Cuando negociamos nuestro salario de cara a aceptar una oferta de empleo es importante tener en cuenta que normalmente el empleador hablará en términos de salario bruto, por lo que la cantidad que percibiremos en realidad será inferior. Es lo que llamamos salario neto que, básicamente, consiste en el sueldo que nos quedará una vez que restemos los impuestos y demás importes aplicables, que irán a parar a Hacienda y a la Seguridad por distintos conceptos. ¿Cómo calcular el sueldo neto? ¿Es posible trasladar fácilmente el salario bruto a neto?

En líneas generales, el salario neto es el resultado de restar al salario bruto ciertas cantidades en concepto de impuestos obligatorios, así como prestaciones e indemnizaciones. En el cálculo del salario neto entran en juego diversos factores: el tipo de contrato del trabajador, su cotización a la Seguridad Social, la retención del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF)... Una operación en la que entran en juego las características personales del trabajador, el tipo de contrato que ha firmado, y otras cuestiones que inciden directamente en la cotización a la Seguridad Social y a la retención del IRPF. De hecho, dos empleados con el mismo salario bruto anual pueden cobrar cantidades distintas en función de estos factores.

Por ejemplo, la Seguridad Social tiene en cuenta el salario bruto para calcular la prestación por desempleo, la pensión por jubilación, la indemnización en caso de despido... También, tal y como recuerdan desde Bizneo, se descontarán las cantidades relacionadas con bajas laborales por contingencias comunes, accidentes de trabajo y formación. También se descuentan cuantías relacionadas con gastos sanitarios.

Estas cantidades son abonadas tanto por parte de la empresa como del empleado y, de hecho, normalmente la empresa asume la mayor parte de esta suma. Así, el porcentaje que afronta el trabajador variará en función de su tipo de contrato (indefinido o temporal). En caso de ser indefinido, se aplicará un 6,35 por ciento a la base de cotización; si es temporal, será un 6,4 por ciento. Conociendo estos porcentajes es posible restar fácilmente nuestra aportación a la Seguridad Social.

En cuanto al IRPF, al tratarse de un impuesto progresivo, cuanto mayor sea tu salario bruto, mayor será proporcionalmente la suma que tengas que desembolsar en Hacienda cada año. La horquilla que se aplicará a tu salario es muy amplia y puede ir desde el 2 hasta el 45 por ciento. Así, para saber qué suma debes restar para obtener tu salario neto, basta aplicar el porcentaje vigente a cada tramo.

Ten en cuenta, además que un error clásico es pensar que se aplica un único porcentaje a todo tu salario (el correspondiente al tramo en el que se encuentre tu salario). En realidad no funciona así: la suma comprendida en un tramo determinado tributará por el porcentaje que le corresponda, y la suma restante (dentro del siguiente tramo), lo hará por el nuevo porcentaje (más elevado que el anterior). Así, habrá subida, pero no será tan drástica como muchas personas imaginan.

Por otro lado, estos porcentajes dependen de cada comunidad autónoma y de factores como el estado civil, el número de hijos, si existe una persona con discapacidad a cargo... También variarán en función de la categoría profesional, de la presencia de algún grado de minusvalía.

Por último, ten en cuenta que, si tienes 12 pagas anuales y ninguna paga extra, tu salario será mayor mensualmente pero, lógicamente no disfrutarás de esa entrad de dinero puntual que tanto ayuda en verano y en las vacaciones de Navidad.

Teniendo en cuenta todos estos factores (modalidad de contrato, salario bruto, IRPF que te corresponde, sumas destinadas a la Seguridad Social y número de pagas anuales) podrás calcular fácilmente tu salario neto, al menos de forma aproximada, aunque es recomendable que la propia empresa te ofrezca esta información y, de hecho, se considera una buena práctica en cuanto a transparencia.