La deuda pública española volvió a marcar un nuevo récord histórico en mayo al superar los 1,54 billones de euros. La montaña de lo que debe la Administración Central, las Comunidades Autónomas, Ayuntamientos y Seguridad Social crece a un ritmo de casi el seis por ciento en el último año. Es precisamente este indicador uno de los más utilizados por el Partido Popular en esta campaña para afear al presidente Pedro Sánchez esa afirmación de: "la economía va como una moto".
Los populares aseguran una y otra vez que les preocupa mucho la deuda y suelen hablar en términos absolutos. "Con ustedes la deuda ha aumentado en 200 millones de euros al día", le reprochaba Alberto Núñez Feijóo a Pedro Sánchez durante el cara a cara. El cálculo es correcto. Sin embargo, el análisis no es completo si se olvidan dos factores. Para empezar, el contexto.
La deuda se disparó por la pandemia. Fue el covid el que trastocó los planes del Ejecutivo para esta variable. Lo mismo ocurrió en la crisis financiera e inmobiliaria que arrancó en 2008. En ese caso el crecimiento fue muy superior y mucho más duradero en el tiempo hasta estabilizarse. En 2019 la deuda representaba el 98% del PIB español e iba descendiendo poco a poco. El hundimiento económico que se registró --no visto desde la Guerra Civil-- elevó este nivel hasta un máximo del 126% del PIB en tan solo dos años. El Ejecutivo se endeudó para cubrir la caída de la actividad y proteger a las empresas y trabajadores (ERTEs, cierre de autónomos, cotizaciones sociales, prestaciones por desempleo, ayudas directas...).
Y el segundo factor que suele omitir la oposición es la cuestión relativa. Estas cifras, para realmente entenderlas, hay que medirlas respecto al tamaño de la economía. España debe 1,54 billones de euros, lo que supone un 113% de su PIB. Así se puede analizar si nos va bien o mal. Si solo nos quedáramos con el número absoluto de los millones, resulta que estamos mucho peor que Grecia... pero mejor que Alemania: ¡ellos deben 2,56 billones de euros! Y si dividimos por habitantes casi saldríamos al mismo nivel de deuda: alemanes, 30.000 euros por cabeza y españoles, 31.000 euros cada uno. Es otro cálculo que le gusta lanzar al PP. Estas conclusiones serían incorrectas. El tamaño, importa.
Tiene razón la oposición cuando le recuerda a Sánchez que España se ha convertido en el país de la UE que más ha incrementado su deuda pública. En este caso, Feijóo sí que habla en términos relativos. Tiene razón, pero sigue sin recordar el contexto.
Hoy la deuda es quince puntos porcentuales superior a la que teníamos en el año 2019. Hoy es el 113% del PIB y hace cuatro años era el 98% del PIB. Somos el país que más terreno tiene que retroceder para situarse en niveles prepandemia. En la media de la UE esa diferencia es de seis puntos, menos de la mitad.
España fue la economía que más sufrió por la pandemia y que más ha tardado en recuperarse del golpe --aquí, en la recuperación puede surgir un debate de si hemos tardado más o menos por las políticas del Gobierno--. Pero lo que sí es un hecho incontestable (como les gusta decir a los políticos) es que el país donde más ha subido la deuda es el mismo país que mayor caída del PIB registró en 2020.
Tampoco somos el país más endeudado de Europa: Grecia tiene un 171% del PIB de deuda pública e Italia un 144%.
A pesar de las cifras y de liderar algunos de los rankings europeos, al Gobierno le gusta destacar la senda de corrección. En el último año el nivel ha caído cinco puntos: del 118% del PIB al 113%, lo nunca visto en la historia reciente de España, destaca la vicepresidenta económica cada vez que puede. La proyección es que siga esta tendencia incluso mejor de lo esperado: estaremos por debajo del 110% del PIB en 2024, un año antes de lo previsto, según las últimas previsiones del Ejecutivo remitidas a Bruselas.
Pero en esta visión más optimista, el Gobierno se olvida de mencionar también dos factores. El primero es el mismo que en el caso de la oposición: el contexto.
Un reciente análisis de la Autoridad fiscal independiente (AIReF) le ponía cifras a este contexto. ¿Cuáles habían sido los motores más potentes en la reciente evolución de la deuda pública española?
En la medida en la que el avance de la economía y de los precios se estabilicen en cifras más normales, su recorrido para impactar en la reducción de la deuda se agota. Porque en el lado contrario tenemos:
La todavía elevada deuda pública es una debilidad de la economía española. Una montaña que si no se reduce nos vuelve más vulnerables de cara a una próxima crisis, según destacan muchos expertos. Por este motivo, tanto la AIReF como el Banco de España hablan de la necesidad de diseñar un plan de ajuste. Si no se hace nada, nos quedaremos instalados en unos niveles preocupantes que volverían a subir por las dinámicas del envejecimiento de la población (escenarios 1 y 2 del gráfico). Si se adoptan medidas, nuestro país podría volver a los niveles prepandemia en el año 2034 (escenarios 3 y 4). Dentro de diez años. La cosa va lenta.
Estos escenarios son ejercicios de previsiones, es decir, pueden equivocarse. Lo que no es cuestionable es que en 2024 la UE descolgará definitivamente el cartel de "crisis" y volverá a aplicar reglas a sus estados miembros. Los criterios se tienen que definir, pero España no se escapará del ajuste con una deuda pública por encima del 100%. Cómo y en qué consiste ese ajuste será tarea del próximo Gobierno que salga de las urnas.