esfuerzo adicional para seleccionar una cesta de la compra más económica y a la par más ecológica.
La OCU señala que una cesta de la compra ecológica es un 62% más cara que una convencional, aunque la diferencia dependerá del producto. Hay que analizar si verdaderamente procede de tierras donde se emplean fertilizantes naturales, rotaciones de cultivo y sin sobreexplotaciones del terreno. En el caso del ganado, que tengan una alimentación natural, sin antibióticos y con pleno bienestar. Por todo ello, la OCU ha solicitado a las autoridades europeas el desarrollo de un certificado de sostenibilidad para que el consumidor pueda escoger con criterio.
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