El director general de Minería, Freddy Beltrán, aseguró en declaraciones recogidas por este diario que su departamento pretende explotar este recurso de forma soberana, con su propia tecnología e incluso sus propios recursos.
"El Estado en realidad lo que quiere es tener la planta industrial de carbonato de litio con sus propios recursos. No importa que tengamos que buscar un apoyo financiero, en un banco o en alguna otra entidad", apuntó.
No obstante, Beltrán reconoció que su país necesita socios para la provisión de los equipos tecnológicos necesarios para la industrialización de este metal.
"Necesitamos la tecnología para fabricar baterías y nosotros estamos atrasados años luz en esto, es por eso que necesitamos un socio", aseguró el funcionario.
El litio boliviano se halla en el Salar de Uyuni, que tiene una superficie de 10.000 kilómetros cuadrados, una profundidad de hasta 220 metros y que se ubica en la región andina de Potosí.
En este inmenso desierto de sal se encuentran, según el Gobierno boliviano, las mayores reservas mundiales de litio, metal necesario para fabricar baterías para los vehículos eléctricos.
El Estado boliviano ha construido en Uyuni una pequeña planta piloto para producir carbonato de litio en pequeñas cantidades, con el propósito de adquirir experiencia en la industria para luego ingresar a una fase de industrialización del metal.
La compañía francesa Bolloré y la surcoreana LG han manifestado su interés por la explotación de este metal, así como las japonesas Sumitomo y Mitsubishi, que están investigando diversas áreas de la explotación del metal.
El presidente Evo Morales ha insistido en reiteradas ocasiones que no concederá a ninguna empresa el monopolio del litio y que exigirá que el Estado tenga una participación mayoritaria en los ingresos del negocio para alcanzar un acuerdo de sociedad.