La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ha cerrado el asunto sobre la polémica relacionada con los peajes en las autovías españolas. “El tema ha quedado zanjado, no hay tema”, ha respondido tras asegurar que el Gobierno está “renegociando” los términos recogidos en el Plan de Estabilidad de Bruselas. Ahí el Ejecutivo se comprometió a crear un modelo de peajes que ayudase a la sostenibilidad y mantenimiento de las carreteras. Pero ahora el Gobierno tiene intenciones de sanear las cuentas sin utilizar este método. La ministra ha explicado que el Gobierno planteará un sistema a la Comisión “de acuerdo a nuestro compromiso” pero que “aún no está definido porque queda tiempo para hacerlo”.
“Es verdad que en un primer momento barajábamos esa opción (de los peajes), pero vimos que es inviable porque no se da el consenso político ni las condiciones”, asegura Sánchez. Unas afirmaciones que llegan después de que el tema saliese en el debate entre Feijóo y Pedro Sánchez y tras las declaraciones de Pere Navarro, el director general de Tráfico, en TV3. en las que dejaba claro que Bruselas sí pedía peajes aunque luego rectificíó.
El Gobierno necesita plantear un modelo de financiación que asegure la viabilidad económica del sistema y cumpla con el compromiso de Bruselas. La ministra destacó que el actual sistema- que se carga a los Presupuestos Generales del Estado- “no tiene sentido” y es diferente al que se utilizan en otros países de Europa. Sánchez también resaltó que este tema está rodeado de “mucho oportunismo político” y recuerda que su Gobierno ha liberado 1.000 kilómetros de autopistas. Esto supone un ahorro de 1.400 millones de euros a los conductores españoles.
El Plan de Recuperación estableció la necesidad de “desarrollar un sistema de pago, por uso de la red de vías de alta capacidad, que permita cubrir los costes de mantenimiento e integrar las externalidades negativas del transporte por carretera, como sucede en el resto de las infraestructuras”. El objetivo es cubrir los gastos que supone mantener los 26.466 kilómetros de carreteras, de las cuales, unos 12.000 kilómetros son de alta capacidad. Es decir, que cuestan más de 20.000 millones de euros al año.