Con la factura de la luz disparada y el kilovatio/hora alcanzando récords en su precio cada día, se impone la búsqueda de ahorro energético en las viviendas de los consumidores. Ya hemos hablado de cómo reducir la factura eliminado el consumo fantasma, pero si queremos reducir de verdad nuestra factura de la luz debemos mirar a la cocina.
Y es que los electrodomésticos son los grandes consumidores de energía de nuestro hogar. Según un informe de la OCU, los electrodomésticos que más energía consumen al año en una casa son la nevera (con unos 662 kWh al año de media), el congelador (563 kWh), la televisión (263 kWh), la lavadora (255 kWh), la secadora (255 kWh) y el lavavajillas (246 kWh). Y si hablamos del total de la factura, dejando de lado la televisión, el frigorífico, el congelador, la lavadora y el lavavajillas suman casi el 60% del gasto de los electrodomésticos. Sólo el frigorífico supone el 22% de la factura de una vivienda media.
Por eso, si de verdad queremos ahorrar un buen pico en nuestra factura eléctrica, la primera habitación a la que tenemos que prestar atención es a la cocina. Estos electrodomésticos consumirán de manera distinta dependiendo de sus prestaciones (los más modernos consumen menos) y del uso que hagamos de ellos.
La primera de las recomendaciones para ahorrar en el consumo eléctrico de los electrodomésticos es evidente, pero no por ello vamos a dejar de mencionarla: hay que intentar contar con aparatos más eficientes. Los electrodomésticos más modernos suelen ser más eficientes con el consumo. Por lo tanto, es una buena idea cambiarlos cuando pensemos que han superado su vida útil. Según la OCU esta vida útil suele rondar los 12 años para los grandes aparatos, como lavadoras o lavavajillas, y entre 8-9 años para los pequeños electrodomésticos, como el aspirador o el microondas.
Ya desde el año 2011 todos los electrodomésticos que se venden en la Unión Europea están obligados a incluir una etiqueta de eficiencia energética que nos dice cuánto consume ese aparato. La calificación de estas etiquetas va desde la mejor valorada, la A+++, hasta la peor, la F. Entre una y otra puede haber una diferencia de un 40% en el consumo eléctrico, además de un mejor trato al medio ambiente. La letra D se considera alto consumo, la C y B consumo alto, la A consumo normal, y la A+, A++ y A+++, bajo consumo.
El frigorífico y el congelador es el mayor consumidor de energía de la casa. Por eso hay que prestarle la mayor atención. Se trata de uno de los electrodomésticos que requiere de estar encendido, siempre funcionando, durante las 24 horas del día. Por eso es muy importante ajustar su temperatura. Piensa que bajar un grado puede suponer un ahorro del consumo de hasta un 12%. Lo recomendable es ajustar su termostato, el del refrigerador, entre los 4-6 ˚C.
Otros consejos importantes son saber aprovechar al máximo el volumen de toda la nevera, no instalar el frigorífico cerca del horno o cualquier otra fuente de calor y asegurarse de comprobar que el aire circula sin problemas por su parte trasera. No hay que dejar la puerta del frigorífico ni del congelador demasiado tiempo vierta y, en caso de producir escarcha, hay que descongelar lo antes posible.
También es interesante conocer qué electrodomésticos gastan más electricidad a la hora de elegir qué y cómo vamos a cocinar cada día. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que las cocinas de gas son más eficientes que las eléctricas, lo que nos ayudaría a reducir la factura. Además, las cocinas de inducción consumen hasta un 20% menos de electricidad que las vitrocerámicas.
Y si ya podemos elegir, el microondas es el rey del ahorro de consumo eléctrico de la cocina. Siempre será mejor cocinar en el microondas que en el horno, que es un gran consumidor. Y antes del horno, se gasta mucho menos utilizando ollas o cazos y, mejor que estas últimas, la olla a presión.
A la hora de usar la vitrocerámica utiliza cacerolas del mismo tamaño que la placa y procura taparlas para que se mantenga más el calor, saca los alimentos de la nevera tiempo antes de cocinarlos, apaga la cocina un poco antes de terminar la cocción y baja la calefacción mientras cocinas.
Utiliza los programas ECO del horno y del microondas. Y cuando utilices el horno no precalientes durante mucho tiempo, apágalo entre 5 y 10 minutos antes de acabar la cocción y, sobre todo, no abuses de la función grill.
Además de buscar las horas del día de consumo más barato, algo que sólo nos dejará ahorrar un puñado de euros al año, con la lavadora lo más eficiente es separar la ropa por colores y, en el mejor de los casos, en función de lo sucias que estén. Esto nos permitirá realizar lavados con una buena cantidad de ropa y en el programa más frio posible. Y utiliza el centrifugado más rápido si luego vas a usar secadora.
Con la secadora, finaliza el programa de secado antes si vas a planchar, limpia regularmente las pelusas del filtro y del condensador y llena el tambor totalmente, pero respetando siempre la carga máxima.