Comisiones bancarias: requisitos para evitar pagarlas

  • Existen ciertas comisiones bancarias que pueden evitarse negociando con tu entidad

  • Los productos bancarios cien por cien on line no tienen comisiones

  • Las comisiones por descubiertos son las que más hay que vigilar

Pagar comisiones es muchas veces un peaje necesario para poder utilizar ciertos servicios: mantenimiento de cuentas, transferencias, emisión de tarjetas de débito o crédito, constitución de determinados productos financieros, sacar dinero en cajeros que no pertenezcan a la red de tu banco... Las entidades suelen modificar su oferta de productos (y el precio que éstos conllevan) en función de las circunstancias del mercado, de sus necesidades concretas y de lo que haga la competencia. ¿Cómo evitar pagar comisiones bancarias? ¿Es posible negociar con tu entidad para pagar menos por los servicios que utilizas?

Comisiones bancarias: cómo evitar pagarlas

Existen comisiones bancarias especialmente frecuentes, sobre todo las relacionadas con productos básicos como cuentas bancarias, tarjetas de débito o crédito, etc. Son, en general, las comisiones de las que más fácilmente podemos librarnos, y con las que más suelen jugar las distintas entidades al diseñar sus ofertas comerciales. Incluso cuando tu producto concreto las incluya, siempre es posible intentar negociar con tu banco para lograr su eliminación, especialmente si tu vinculación con la entidad es elevada. Por ejemplo, siempre será más fácil pagar menos por tus productos si cuentas con varios en el mismo banco, o si su peso económico es importante.

Otras comisiones frecuentes con las que también existe cierto margen de negociación, en función de nuestras circunstancias particulares, son las relacionadas con productos como préstamos e hipotecas. Por ejemplo, gastos de apertura o de amortización anticipada. Algo similar ocurre con los productos de inversión, como acciones, fondos, etc.

En general, la mejor forma de evitar o reducir el pago de comisiones bancarias es realizar una buena búsqueda previa y una comparativa antes de contratar un producto bancario para conseguir el mejor precio. Si hablamos de un producto ya existente que nos cuesta más dinero de lo que es tendencia en el mercado en el momento actual, siempre podemos contactar con nuestro gestor para valorar opciones y adaptar las condiciones. A veces se puede llegar a acuerdos aumentando la vinculación, o bien optando por productos online que sustituyan a los ya existentes. Si no queda más remedio, siempre podrás cambiar de entidad: las ofertas para nuevos clientes suelen ser bastante atractivas.

Además, en plena era digital, cada vez existen más entidades que ofrecen productos cien por cien gratuitos, muchas veces gracias al ahorro de costes que supone que se trate de contratos gestionados íntegramente online. Con todo, hay que tener en cuenta que este tipo de servicio no es para todo el mundo y que inevitablemente nos veremos abocados a gestionar online o por vía telefónica prácticamente cualquier duda o incidencia. Si esto no te molesta, puedes contratar tus productos con bancos sin comisiones dentro del ámbito de la banca online. También la banca tradicional se adapta a esta tendencia y ofrece cada vez más productos gestionados cien por cien online. Por último, otras entidades optan por un modelo híbrido: pocas oficinas físicas y una gestión principalmente digital.

Un último consejo es valorar antes de decidir no solo el coste económico, sino la calidad de servicio que necesitamos: si operas muy poco con tus cuentas y tan solo realizas alguna transferencia de vez en cuando, es probable que te baste con contar con servicios online. Si, al contrario, manejas distintos productos relativamente complejos y necesitas una gestión personalizada, las comisiones pueden compensarte porque obtendrás a cambio el nivel de personalización que realmente precisas.

Además, existen ciertas comisiones que casi siempre suelen cobrarse, como es el caso de las transferencias internacionales, las transferencias automáticas vía Banco de España, la comisión por usar cajeros ajenos a la entidad, o la comisión por descubierto. Es importante fijarse especialmente en estas últimas: algunas tarjetas bancarias cobran intereses muy elevados en caso de entrar en números rojos, así como por el pago a crédito.