Un estudio de la OCU señala cuáles son las peores patatas fritas del mercado
La OCU ha analizado 331 marcas de patatas fritas para dictaminar cuáles son las peores: las de sabor jamón
Las patatas con sabor a jamón de Ruffles y Consum contienen el colorante E150d, muy peligroso para la salud
¿Es cierto que la Unión Europea va a prohibir las patatas fritas con sabor a jamón?
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha decidido poner a prueba a uno de los aperitivos más populares del país, las patatas fritas de bolsa. Este alimento se consume tanto en bares como en casa sin saber las consecuencias negativas que tienen para la salud. Es por ello que la entidad ha decidido analizar 331 productos de supermercado para esclarecer cuáles son las peores.
El estudio advierte que la mayor parte de las marcas examinadas suponen una bomba de calorías y, además, lo ejemplifican con el supuesto de preparar un cuenco de esta comida. Lo más habitual es que pese 40 gramos lo que se traduce en unas 214 kilocalorías, es decir, "más del 10% de las calorías diarias recomendadas para un adulto", según afirma la OCU.
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Dos marcas de patatas fritas con sabor a jamón son las menos recomendables
Por este motivo, las patatas fritas de bolsa son uno de los productos menos recomendados y saludables para el ser humano, cuyo consumo excesivo puede ser peligroso para la salud. Asimismo, existen dos marcas en la actualidad que destacan por ser las peores opciones ya que contienen un componente muy dañino para el organismo.
Las Ruffles sabor jamón y las onduladas sabor jamón de Consum son las más peligrosas debido a que poseen el colorante E150d ya que, según la OCU, "puede contener un compuesto recién formado 4-MI (4-metilimidazol) sospechoso de ser cancerígeno (clasificado C2b por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer)". Así pues, tras realizar la investigación, recomiendan otras alternativas más saludables como los nachos de trigo sarraceno de la marca Sol Natural que se distinguen por no tener ingredientes ultraprocesados ni aditivos.
Casi la mitad de la muestra, 151 productos, utilizan aromas. Y es que las clásicas patatas fritas sabor jamón están dando paso a patatas fritas sabor foie gras, trufa negra, chorizo e incluso solomillo de ternera braseado con cebolla caramelizada. También observamos una tendencia hacia los sabores picantes (chilli), con diferentes niveles de picante.
Para dar sabor, los aromas desempeñan un papel muy importante. Pero no todas las sustancias son iguales: la Comisión Europea ha decidido no renovar la autorización para el uso alimentario de varios aromas de humo, que se asocian con problemas de genotoxicidad.
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