Tener ordenador, acceder a internet o crear una página web son tecnologías ya muy instaladas en las pymes. Sin embargo, cuando parecía que su brecha digital con las grandes corporaciones se estrechaba, la irrupción de nuevos productos y servicios informáticos ha vuelto a abrir distancias.
Sólo tres de cada 100 pequeñas empresas emplean la inteligencia artificial (IA) o hacen análisis de big data. Una proporción que contrasta con la de las grandes empresas, donde 30 de cada 100 que utilizan estas nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).
El internet de las cosas o el almacenamiento en la nube también son ajenos a la mayoría de empresas con menos de 10 empleados. Apenas una de cada diez las usa, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) referidos al año 2021.
Para los expertos el acceso a estas nuevas TIC gira en torno al dato. Según Álvaro Barbero, Chief Data Scientist en el Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC), “la mayoría de proyectos de estas tecnologías se realizan con empresas grandes. Si no tienes grandes volúmenes de datos no tiene mucho sentido aplicar big data”.
El presidente de la Comisión de Digitalización de la Cámara de Comercio de España, Carlos López Blanco, apunta que la clave para las pymes “no es saber de tecnología, sino saber qué quieren hacer con ella. Creen que sirven sólo para ahorrar costes, y cuando les explicamos que en realidad permiten incrementar la cifra de negocio y el número de clientes su interés por ellas se dispara”.
Los informes de la Cámara reflejan que el grado de digitalización de los individuos es mayor que el de las pequeñas empresas. Y, para López Blanco “si las pymes no lo remedian acabarán perdiendo clientes. Hay una reticencia a lo tecnológico, una barrera cultural que debe eliminarse”.
Francisco Pérez Cárrega, Data & Analytics Practice Director de Datalytics España, coincide en que la diferencia en la adopción de estas tecnologías se debe a un componente cultural. “Hay un camino de transformación digital que las empresas más grandes o las nativas digitales han recorrido más rápido. Y, si nos enfocamos en las tecnologías que tienen que ver con los datos, la brecha es aún mayor”.
Esta razón explica el bajo porcentaje de pymes que usa big data. Al estudiar sólo las empresas que si realizan análisis de datos también se observan claras diferencias dependiendo del tamaño. Así, el 52% de las grandes compañías lo hacen con datos propios, frente menos del 20% de las pymes.
Sin embargo, parece que las empresas más pequeñas aprovechan de mejor manera sus escasos recursos. El 64%de las que analizan big data lo hacen con datos generados por dispositivos móviles (frente al 50% de las grandes). Y el 54% con información generadas en medios sociales, porcentaje también superior al de las de mayor tamaño.
“Las empresas grandes quieren sacar provecho a sus propio datos. Las pequeñas no tienen muchos, por lo que apuestan por técnicas de geolocalización o redes sociales para captarlos. Una pyme puede seguir lo que se dice en redes sociales de un producto similar al suyo y extraer conclusiones muy útiles para su estrategia”, afirma Barbero.
Para Pérez Cárrega, la tendencia de las empresas más pequeñas es “capacitar a sus empleados con las habilidades necesarias para que puedan tomar decisiones basadas en datos”.
La brecha digital entre pymes y grandes empresas también es relevante en el uso de inteligencia artificial (IA). Casi 30 puntos. Y esta distancia se mantiene, sobre todo en las unidades de menor tamaño, si el uso de esta IA es para procesos de producción. Y se reduce algo si se emplea en marketing o ventas.
No obstante, la brecha se estrecha entre las empresas que compran paquetes comerciales de IA listos para ser utilizados. En 2021 lo hicieron el 32% de las pequeñas sociedades que usaron esta tecnología, porcentaje similar al de empresas de tamaño medio y no muy inferior al 49% de las grandes.
En este sentido, Álvaro Barbero comenta que “estos servicios empaquetados son baratos, pero no están adaptados a las necesidades específicas de una empresa”. Por eso, las grandes compañías hacen sus proyectos, además de usar esos paquetes comerciales.
Comprar servicios de cloud computing no está al alcance de todas las empresas. De hecho, otra razón esgrimida por los expertos para explicar la brecha digital de las pymes en estas nuevas TIC son los precios.
El coste del dato es una economía de escala, por lo que sale más barato en empresas grandes, que gestionan enormes cantidades de datos.
Ello explica que apenas una de cada diez pequeñas empresas use aplicaciones y almacene o procese datos en la nube, frente a dos de cada tres grandes.
Al analizar los servicios de cloud computing más utilizados hay pocas diferencias en el uso de servicios de correo electrónico por tamaño de la empresa o de aplicaciones informáticas de seguridad. Y menos aún entre las que compran aplicaciones de software financiero o contable.
De nuevo la brecha se amplía al tratarse de datos. Menos del 22% de las pequeñas empresas compra en la nube aplicaciones de software para tratar información sobre clientes. En las grandes compañías el porcentaje se dobla, hasta el 46%.
No obstante, hay que tener en cuenta que, como señala López Blanco, “muchas pymes no saben que ya están utilizando servicios como el cloud computing Como un restaurante a cuya carta se accede mediante un código QR conectado un servidor externo.
El 44% de las empresas de 250 y más trabajadores disponen de dispositivos monitorizados o controlados por internet. En las pequeñas empresas, apenas el 8% utiliza estos mecanismos, conocidos como el internet de las cosas. En las medianas el porcentaje es del 26%.
Para Barbero esta diferencia responde a que las empresas con grandes infraestructuras “obtienen más beneficio económico con estos dispositivos”.
También se observan diferencias en el uso que se hace de estos mecanismos. El 60% de las grandes empresas los emplea para gestionar su consumo de energía y el 75% como sistemas de seguridad en sus instalaciones. En las pequeñas, el 22% y el 56%.
De cada 100 pequeñas empresas sólo una contrata especialistas TIC. De cada 100 empresas con menos de 50 trabajadores, sólo 11 fichan a este tipo de técnicos. En cambio, de cada 100 empresas grandes 70 emplean a expertos en tecnología.
Los expertos ven lógico que haya estas diferencias. “Una empresa grande puede crear su propio departamento con expertos tecnológicos. Una pequeña debe centrarse en su negocio y opta por subcontratar”, señala Barbero.
Pese a ello, las grandes centran sus equipos en cubrir necesidades principales y muchas necesitan acudir también a consultores externos, sobre todo a la hora de desarrollar nuevos proyectos.
Para el presidente de la Comisión de Digitalización de la Cámara de Comercio de España “una pyme no necesita expertos TIC. Lo que es importante es que el empresario y sus empleados sepan usar las herramientas que crean los expertos”.
El tiempo dirá si la brecha que existe en las nuevas TIC se acaba reduciendo, como ha sucedido en los últimos años con otras tecnologías ahora muy implantadas en las pymes.
Pérez Carrega afirma que ya está disminuyendo. “La pandemia ha acelerado esta transformación. Y las empresas que invirtieron en estas tecnologías empiezan a ver resultados positivos”. Además, “las personas de nuevas generaciones que van a dirigir empresas en pocos años son nativas digitales. No conciben el mundo sin la nube”. Y ello “acelerará su implementación”.
Para López Blanco, “si la pequeña y mediana empresa no se digitaliza, va a desaparecer. Acabarán usando esas tecnologías”. En este sentido, el papel de la Cámara de Comercio de España es clave. “Somos el socio del Gobierno a la hora de implantar los programas de reconstrucción y desarrollo para fomentar la digitalización de las pymes. Nuestra capilaridad nos permite llegar a las pymes de toda España”.
Barbero también apuesta porque se reduzca la brecha. “Antes eran proyectos muy costosos, pero ahora hay más proveedores y tecnología más accesible a menor coste. Este tipo de TIC se irán extendiendo ya que pueden ayudar a muchas empresas e incluso a personas individuales”.
Para ello, los gestores se deben convencer de los beneficios de esta nueva digitalización. Y, sobre todo, tienen que conocer qué pueden y qué quieren hacer con la tecnología.