Visualizarse en una tumbona junto a una piscina para descansar en las vacaciones puede resultar algo menos relajante si se piensa en hacerlo al lado de un grupo de pequeños jugando alegremente. Así que garantizar una estancia con mayor tranquilidad puede ser uno de los motivos para optar por un hotel solo para adultos. Un segmento de establecimientos que llegó a España hace apenas 15 años y que no ha dejado de crecer desde entonces.
Según datos de la plataforma de reservas Destinia, las estancias en este tipo de hoteles dirigidos solo a los mayores suponen ya hasta el 3% del total.
“La primera vez que lo elegimos lo hicimos porque nos apetecía pasar unos días en un ambiente tranquilo y sosegado, sin estar escuchando en las zonas comunes los gritos de decenas de niños y niñas”, recuerda Carolina, clienta de uno de estos apartahoteles ‘Only Adults’, que habla de esa experiencia como “muy positiva y recomendable". Y asegura que lo es no solo para las personas que no tienen hijos (como es su caso), sino también para quienes teniéndolos quieren pasar unos días de “solteros”. “Desde entonces, en nuestras vacaciones intentamos reservar en complejos donde se ofrezca esta opción", añade.
Esta oferta turística restringida a los adultos surgió y se popularizó en los años 70 en los grandes complejos turísticos del Caribe, pero su desarrollo ha sido imparable y ha experimentado un nuevo impulso tras la pandemia.
En España, la mayor parte de los alojamientos de estas características se encuentran en las islas. En Ibiza, hasta el 20% de los establecimientos se enmarcan ya entre los que buscan solo una clientela adulta. En el caso de Menorca el porcentaje se sitúa en el 14%; en Lanzarote llega al 11%; y en Fuerteventura o Gran Canaria suponen el 8% de los hoteles. En la península, la provincia con una mayor oferta solo para adultos es Girona, donde alcanzan el 5% del total.
En países de nuestro entorno, como Alemania, Francia o Italia éste tipo de hoteles suponen alrededor del 1%, según las estimaciones de Destinia.
El reclamo diferencial de estos establecimientos no se limita solo a presentar unas vacaciones tranquilas, lejos del bullicio propio de los niños, sino que suelen ofrecer también una mayor atención a la propuesta gastronómica, tratamientos de cuidado corporal o actividades de entretenimiento orientadas a los mayores.
Una oferta turística que está focalizada a los jóvenes a partir de 30 años, pero que se dirige, especialmente, los mayores de 45, ya que con el aumento de la edad de los clientes lo hace también su capacidad adquisitiva.
“La estancia en estos alojamientos es más cara de lo normal, porque buscan más lujo, calidez y experiencias, y no les importa pagar más", explica Pablo Díaz, profesor de turismo de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Esto es, señala, lo que motiva también la apuesta de los hoteleros por estos establecimientos en un sector que está en continuo dinamismo.
Incluir la consideración ‘Only Adults’ junto al nombre del establecimiento o señalarlo en las primeras líneas sobre la información del hotel son algunas de las estrategias que estos alojamientos utilizan para determinar a sus clientes objetivos y desincentivar la llegada de menores. Se emplean estas medidas publicitarias y de marketing para disuadir a las familias de contratar estancias ya que legalmente no puede establecerse una prohibición para los más pequeños ya que se incurriría en una discriminación inconstitucional por razón de edad.
“Lo normal, para no incurrir en dicho acto discriminatorio, es que se haga referencia a otras causas que puedan justificar ese traslado en el caso de haber contratado un alojamiento con menores, aderezadas con otros argumentos que hagan para la familia más atractivo el hotel al que van a ser trasladados que aquel en el que hicieron la reserva", señala Jorge Fernández, profesor colaborador de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC.
Por su parte, desde la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT) defienden que sea el empresario quien libremente elija el segmento de mercado al que se quiere dirigir. “Hay que entender que hay personas que quieren estar sin niños a su alrededor durante su estancia en un hotel y hay que permitir que sea el hotelero el que, si decide que ese es el público al que va dirigido, opte por no tener servicios para los menores, como bufés infantiles, zonas de animación, o medidas especiales de seguridad”, señala Ramón Estalella, secretario general de la organización hotelera.
El responsable de CEHAT insiste en la importancia de que los establecimientos puedan presentar una propuesta diferenciada para públicos distintos y señala que serán los resultados empresariales y la buena o mala marcha de los negocio los que demostrarán si la alternativa solo para adultos es una opción viable. "Defendemos la libertad del empresario para que elija el público que él prefiera y que el cliente pueda conocer con transparencia para elegir el lugar donde quiere pasar sus vacaciones".