El impacto de la crisis del Mar Rojo en las empresas: de Tesla a Michelín

La crisis desatada en el Mar Rojo, con Estados Unidos y Reino Unido, --apoyados por Australia, Bahréin, Canadá y Países Bajos--, bombardeando posiciones de los hutíes en Yemen por sus ataques contra embarcaciones en la que es una ruta comercial clave, ya está teniendo importantes y significativas consecuencias económicas.

Los efectos del bloqueo en el Mar Rojo son cada vez mayores y cada vez afecta a más empresas. Ente ellas, por ejemplo, Tesla, cuya sede en Berlín ha tenido que parar su actividad porque ya le faltan suministros de componentes que llegaban desde Asia; un duro golpe para la compañía liderada por Elon Musk porque en esa factoría produce su vehículo eléctrico más vendido.

No obstante, también hay problemas en plantas españolas de otras empresas como la de Michelín en Vitoria, que va a parar los fines de semana desde mañana mismo.

Pararán este fin de semana y también lo harán el próximo, durante los días 20 y 21 de enero, mientras respecto a los siguientes reina la incertidumbre, porque dependerá de si se normaliza el suministro de caucho, que es la materia prima principal para la fabricación de ruedas.

De momento, este fin de semana, en la planta de Vitoria, que es la más grande de la multinacional en España, se van a dejar de producir 45.000 neumáticos para turismos, 280 toneladas de rueda para ingeniería civil y otras 1.000 toneladas de goma para mezclar.

La crisis del Mar Rojo afecta prácticamente a todas las empresas que importan o exportan a Asia

El sector de la automoción, igualmente, no es el único afectado en esta crisis del Mar Rojo. Prácticamente todas las empresas que importan o exportan a Asia están afectadas, ya sea por retrasos en la entrega de contenedores, sobrecostes o ambas cosas.

A algunas empresas, como nos cuentan en una compañía de muebles de cocina, traer la mercancía le va a costar hasta un 200% más: “Realmente son precios abusivos, que no llegan a lo que tuvimos en pandemia pero que, evidentemente, es un gran problema”, denuncian desde Plastimodul.

Las empresas afectadas denuncian el abuso de las navieras, de las que dependen totalmente porque traer las mercancías por avión resulta ruinoso: “Ellos lo que quieren es llenar los barcos. Y para llenar el barco, al final, va casi como al mejor postor. Hace que los precios se incrementen, y al final se incrementa lo que ellos deciden”, señala Miguel Ángel Ibáñez, director de operaciones de Ebir Iluminación.

La mayoría asegura que están asumiendo ese sobrecoste, pero si se alarga la situación acabarán repercutiéndolo, aunque no todos pueden, como en el caso del fabricante textil hospitalario Grupo Emilio Carreño, que trabaja con las autonomías: “Tenemos los precios fijados por licitación. Entonces, este incremento no se lo podemos repercutir a nadie, tenemos que asumirlo nosotros”, señala Sara Serrano ante nuestras cámaras.

El tiempo, además, juega en contra, porque en febrero, con la celebración del Año Nuevo, China cierra por vacaciones.

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