Tras siete semanas de subidas consecutivas los precios de los carburantes en España se sitúan ya en precios muy parecidos a los que marcaban hace un año, cuando los mercados de derivados petrolíferos acusaban las fuertes tensiones provocadas por la invasión rusa de Ucrania.
La gasolina, que se ha incrementado un 7,4% desde julio, alcanza los 1,709 euros por litro en los surtidores, según los últimos datos semanales del Boletín Petrolero de la Unión Europea. Este precio supone que los consumidores están pagando el combustible más caro que en agosto de 2022, cuando se situaba en los 1,787, ya que entonces estaba en vigor la bonificación de 20 céntimos por litro. Esta ayuda se mantiene actualmente solo para los profesionales del transporte y con un importe más reducido.
La subida que ha experimentado el gasóleo en estos meses de verano ha sido aún mayor. Se ha encarecido un 11,4% y marca los 1,601 euros por litro. En este caso, la diferencia con el precio de la misma semana del pasado año es todavía de 21 céntimos a la baja.
Las subidas, algo más pronunciadas que las que se han registrado en la Unión Europea (donde el diésel se ha encarecido un 9,5% y la gasolina lo ha hecho un 5%) se enmarcan en un contexto de ascenso de los precios de los productos derivados del petróleo, que arrancó a finales de junio.
“El incremento generalizado está motivado por un cumplimiento más estricto de los recortes de producción anunciados por la OPEP, unido a una reducción unilateral de Arabia Saudí, junto a una demanda que ya ha sido calificada como récord por la Agencia Internacional de la Energía”, explican desde la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos.
A comienzos del pasado junio la OPEP+, los mayores productores de petróleo del mundo, acordaban mantener hasta 2024 el recorte de la producción de 3,6 millones de barriles al día que se había fijado en abril (tras un ajuste previo realizado en octubre de 2022).
La asociación, en la que también se encuentra Rusia, esperaba hacer remontar así el precio del crudo que había caído un 50% desde los máximos alcanzados tras la invasión de Ucrania. Posteriormente, Arabia Saudí anunciaba un recorte adicional voluntario de un millón de barriles diarios que entraba en vigor en julio y que se ha prorrogado hasta el mes de septiembre.
Esta reducción del suministro de crudo es lo que explica, por el lado de la oferta, la evolución del precio del petróleo en los meses de verano. Desde comienzos de julio, el crudo Brent, de referencia en Europa, ha registrado un incremento del 13%, pasando de los 74 dólares por barril al entorno de los 84.
Por lo que respecta a la demanda, esta ha logrado mantener la fortaleza a pesar de la incertidumbre económica provocada por factores como la guerra de Ucrania, la elevada inflación y las subidas de los tipos ejecutadas por los bancos centrales para tratar de contener la subida de los precios.
Así lo aseguraba hace semanas la Agencia Internacional de la Energía que constataba un nuevo récord de la demanda mundial de petróleo en junio de 103 millones de barriles diarios como consecuencia de la reactivación de los viajes aéreos y del consumo de China. El organismo, además, advertía otro posible pico de demanda durante este mes de agosto.
“Desde principios de año se esperaba una subida de los precios del petróleo a partir de junio por una esperada recuperación de la economía china, y a pesar de que esta no se ha terminado de materializar en la medida en que se esperaba, sí ha empujado los precios al alza”, señala Natalia Collado, economista de EsadeEcPol.
Un aumento, matiza, que no ha llegado a permitir al crudo alcanzar el nivel de los 100 euros que muchos analistas pronosticaban que alcanzara el crudo a lo largo de este año.
La subida de los precios del petróleo y, con ella, de los carburantes, ha coincidido con el periodo estival, en el que de forma global se produce un aumento del consumo de combustibles por el incremento de la movilidad, pero los expertos consideran que no hay ninguna señal de que pasados estos meses puedan producirse descensos en los surtidores.
“En invierno hay menor demanda y se pueden producir caídas, pero serán muy limitadas. Y tendremos que estar todo el tiempo mirando al desempeño de la economía china para determinar la evolución de los precios, que dependen también de las expectativas. Lo más precavido es pensar que en el futuro cercano nos podemos mantener en estos niveles, sin esperar grandes reducciones”, pronostica Collado.
Coincide en la previsión José Antonio Berenguer, de la Consultoría Fuel MC, asesora de la Confederación Española de Estaciones de Servicio (CEEES), que advierte de que los consumidores deben acostumbrarse a los niveles de precios actuales y no descarta que se produzcan nuevas subidas en los próximos meses. “Con los indicios que tenemos esperamos que los precios mantengan una tendencia alcista hasta finales de año, a no ser que aparezcan nuevas crisis inesperadas en el horizonte. Y es que, creemos que, a pesar de la incertidumbre que aún persiste, la marcha de la economía va a ser más positiva de lo que se esperaba hasta ahora”, valora.
La evolución de la economía marcará, reitera la socia directora de AFI, María Romero, la dirección de los precios del crudo y los carburantes, pero considera que los últimos indicadores conocidos esta semana, que apuntaban a una contracción del PIB de la eurozona en el tercer trimestre, pueden condicionar su tendencia. "Lo que estamos contemplando es una moderación de la demanda, y por lo tanto, una moderación del precio. Los mercados reflejan que los precios se estabilizan en este nivel"