Es una tendencia que ha llegado para quedarse, cada vez se consume más vino blanco. Hay un nuevo consumidor más joven que se suma al habitual y ya exigente, que valora cada vez más el aumento de calidad de los caldos blancos. Y no sólo en España, también fuera de nuestras fronteras.
Los datos hablan, en los últimos diez años, los ingresos por exportaciones de vino blanco han crecido un 40%. En la Denominación de Origen de Rueda es algo que llevan haciendo ya mucho tiempo, el vino blanco y la variedad de uva verdejo son distintivos de calidad.
La extensión de viñas ha aumentado a buen ritmo, pero sigue siendo una Denominación pequeña que, además, se caracteriza por exigir a sus viticultores un rendimiento tope por hectárea de 10.000 kilos, porque es una garantía de buena materia prima.
El suelo, la climatología y el buen hacer, ponen el resto. Bodegas subterráneas, donde se fermentan los blancos, en barrica, pero también en ánforas o huevos de hormigón.
Fermentación lenta, a veces incluso de un año, con levaduras indígenas, con lo que se logran vinos singulares. Desde la Asociación de Viticultores de la D.O Rueda explican que ahora hay un exceso de oferta que tira a la baja el precio de la uva y que habrá que ir ajustando en el mercado.
Defienden su manera de hacer y esa combinación que tiene la D.O. Rueda, que aúna grandes grupos bodegueros, que ayudan a la exportación, con pequeños viticultores y bodegas que dejan la riqueza en el terreno y asientan población.
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