La escalada de tensión entre Ucrania y Rusia amenaza también los precios de la energía, que podrían encarecerse todavía más por la dependencia europea del gas ruso, suponiendo hasta un 40% de la energía que se consume en el continente.
Mientras que en algunos países el porcentaje se eleva al 80% de la energía consumida, en España la cifra se desploma hasta en torno al 10%, ya que el principal proveedor en España es Argelia. Sin embargo, los cambios en el mercado de la electricidad afectarían a todo el continente.
El poder de Rusia es muy elevado y, por tanto, podría cerrar parte del grifo del gas a Europa, obligando al continente a buscar fuentes alternativas tanto para el consumo diario como para los almacenes estratégicos que evitan el desabastecimiento, reconocen en Cinco Días.
El sistema de precios que rige la energía tanto en España como en el resto de Europa se fija en la energía más cara que entra al sistema. De esta manera, a pesar de que los compradores se hacen primero con la energía más barata (la solar y eólica), después entran las más caras y establecen el precio. Durante los últimos meses, el gas natural ocupa el último puesto de la lista de la compra energética.
De esta forma, aunque en España se consuma un porcentaje muy bajo de gas ruso, debido a la tarifa regulada de la electricidad que recoge los precios del mercado mayorista, la subida de los precios por la tensión bélica se nota rápidamente en nuestra economía.
España mantiene relaciones comerciales con Ucrania en el sector de los cereales. Entre el 28% y el 30% de las importaciones de maíz y el 60% de la de girasol provienen del país, por lo que el conflicto podría afectar negativamente a estos, según fuentes del sector agrario consultadas por EFE. Además, los conflicto suelen retraer el gasto de hogares, empresas e inversores, obligando a reducir las exportaciones que hace España a estos dos países.