Cuando se habla de qué pueden hacer las empresas para frenar el cambio climático, normalmente se pone el foco en sus procesos productivos. Pero, la descarbonización de su transporte es clave si quieren colgarse la medalla de la sostenibilidad. En esta línea, algunas de las mayores empresas de gran consumo, presentes en todo el mundo, se han comprometido a que sus productos solo viajarán en barcos de emisiones cero para 2040. Entre otras, compañías tan importantes como Amazon, Ikea y la española Inditex, dueña de Zara.
Se les suman Michelin, Patagonia, Unilever (dueña de marcas como Rexona, Frigo, Lipton, Magnum o Dove), Tchibo (una cadena de cafeterías alemana), Brooks Running (ropa deportiva estadounidense) y Frog Bikes (una empresa británica de bicicletas para niños).
Las empresas se han reunido bajo la alianza 'Cargo Owners for Zero Emission Vessels', coZEV por sus siglas en inglés. Con su ambicioso objetivo, busca arrastrar a las navieras, los fabricantes de embarcaciones y las petroleras a apostar por una transición enérgetica del sector. Un proceso que implica millones en inversión y empezar a hacer cambios ya. Desde la adquisición de embarcaciones verdes hasta la producción a gran escala combustibles más sostenibles.
Este movimiento llega pocas semanas después de otra iniciativa promovida por el Foro Marítimo Global. 155 agentes del sector firmaron la 'Llamada a la acción para la descarbonización del transporte marítimo'. El acuerdo incluye a varios puertos de peso internacional, a algunas de las navieras más potentes (Hapag-Lloyd, MSC) y a diversas empresas energéticas (BP, Shell). Su objetivo es descarbonizar el transporte marítimo al completo para 2050.
Otro propuesta reciente es la de la naviera Maersk, la más grande del mundo. A finales de agosto anunciaban la adquisición de ocho barcos que funcionan tanto con carburante convencional como con uno verde, el biometano.
El surgimiento de coZEV coincide también con la inminente reunión sobre el cambio climático de la ONU, que tendrá lugar en Glasgow (Reino Unido) el próximo 31 de octubre al 12 de noviembre. Una conferencia en la que los líderes mundiales revisarán los pasos a seguir para cumplir con los objetivos de emisiones establecido por el Acuerdo de París.
Así, que estas nueves empresas se fijen este objetivo es otro paso gigante. Las más potentes (Amazon, Unilever, Ikea, Inditex y Michelin) facturaron unos 462.000 millones de euros en 2020. "Incluso las empresas más ambiciosas en materia de ecología no habían especificado nada sobre el sector marítimo en sus planes de sostenibilidad hasta ahora", apunta Ingrid Irigoyen del Instituto Aspen, organismo impulsor de coZEV. De hecho, la meta de esta alianza es más "agresiva" que la fijada hasta ahora por los organismos que monitorizan el sector.
Aunque, cabe señalar que estas multinacionales no han firmado ningún documento vinculante que las obligue a cumplir el objetivo de 2040 ante un regulador o ente público. Es más una declaración de intenciones para "empujar" a la acción al resto del sector. Si muestran al mercado su interés en reducir sus emisiones, sus proveedores entenderán el potencial económico detrás de estas inversiones. También piden la implicación de los legisladores regionales, nacionales e internacionales en este proceso.
Además, si los objetivos se fijan para dentro de dos décadas, estos cambios se deben empezar ya. La vida útil de un carguero ronda los 25 años, con lo que hay que construir instalaciones y embarcaciones nuevas. "Se necesita un suministro constante de carburantes sin carbono y barcos preparados para biocombustibles. Esos proyectos necesitan financiación. La base de todo esto es la demanda de los clientes", apunta Irigoyen.
El compromiso de estas nueve empresas cobra fuerza si se tiene en cuenta la crisis actual de los fletes, con rutas comerciales cuyo precio se ha multiplicado 10 respecto a los gastos prepandémicos. Con esta transición verde, los envíos seguirán subiendo de precio, hasta que estas energías verdes se democraticen y abaraten. Está por ver si Amazon, Ikea o Inditex asumirán el aumento de costes o lo trasladarán a sus productos.
Desde la iniciativa se muestran positivos en que otras compañías se unirán pronto. "Esto nos permitirá impulsar las economías de escala y la innovación y generar confianza entre los inversores de que existe una oportunidad comercial al hacer lo correcto", añade Irigoyen.
Para entender el impacto de este manifiesto, hay que comprender el peso del transporte marítimo en el comercio internacional. Muchas veces, cuando se plantea como las empresas pueden reducir su huella climática en el transporte pensamos en los millones de camiones que circulan por la carretera.
Pero, alrededor del 80% de las mercancías mundiales se mueve por mar. Unos trayectos que representan alrededor del 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, de acuerdo con la Organización Marítima Internacional (IMO, por sus siglas en inglés). Un porcentaje que podría escalar hasta el 10% para 2050, si se continua el uso de combustibles fósiles.
En la descarbonización de los mares, como en la del asfalto, uno de los factores clave son los combustibles usados. Los carburantes cero emisiones son aquellos que no producen o apenas generan gases de efecto invernadero: ni durante su producción ni durante su uso. El amoníaco verde, el biometano o el hidrógeno son algunos de ellos.
Sin embargo, en la actualidad no se dispone de estos combustibles verdes en las cantidades necesarias para operar los miles de cargueros que circulan por los océanos. La seguridad y el impacto en la tierra de algunos de estos carburantes también son un punto a debatir. Además, rediseñar las flotas y producir nuevos combustibles a gran escala, implicaría una inversión de miles de millones. De ahí la reticencia de muchas empresas a invertir si no ven demanda de sus clientes.