Quedarse sin casa y no tener dónde ir al borde de los noventa años. Desde 1984, Paquita vivía en un alquiler de renta antigua en el barrio barcelonés de Sants. En el tercer intento, el desahucio se ha consumado.
El propietario de la vivienda pidió el desahucio por retrasos en los pagos del alquiler. El primero, en mayo del año pasado. Fernanda, la hija con la que convive la anciana, asegura que fue de cuatro días. Los retrasos se repitieron en septiembre porque, según las afectadas, el propietario de la casa dijo que lo que habonasen se destinaría a pagar el lanzamiento. Compartía la vivienda con otras tres personas, su hija Fernanda, el marido de esta y un hijo mayor de edad. De momento, pasarán cinco días en una pensión y en agosto comenzarán a vivir en un piso adaptado en el barrio de la Sagrada Familia.
La Mesa de Emergencia de Cataluña tendrá que buscar una vivienda definitiva para solucionar su caso.