La inmigración es una necesidad urgente para Japón y no solo para Europa. El país asiático está buscando trabajadores extranjeros para sus fábricas, su agricultura, la construcción, el cuidado de mayores y otra docena de sectores, en la que necesitan mano de obra. Así aparece en la web del Ministerio de Exteriores nipón, donde hay información dirigida a captar desde taxistas a camioneros, vengan de dónde vengan.
El Gobierno de Japón ha creado un nuevo estatus jurídico, el de "'trabajadores extranjeros con habilidades específicas", para encuadrar a los inmigrantes que busquen un empleo en el país asiático, que vive un declive demográfico desde 2020.
El número de nacimientos en Japón en 2023 fue de 729.637, un mínimo histórico por octavo año consecutivo, mientras el número de fallecimientos vuelve a superar el de nacimientos, por decimosexto año consecutivo hasta los 850.360.
Con estas cifras, Japón se enfrenta a la escasez de trabajadores para uno de los países más industrializados del mundo y buscan atraer inmigrantes para cubrir puestos en 16 sectores de la economía nipona.
Estos son: limpiadores, cuidadores de personas mayores, trabajadores para la industria mecánica y electrónica; pescadores, ingenieros civiles, industria de la construcción de edificios, taxistas, conductores de camiones y autobuses, agricultores y una larga lista que abarca una franja amplia desde puestos más cualificados a los de menos exigencias.
Todos los trabajadores inmigrantes que quieran optar por un puesto en Japón deben cumplir unos requisitos básicos: tener un nivel básico del idioma japonés; deben demostrar sus habilidades en un examen adecuado al puesto a cubrir.
También estar dispuesto a permanecer al menos cinco años, tiempo por el que se les otorga el visado sin familiares. Esto último tiene algunas opciones para el cónyuge del trabajador emigrante y dependiendo del estatus del visado de residencia otorgado por las autoridades.
The New York Times ha publicado un reportaje sobre el tema de los trabajadores inmigrantes, que al principio ha desconcertado a los habitantes de las zonas rurales, pero que los empresarios definen como una cuestión de "supervivencia".
La empresa Hizatsuki Confectionery lo ha dejado claro: "Para poder alimentar al pueblo japonés, necesitamos poder sobrevivir. Y para poder sobrevivir, necesitamos aceptar trabajadores extranjeros’”.
Hizatsuki, que fabrica galletas de arroz, ha comenzado a utilizar un traductor en la fábrica de la empresa para poder comunicarse directamente con sus empleados extranjeros. También tiene previsto el aumento de los salarios básicos de sus trabajadores extranjeros y japoneses en la misma cantidad cada año.
Hizatsuki estima que en la próxima generación, aproximadamente la mitad de los empleados del fabricante de snacks deberán ser trabajadores extranjeros.
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