El 'fracking' o fractura hidráulica está provocando cierto debate en la sociedad, entre detractores y defensores de una técnica que es poco conocida entre los ciudadanos a pesar de que la estimulación hidráulica se lleva empleando en la industria desde hace 50 años.
Con el 'fracking' se persigue la obtención de gas pizarra ya que se estima que en España el 25 por ciento de la energía que consume España es gas natural aunque se importa la mayoría de dicho gas por lo que se trata de buscar la autosuficiencia.
Los expertos están enfrentados sobre las ventajas e inconvenientes sobre el uso de esta técnica. especialistas en Ingeniería Sísmica niegan que las posibles consecuencias del fracking sean tan negativas como muchos sectores denuncian ya que, aunque el uso de la técnica de la fractura hidráulica para la extracción de gas y petróleo se asocia en algunos países con la sismicidad, los seísmo que ocasiona son "pequeños" y la población no los aprecia. No obstante, matizan que "el problema es que si hay fallas próximas se puede disparar la falla produciendo seísmos mayores".
Desde el ecologismo, los problemas de esta técnica de explotación de los esquistos bituminosos son aún mayores que los que reconocen las empresas y los Gobiernos. Afirman que el 'fracking' lleva aparejada una serie de problemas ambientales, entre los que se encuentra la contaminación de las aguas de los acuíferos, a causa de los productos químicos altamente contaminantes utilizados.
Según Ecologistas en Acción, la mayor parte de los permisos de investigación solicitados o concedidos, se localizan sobre acuíferos conocidos. Además, más de la mitad de los acuíferos afectados son de tipo calcáreo o carbonatado, que resultan "especialmente sensibles" a la contaminación por los productos químicos que contiene el fluido utilizado en este método.
La organización considera que la explotación de este tipo de recursos no hace más que profundizar en el actual modelo de consumo de recursos fósiles, modelo socialmente insostenible y contaminante, basado en la quema petróleo, gas natural y carbón para producir electricidad y posibilitar el transporte. "Apostar por este tipo de recursos implica retrasar aun más el desarrollo e implantación de las energías renovables y el ahorro energético además de seguir aumentando las emisiones de efecto invernadero en el Estado español", han señalado.
En una postura intermedia o más técnica está los geólogos españoles que entiende que es "fundamental" en el 'fracking' asegurar la integridad de los pozos para evitar contaminar las aguas subterráneas, analizar el estado previo del agua antes de la fase de exploración, minimizar la posible sismicidad inducida y procurar que no se produzcan emanaciones de metano que contaminen las aguas subterráneas y se liberen a la atmósfera