¿Se ha convertido el fenómeno de la ocupación en un problema sin solución en España? Lo cierto es que cada vez son más los casos que tanto particulares como empresas tienen que hacer frente.
De hecho, el 77% de la población ya lo considera un problema social de primer orden según datos del estudio 'Los españoles ante la okupación de la vivienda en España. Opinión, preocupaciones y propuestas', elaborado por Línea Directa Aseguradora.
La falta de una respuesta ágil por parte de las autoridades y la complejidad del marco legal actual han permitido que este problema se expanda y se diversifique. Y es que, no todos los okupas son iguales ni tienen las mismas motivaciones, y es importante que los propietarios que los sufren conozcan cada situación y actuar en consecuencia.
Un grupo considerable de okupas está conformado por personas en situación de vulnerabilidad que recurren a la okupación como única alternativa para tener un techo donde vivir.
Estas personas suelen entrar en viviendas vacías, muchas veces abandonadas, y las utilizan como residencia a largo plazo. En estos casos, la vía más efectiva para recuperar la vivienda suele ser el desalojo judicial, aunque en ocasiones también es posible llegar a acuerdos con servicios sociales para ofrecer soluciones habitacionales.
Otro grupo muy distinto es el de las mafias organizadas que se dedican a la okupación con fines lucrativos. Estas redes detectan viviendas vacías, entran en ellas y posteriormente las alquilan a terceros sin derecho legítimo sobre la propiedad.
Este tipo de okupación es especialmente compleja porque las mafias suelen actuar con rapidez y utilizando documentos fraudulentos. Para combatir este problema, es crucial denunciar de inmediato, recopilar pruebas y contar con asistencia legal especializada para acelerar el proceso de desalojo.
Una modalidad que ha crecido en los últimos años es la de los inquiokupas, es decir, inquilinos que ingresan a una vivienda mediante un contrato de alquiler legítimo, pero dejan de pagar y se niegan a abandonar el inmueble.
Este tipo de okupación es particularmente difícil de gestionar, ya que requiere un proceso legal para la resolución del contrato y el desalojo por impago. Los propietarios pueden protegerse de esta situación realizando un análisis exhaustivo de los inquilinos antes de alquilar, solicitando garantías adicionales y estableciendo cláusulas específicas en los contratos.
En muchas ocasiones, las viviendas okupadas no son el domicilio habitual de los propietarios, sino segundas residencias que permanecen vacías durante largos periodos. Los okupas aprovechan esta ausencia para entrar en los inmuebles y establecerse en ellos.
La mejor forma de evitar este tipo de okupación es contar con medidas de seguridad adecuadas, como alarmas y vigilancia, además de realizar visitas periódicas para asegurarse de que la propiedad está en buen estado.
Para enfrentar la okupación, es fundamental conocer los recursos legales disponibles y actuar con rapidez. En el caso de usurpación de inmuebles, es posible presentar una denuncia por la vía penal, aunque en la práctica el proceso judicial puede alargarse. En cambio, cuando se trata de allanamiento de morada, las autoridades pueden actuar de manera inmediata y proceder al desalojo sin necesidad de esperar una resolución judicial.
Las empresas de desokupación han ganado notoriedad en los últimos años por ofrecer soluciones más rápidas y efectivas. Aunque su actividad se encuentra en un área legal difusa, muchas de ellas operan mediante estrategias de negociación y mediación para lograr la salida de los okupas sin recurrir a la violencia ni a prácticas ilegales.
La mejor manera de evitar la okupación es la prevención. Instalar cerraduras de seguridad, alarmas y cámaras de vigilancia puede disuadir a posibles okupas. También es recomendable mantener una presencia regular en la vivienda, especialmente si se trata de una segunda residencia. En el caso de propiedades en alquiler, es importante realizar un proceso riguroso de selección de inquilinos y contar con asesoría legal para redactar contratos sólidos.
Otra medida eficaz es la inscripción de la propiedad en el Registro de la Propiedad, ya que esto facilita los procedimientos legales en caso de okupación. Además, algunos seguros ofrecen coberturas específicas contra la okupación, cubriendo gastos legales y posibles daños en la vivienda.
Pero qué duda cabe que el actual marco legal actual presenta importantes lagunas que dificultan la acción rápida ante casos de okupación. Y parece que, de momento, nada va a cambiar.
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